Teatro de ensueño

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Jones suspiró, contento y tranquilo, e ingresó al hotel a pasos lentos, sintiéndose levitar en medio de su éxtasis y felicidad.

Porque extrañamente se sentía feliz. Jodida e increíblemente feliz.

Al caminar no pudo evitar formar una sonrisa encantadora y recordar lo que había pasado minutos atrás en el auto. Había sido genial, pasaron un tiempo ameno juntos y Alfred se dio cuenta que México podía ser muchas cosas pero menos un chico mal agradecido o grosero.

Pensando en todo lo que llego a decir contra el mexicano llegó a la conclusión de que debía disculparse con él después de tanto.

Tantos años, tantas disputas que solo involucraban a sus países, no ha ellos como personas.

Tenía tantas cosas que hacer, que mejorar de ahora en adelante y decidió que era buena idea empezar con el idioma porque, en su mente, se veía genial la idea de cantar a dueto una canción en español, que pudieran hablar con la facilidad con la que hablaban en inglés y mucho más.

Era un paso para estar más unidos.

Aunque, en el fondo, Alfred no sabía porque quería estar más unido a México.

Sin más, Alfred tomo el elevador y subió hasta su piso, ansioso de darse un buen baño pues sentía que el calor de la ciudad y el sudor no hacían un buen conjunto en su cuerpo.

De hecho, y con vergüenza, se dio cuenta que su aroma no era el mejor en ese momento. Maldijo el clima tan malditamente caliente y bajó del elevador camino a su habitación, ensimismado en sus pensamientos acerca de oler bien para México que no notó a dos naciones que doblaban en la esquina del pasillo, haciendo que Alfred chocara con uno de ellos.

- Disculpa, no te vi – se excusó de inmediato el estadounidense apenas notando a quien había golpeado.

- Si, claro, lo que digas – menciono con tono cansino la nación de Chile que, en compañía de Argentina, caminaba rumbo a la recepción. Ambas naciones se veían ya bañadas y perfumadas, listas para ir a algún lugar elegante

- ¿ya desde tan temprano están arreglados para la función? – Alfred los veía algo confundido. Si sus cuentas no estaban mal aun faltaban como dos horas.

- ¿te importa? – la nación argentina contestó de forma cortante dejando al de lentes impactado por tal contestación.

Argentina rodó los ojos y tomo de la mano a Chile.

- Vamos, no hay nada que hacer aquí.

Pero Alfred tuvo una idea al escuchar que se hablaban en español.

- ¡Quiero que me enseñen su idioma! – exclamó de manera potente atrayendo la atención de los otros dos – Quiero expresarme correctamente con México y con todos ustedes y para hacerlo quiero hacerlo en español.

Manuel movía sus labios en busca de alguna respuesta mientras que Francisco solo abría los ojos.

- ¿Por qué no se lo pides a México?

- Quiero que sea una sorpresa para él...

Los latinos no se veían confiados ante las palabras del otro. Y es que no podían...muchos años de promesas rotas, de intervenciones y daños causados por el pueblo norte americano para decir "si" sin más miramientos.

- ¿Por qué? ¿Por qué ahora después de tanto tiempo? – Preguntó Chile sin creerlo aún.

- Hay tanto que he hecho mal con ustedes y en especial con él que quiero remediarlo de alguna forma...nunca es tan tarde, creo.

KNOW YOU BY YOUR HISTORY [UsaMex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora