Cosas inevitables.

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"Soy el hijo menor de Julius Novachrono y Marx Francois" esas eran el tipo de frases que nadie podría olvidar aunque quisieran; tal como le sucedió a todo aquel que se encontraba presente en la clase del pequeño de ojos verdes. Pues, aún después de que el profesor pidiese un momento para salir [posiblemente a tomar un respiro y convencerse de que no estaba soñando] todos los demás o se encontraban en su mundo ideal donde volvían al de grisáceos cabellos su amigo y lo manipulaban obteniendo un gran poder o definitivamente estaban flotando más allá de la novena nube ante tal afirmación; los únicos en sus cinco sentidos eran aquellos que hace poco tiempo se habían convertido en sus amigos, y a pesar de ello también se encontraban un poco.... ¿Densos? ¡Si, eso era! Pero Asta parecía no percibir el lenguaje en el ambiente, llamando la atención del cuarteto a su lado e incluso uno que otro quien al escucharlo hablar agudizara sus sentidos en un intento por averiguar más.

—Oi, chicos.... ¿Qué está pasando? –El menor parecía estar realmente confundido. Por lo que los aludidos se apegaron a la razón, volviendo en si y mirando al menor como si no fuera algo demasiado obvio de cualquier modo. Aún así el menor de los Vermillion dio un rápido vistazo a todos los demás alumnos que en su mayoría eran alfas.

Estaba seguro que desde ese momento al peli gris no le faltarían invitaciones para salir y tomar algo en algún momento. Eso de algún modo le causó un gran sentimiento de molestia, logrando que las desvergonzadas y perspicaces miradas ajenas, notaran el cambio a partir su afilada mirada; optando por apartarse y aparentar que nada pasaba.

Por su parte el de cabellos naranjas lanzó una fugaz pero significativa mirada a sus amigos, quienes al acto comprendieron y con una sonrisa se dirigieron al de bonitos ojos.

—Hey, Asta-kun ¿no crees que deberíamos ir por algo para picar mientras el profesor no está? –Le cuestionó Magna señalando a Luck quien parecía excepcionalmente hambriento en ese momento; pues, incluso mordía la orilla de un pupitre.

—O-oh... Claro, ¡vamos! Además quería preguntarles algunas cosas..–Los demás asintieron con una pequeña sonrisa de complemento, llevándoselo de ahí. Mientras Leo iba a sus espaldas como si de un león enjaulado se tratara; miraba a todos con un profundo recelo que solo indicaba que debían tener cuidado al momento de tratar de acercarse.

Pronto se encontraron los cinco jóvenes caminando por los desiertos pasillos de la universidad. Dado que todos los estudiantes se encontraban dentro de sus aulas debido aun nuevo modelo de educación implementado por el gobierno japonés para tener un mayor control sobre los aprendizajes adquiridos y las conexiones sociales entre los alumnos; no fue muy complicado pasar desapercibidos y que la cafetería los recibiera completamente vacía y lista para ser el lugar donde una importante conversación tendría momento.

A pesar de que hasta su llegada a la cafetería el ambiente se había tornado extrañamente serio, en ese momento todos parecían volver a ser los mismos chicos alborotadores que una hora atrás le habían llamado... El novio de Leo. El peligris se obligó a dejar aquel incidente de lado y prestar atención a la platica de sus nuevos amigos al escuchar su nombre salir de los labios de alguno de ellos.

Aunque a los pocos segundos se daría cuenta de que era Leopold quien lo llamaba.

—Asta.... ¿Estás bien? –Su voz se notaba teñida de un ligero toque de preocupación; por lo que alarmado de haber creado un malentendido, agitó sus manos de un lado a otro, negando cualquier inconveniente.

—S-si, solo... Solo estaba pensando en las cosas que...–Su rostro se volvió ligeramente rojo al recordar su último pensamiento antes de ser llamado por el de azules ojos.

—¿Te sientes mal, Asta-kun? –Luck, quien comía gustosamente un pedazo de pan lo dejó de lado para poder llevar su mano derecha a la frente del chico de grandes ojos. —No pareces tener fiebre.... Pero deberías ir a la enfermería si tienes tiempo, los dormitorios están muy lejos si decides regresar luego.

—¡N-no! No es eso... Yo...–El de grises cabellos no sabía que decir o como darse a explicar en ese momento. Por lo que, Leo tuvo que intervenir.

—Lo te preocupes, Luck-kun. Yo me asegurare de que vaya en cuanto tenga un momento libre. ¡Es más! ¿Por que no van todos a escoger algunos bocadillos deliciosos?, ¡yo invito! –Todos parecieron entender la indirecta del segundo más alto [Menos Asta, claro está] al desear un momento a solas con el de pequeña estatura, y ansiosos por la oferta asintieron, retirándose mientras prometían llevar algo para ellos también.  Una vez estuvieron los suficientemente lejos, el de naranjas cabellos habló.
—Asta....–El menor volvió su vista hacía él, concediéndole toda su atención. Cosa que desde cierto punto lo volvió un poco más nervioso ante la situación. —¿Estuvo bien para ti hablar acerca de tu linea familiar?, no digo que estuviese mal pero... No parecías cómodo con ello y...

—Estoy bien, Leo.... Gracias por preocuparte pero no estoy mal con ello. Es solamente que recordé un par de cosas que dijo mi padre antes de que dejara mi hogar para venir aquí....

—Ya veo... Entonces, si estas bien con ello, no importa. Solo hay un par de cosas que quiero que tengas en cuenta ¿de acuerdo?

—Si... ¿Como cuales, Leo?

—Primero, no confíes demasiado en cualquiera; después de conocer tu linea familiar muchos querrán estar a tu lado pero....

—No serán mis amigos realmente. Lo sé... –El chico parecía un poco afligido al afirmarlo, cosa que término por encoger ligeramente el corazón de nuestro muchacho de azules ojos.
—Mis padres me hablaron de eso.... Incluso Yami-san.... Ellos fueron muy claros; "Las personas son egoístas y crueles ahí afuera, Asta. No les importa el daño que te hagan mientras consigan lo que quieren.
Por lo que como un Novachrono debes ser astuto, ágil e inteligente en todo momento. No permitas que te hieran, porque aún siendo el único omega en la historia de nuestra familia.... Eres el miembro mas capaz y lleno de dotes entre todos nosotros.

Hijo, nosotros esperamos honestamente desde el fondo de nuestros corazones que pronto presentes ante nosotros grandes amigos quienes realmente llenaran de gozo tu vida e incluso, rogamos porque si existe ahí afuera alguien capaz de tomar tu corazón y cuidar de el, lo haga y venga aquí presumiendo por ello mientras te reclama para siempre y decide entregarse a ti por igual.
Mientras tanto, cuida lo valioso para ti sin importar el costo. Nosotros, tu familia siempre estaremos detrás velando tu camino". Aquel fugaz recuerdo de la última conversación con Julius, su padre le devolvió un sentimiento cálido de poder y certeza. Todo iría para bien, su familia le confió su propio bienestar y no los defraudaría.
Al menos tenía que cuidar de si mismo con diligencia hasta que él día llegara.
Tan pronto salió de su ensimismamiento, sonrió ligeramente a su ajeno quien aún lo miraba con preocupación. —Oi, Leo... ¿Puedo preguntarte algunas cosas?

—Claro que si, Asta pero a cambio, permiteme explicarte unas cuantas más, ¿si?

—Claro, entonces... Cuéntame.

Bienvenido a: Casa Vermillion.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora