Corazonadas palpitantes.

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Al escuchar la respuesta del bajito, la sonrisa de Leopold de amplió un poco asintiendo a la par que comenzaba con sus explicaciones y consecuentes preguntas al menor. Era su oportunidad de ver un poco más allá de toda la información que Finral-san le había confiando; aún no comprendía del todo porque parecía tenerle tanta confianza a pesar de apenas conocerse de esa misma mañana, y sin embargo el se encontraba preso de un gran sentimiento de curiosidad acerca del peligris.

—La verdad.... Nunca me pasó por la cabeza lo que sucedió en el aula pero aun así, no quiero que alguno de ellos te engañe de alguna manera y resultes lastimado. Por ello.... No quiero sonar como ese chico serio y temerario pero... Mantente a nuestro lado, nosotros daremos todo por no defraudar la amistad que nos haz brindado.
Te aseguro que ninguno de nosotros somos malas personas ni pensamos en hacerte daño así que....

—Yo no quería separarme de ustedes de cualquier modo..–Confesó el de clara tez con una cálida sonrisa surcando sus labios sin temor. Parecía genuinamente honesto con sus palabras.

—Eso... Eso me alegra mucho. –Y no era ninguna mentira. Leo realmente sentía una profunda paz en su corazón al saber que el menor no se apartaría, y aún desconociendo por completo la razón, aceptó el sentimiento a la par que proseguía.
—También.... Quería disculparme por todos los malentendidos que tan pronto a habido entre nosotros, y si eso te causó algún problema con el chico que te raptó en la mañana....

—Jajajajaj ¿que me raptó? Eso parece un poco extremo, Leo-kun pero no te preocupes, Yuno suele ser de esa manera aveces y luego de algún tiempo se calma. –Su risa a pesar de ser ligeramente escandalosa, causó una sonrisa suave en su ajeno.

—¿Aún y cuando me declaró la guerra por tu amor? –Elevó una de sus cejas en clara broma dados los sucesos de aquella mañana.

—¡Oi, Leo-kun! –Le recriminó el bajito, buscando esconder un ligero sonrojo causado por aquellas indiscriminadas palabras que salían de la boca del pelinaranja.

—Jajajaj lo siento, lo siento pero es que yo nunca había peleado por el amor de alguien, y menos tenido un enemigo de ese tipo así que... –Por lo visto ese chico de ojos azules si que era un bromista, y las mejillas y cara del peligris pagaban el precio inocentemente.

—¡Soy un ser humano, no te burles de mi!

—¡No lo hago!

—¡Si lo haces!

—¡Que falso!

—¡Falso, tu!

—¿¡Que!?

—Jajajaja hubieses visto tu cara, era como la de un gato asustado. –Sonoras pero a su vez divertidas carcajadas comenzaron a salir de la boca ajena; logrando contagiar al más alto, quien río junto al pequeño por un buen rato dada su extraña discusión para luego de algunos largos momentos poder calmarse y volver a hablar.

—Ya, ya que sino voy a orinarme y ninguno trae un trapo consigo...–Aquello solamente logró volver a hacer estallar en risas contagiosas al de grandes y brillantes ojos.

—JAJAJAJAJAJAJAJAJA V-vamos... ¿¡Un trapo!? Jajajajaja ah... Ah.... No p-puedo.... Ah, no puedo respirar. –La voz entrecortada del bajito debido a las prolongadas risas que emitia se volvió un poco [tal vez mucho] interesante y llamativa para el pelinaranja.

—Venga, tranquilo que el del percance serás tu. –Se encontró palmeando delicadamente la espalda ajena en un afán porque pudiese volver a su respiración normal y sin espasmos.

—Ah..... Ya, ya estoy bien –Le aseguró con una sonrisa que ocultaba sus ojos y resaltaba las pequeñas lágrimas de gracia que luchaban por escapar de ellos.

Si es por ti.... No me molestaría tener mas enemigos...–Aquello que pareció ser un pensamiento fugaz, se había convertido en solidas palabras salidas de sus labios sin su consentimiento previo. Una vez que se dio cuenta de ello, volvió su temerosa mirada al de pequeña estatura; buscando indicios de molestia o un reclamo pero al no encontrar nada más que su mirada pérdida en sus amigos quienes caminaban a ellos con los brazos repletos de bocadillos; se permitió volver a respirar con normalidad, relajando los músculos de su espalda que no sabía se habían tensado ante la idea de que sus palabras fuesen escuchadas momentos antes.

—¡Waaaoh! Ustedes si que parecían estar bastante animados sin nosotros, ¿será que nos esconden algo? –Laz cejas bailarinas de Luck y Magna fueron suficientes para hacer reír nuevamente al peligris; logrando que sus compañeros se tomaran el tiempo de deleitarse con lo melodiosa de ésta.

—¿Esconder?, ¿como que? –La Inocencia del chico parecía ser infinita a los ojos de todos los demás presentes o tal vez solo era bastante ignorante al respecto.

—Como....–Luck se acercó lo suficiente como para que nadie más escuchara sus palabras aún y cuando se encontraran a un lado. —¿Su relación? –El rostro del más bajo se coloreó de un tinte tan pero tan intenso de rojo que pareciera iba a explotar en cualquier momento.

—¿Q-que?, ¿de que estás hablando, Luck-kun? –Todos volvieron su vista al manojo de nervios y ansiedad en el que se había convertido el bajito.

—Oi, Luck; no le hagas preguntas raras a Asta o realmente explotará. –Magna más allá de controlar la situación propició una mirada traviesa y llena de maldad en su pequeño y rubio novio.

—¡Joooo! Eso parece interesante pero luego hablamos de ello, Asta-kun. Estoy a su favor de cualquier modo, ¡tienes mi apoyo en todo! –Los ajenos a la anterior conversación se miraban entre si, curiosos por aquel aparente pacto de lealtad entre el peligris y el rubio. Aunque, pronto su atención fue explosivamente acaparada por el aludido quien parecía estar divagando sobre sus existencia en otra dimensión de la que ellos posiblemente desconocían todo dato e información.

—¡Oi, Asta! Reacciona –Le sacudía el pelinaranja de un lado a otro ante la atenta y alegre mirada de sus tres amigos ante la escena. Pronto el oji azul, desesperado tomó al menor por el cuello en un intento por mirarlo a los ojos directamente y saber de alguna manera que hacer para traerlo de vuelta, cosa que sorprendió a los demás; ya que si bien el chico solía ser bastante expresivo, nunca pero nunca le vieron tener esa cercanía con nadie más.

—¿Qué? –Al sentir las penetrantes miradas de sus compañeros les cuestionó aquello.

—Nada....–Dijeron al mismo tiempo. Al parecer el y el otro eran los únicos que no se habían dado cuenta de la posición en la que se encontraban. Y ellos definitivamente no los iban a detener.
Pues conociéndose tan bien los unos a los otros como lo hacían; era imposible negar que el más entusiasta de todos ellos, estaba desarrollando algunos sentimientos por aquel quien tan rápido se había colado a su grupo, y eso no es algo que ellos hubiesen visto antes. Así que, sin importar que ninguno de los involucrados estuviese consciente de ello; no iban a pararlos de ninguna manera.

Magna lo sabía, entre alfas conocían esas claras señales. Leo había encontrado sin imaginarlo a su.... Destinado.

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