Kai sentía su cuerpo 10 veces más pesado de lo normal, su respiración era entrecortada, el aliento lo abandonaba, sus heridas de la noche anterior se habían abierto, el frio de la noche no ayudaba, pero todo eso era muy ajeno, atrás de él un tipo enorme lo perseguía, por suerte era lento, podía huir.
Se encontraba por completo asustado, confundido, no tenía idea de que estaba pasando, esto no era sobre Vanko, esos tipos lo querían ver muerto, pero ¿por qué? Kai seguía tratando de correr, aunque sus pasos fuesen muy lentos, volteó hacia atrás para verificar a que distancia lo tenía y entonces vio el error de su predicción. El tipo venía a toda velocidad a embestirlo, Kai trata de quitarse, pero es muy lento, sintió un fuerte dolor en todo su lado derecho, sintió volar por varios segundos, el siguiente segundo otro dolor punzante lo acompañó; había aterrizado sobre una banca de madera. Muchos de las personas que se encontraban en ese momento pegaron el grito, otros sacaban sus teléfonos para grabar.
Las sirenas no demoraron en hacerse escuchar, a lo lejos venían vehículos centellando sus colores rojo y azul. Kai nunca se había sentido tan feliz de ver a la policía, trató de levantarse, pero todo su cuerpo le dolía, por otra parte, el grandulón se detiene, la policía llega a lugar frenando bruscamente, salen varios agentes armados y le apuntan.
- ¡Deténganse ahora! – ordenó un policía detrás de la puerta de su vehículo.
El grandulón se quita la capucha, para sorpresa de Kai era un ser normal, claro que parecía una persona muy tosca con facciones rudas y pocas detalladas, su rostro parecía sacada de alguna caricatura asiática de antaño. Tenía las cejas fruncidas que parecía una V, miró a todos los policías, uno a uno, como si los estuviera estudiando. Kai por su parte se había incorporado y era tiempo de irse, la policía se haría cargo de esto.
Con el esfuerzo de toda su vida logró incorporarse, el alivio que lo invadió fue inmenso, estaba de pie, eso lo tranquilizó, por un momento pensó que tendría alguna herida que lo incapacitara. Comenzó a caminar, alejándose lentamente, mientras que el grandulón y la policía intercambiaban miradas frías, en cualquier momento se desataría la balacera y Kai ya no debería estar ahí.
El grandulón por su parte comenzó a reírse, vio a su objetivo alejarse lentamente, no lo dejaría, debía acabar con él ahora. Los policías le hablaban por el megáfono, pero el no les prestaba atención, en cualquier momento le dispararían, eso si sería un problema, su arma la había dejado olvidaba en la cafería, tenía que tomar medidas desesperadas. Levantó las manos, inmediatamente los policías se acercaron para esposarlo – eran 3 – el primer uniformado cuando se le acerca el grandulón lo toma por el cuello con una sola mano lo levanta, los demás sacaron sus armas, le rompe el cuello y cae al suelo, entonces lo disparos comienzan.
Kai oyó los disparos a la distancia, volteó y no pudo darles créditos a sus ojos, todos los curiosos como los policías estaban en el suelo acompañados de un gran charco de sangre. De lejos no se podía apreciar bien la escena, pero parecía que todos habían sido descuartizados, vísceras y sangre adornaban de un color rojo escarlata el suelo, las luces de los faroles no ayudaban mucho, dando un escenario oscuro, macabro y lo más atemorizante era el asesino: el grandulón, que venía corriendo a perseguir a Kai.
El susto lo hizo olvidar toda su dolencia, nunca había visto tanta masacre, nunca. Corrió. Si en algo era muy bueno era en su parkour. Comenzó a trepar paredes como si fuera un ágil gato, llegó al tejado y su corrida aumentó. No dejó de correr hasta que su ritmo cardiaco parecía colapsar, parecía como si nunca había corrido como ese día, no sabía que hacer, de seguro sabían donde vivía y de... Tanja. ¡No! Él la amaba mucho, pero era su vida la que estaba en riesgo, no podía dejar que sus sentimientos lo dejaran caer, ellos de seguro esperaban eso, él no iba dejar que eso pasara, pero... era Tanja. En su juventud había salido con muchas chicas, de casi todo tipo, ni una era como Tanja, le había gustado el momento que la vio por primera vez, tenía algo que las demás no.
En ese momento Kai lo supo, no podría dejar a Tanja sola, debía ir a buscarla y huir de ese lugar, sería difícil convencerla, ella debía confiar en él, además si ella no se iba con el de seguro la asesinaría. Kai aumentó su velocidad, debía llegar a la casa de Tanja, rogó que no fuera una emboscada, y si lo era, el iba directamente a ella.
Treinta minutos después Kai se hallaba escondido encima de un tejado, la chimenea lo protegía de los autos que se aproximaban por la avenida. Había llegado hace 3 minutos, trató de verificar que no hubiera nadie dispuesto a emboscarlo, debió dar un largo suspiro y bajó. Caminó a paso apresurado hacia la casa por la puerta trasera que saltó la cerca, llamó. Tanja al comienzo no respondió, Kai estaba muy nervioso, cada segundo para él era una eternidad, volvió a llamar – más fuerte - y sin ninguna respuesta. Algo estaba pasando, Tanja debería haber ya vuelto del trabajo, y ¿si esos tipos raros primero habían buscado esta casa? Tal vez ella ya estaría... ¡No! No quiso imaginarse eso, de seguro había salido y no se encontraba en casa en ese momento, debe ser eso de seguro.
Kai había tenido las llaves de la casa de Tanja, pero las había perdido la noche anterior en la persecución de la banda de Vanko, se maldijo por eso. Entonces un ruido se escuchó en el interior de la casa, y no era una mascota, a Tanja no le gustaba las mascotas ¿entonces quién estaba dentro? Quiso derribar la puerta con su hombro, pero lo único que consiguió fue golpearse el hombro. Lo que se encontrara dentro parecía arrastrar algo, algo pesado, ¿el grandulón? Kai golpea la puerta con mucha fuerza y el picaporte cede bajo la rudeza, Kai entra y lo primero que ve es a Tanja, estaba todo a oscuras, la silueta de ella parecía la de un fantasma, su delicada figura al moverse con sus caderas de lado a lado, en su mano llevaba un ¿un cuerpo?
- ¿Tanja? – preguntó Kai casi sin aliento.
No le respondió.
- ¡Maldición Tanja! Responde si eres tú.
La chica lo mira y se le acerca, definitivamente era ella, pero arrastraba un cuerpo, estaba sin cabeza y la sangre ya había dejado de salir al parecer.
- Nunca interrumpas un ritual, niño – le dijo Tanja, era su voz, pero en un tono más grave y fría.
- De que carajos estás hablando...
Lo que pasó fue tan rápido que Kai no pudo reaccionar. Tanja de su espalda saca una daga y la lanza, esta impactó directamente en el pecho y se hundió. Kai cae al suelo, un charco de sangre adornaba su estancia.
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Nasham
FantasiKai un joven que su única ambición es crear un imperio en la pequeña ciudad de Celje, pero todo cambiará cuando conoce a un anciano que le mostrará un mundo oculto que le dará una nueva perspectiva y tendrá que luchar para sobrevivir.