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Barry se había levantado más temprano de lo usual. Increíblemente no había habido ningún llamado sobre metahumanos en las últimas horas. Lo que le había dado tiempo (relativamente) de hacer un desayuno para Lydia. En cuánto la chica entró a la cocina pudo percibir el olor a tocino y hot cakes. Barry levantó la vista un segundo, de la sartén a su novia y no pudo evitar que una sonrisa apareciera en su rostro. Caminaba a paso lento, tallándose los ojos y con el cabello desordenado. Incluso así, él pensó que se veía hermosa.
—Hola. - Lo saludó ella, riendo.-
— Hey. - Respondió él, sirviendo dos platos de lo que ya había preparado.-
Lydia se sentó a la barra, el castaño le pasó el plato con el desayuno.
—Wow, gracias. -Ella le dedicó una mirada más. — ¿Qué?
—¿De qué?
—No sé, estás...raro.
—¿Tiene que pasarme algo para que te haga el desayuno?
—No, sinceramente cocinas mejor que yo, pero tienes esa mirada. - Señaló ella. Barry suspiró.-
—Estuve pensando. Es decir, cuando decidí volver en el tiempo y salvar a mi mamá sólo pensé en mí y no en lo mucho que les afectaría mi decisión. Sé que ya no puedo hacer nada para cambiarlo, pero no quiero empeorarlo. Supongo que lo que quiero decir es que lo siento y que intentaré que todo esté bien.
Lydia vio como Barry se encogía de hombros, y esperaba ansioso algún tipo de respuesta o indicio que demostrara que lo que dijo realmente había significado para la chica lo que él esperaba. Y fue así. Puede que ella haya estado molesta y con justa razón, pero entendía.
—Lo vamos a solucionar, como siempre .- Le respondió ella.
Se acercó a Barry, y no se tardó en cortar la distancia entre ambos. El chico correspondió, tranquilo, como queriendo que ese momento no se escapara. Cuando sintió las manos de Lydia acercarse peligrosamente al botón de su pantalón, él cortó el beso. Sólo por un momento.
—Esper...espera.- Y ella no le hizo caso.-
En menos de un parpadeo, Barry había ido y venido de apagar el fuego de la estufa, dejando sólo como evidencia la ligera brisa que ocasionaba cada que usaba su velocidad. Lydia tomó nuevamente la iniciativa, tomando con sus manos el borde de la camisa que Barry traía, dándole la pauta al chico para quitársela. Barry retiró sus labios para ahora concentrarse en el cuello de la chica, dejando un camino de besos húmedos y cálidos hasta llegar al lóbulo de la oreja, Lydia no pudo contener un suspiro. Lydia sonrió, e intensionalmente rozó ligeramente el bulto creciente en la entrepierna de Barry, quién soltó un gruñido. Él la tomó de las piernas y la subió a la barra.
Los besos no pararon en ningún momento, a medida que la ropa iba desapareciendo y la temperatura se elevaba. Lydia se separó un momento, y miró a los ojos de Barry. Tanto los de ella como los del chico brillaban intensamente, una mezcla de lujuria y amor danzaban en ellos. Fue así como sin perder ese contacto Barry entró en ella sin ninguna advertencia, causando un gemido por parte de ella, lo que sólo hizo que el velocista quisiera más. Barry besó la mejilla de la chica, dejando que se acostumbrara a su tamaño. Comenzó a moverse, con gentileza, intentando sentir todo.
—No dejes de verme, Lyds .- Le pidió él, al ver como ella quería cerrar los ojos. Ante su petición, ella asintió, soltando pequeños gemidos.-
Barry no podía creer la exorbitante felicidad que inundaba cada pulgada de su ser, el estar con la persona que amaba de esa forma le hacía sentirse la persona más afortunada del mundo.
Sus estocadas comenzaron a subir tanto de velocidad como de fuerza, queriendo llegar más lejos, queriendo llegar a la cima.
Barry se aseguró de sostener bien la cintura de la chica, dándole el soporte necesario para seguir con lo suyo.
—Hazlo.- Dijo el castaño, con voz ronca. —Correte por mí, sólo por mí.
Unos movimientos más y las paredes de Lydia se contraían alrededor de Barry, el nudo en su estómago que parecía insoportable se deshacía y el placer pronto le inundó la mente. Barry, incluso después de sentir la llegada de ella no se detuvo hasta que obtuvo la propia. Acompañado con un gruñido intentó sostenerse para no aplastarla. Con las respiraciones agitadas y el calor en sus mejillas aún, se quedaron quietos. Una vez que lograron recuperarse, Lydia volvió a ver a Barry, y con una sonrisa unió su frente con la del chico.
—Eso fue...—Él no la dejó terminar, se apresuró a besarla de la forma más tierna que pudo encontrar.-
—Te amo.- Le dijo después de separarse.-
—También te amo.—Le sonrió ella.-
Sin embargo, el momento se terminó en cuánto la señal de emergencia del equipo Flash se activó. En menos de un segundo, Barry (ya vestido de Flash) sostenía el dispositivo que soltaba la alarma.
—Es un meta, le está causando problemas a Joe y la policía.
—¿Y qué haces aún aquí?.- Dijo Lydia, tomando la camisa de Barry que usualmente usaba como pijama.-
—Volveré rápido .-Le dijo el chico.-
—Ya lo creo.
—¡Desayuna!.-Le dijo Barry, tras ponerse su máscara y salir dejando sólo de rastro aquella ventisca.-
