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Imagina a Liam intentando pedirte perdón por haber estado faltando a sus citas contigo. Sólo que no te ha dicho que es hombre lobo y aún le cuesta mantener el control.
El timbre avisando que las clases ya comenzaban sonó, en cuánto viste que Liam al final del pasillo se dirigía hacia ti te apresuraste a guardar tus cosas para salir huyendo rápido, pero fue tarde.
—¡Espera, por favor!
—Llegaré tarde a clase.- Te detuviste y acomodaste tu cabello, mirando hacia el libro entre tus brazos.-
—No te quitaré mucho tiempo.
—Si vas a disculparte, ahórratelo. He estado escuchando lo mismo en unas ¿8 ocasiones?.
—Ya lo sé, pero es que...es complicado.
Liam rasco su nuca y vio hacia un lado. Sabía que quizá no estaba resolviendo las cosas del mejor modo, pero un "Lo siento, es que soy un hombre lobo y todavía pierdo el control." No parecía que fuera arreglar algo.
—Mira, mi vida siempre ha sido un desastre. Incluso la mayoría del tiempo sigo metiendo la pata.- Rió ante esa frase.— Pero estar contigo parece hacer todo menos malo.
No pudiste evitar sonreír.
—No voy a volver a decir que lo siento porque estoy seguro que ya no lo quieres escuchar.
—No, no quiero.- Dijiste evitando reír.-
—¿Puedo compensarlo? Tal vez podamos hacer algo después de clases.
—¿Y esta vez si estarás ahí?.
—Lo prometo.
Sonreíste y te armaste de valor para darle un casto beso a Liam en los labios, antes de salir corriendo a tu salón de clases.
