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(SAD SAD SAD SAD SAD...)
Todo seguía siendo un caos. Aún podías sentir a tu corazón contra tu pecho recordando a ti y a Brenda en el camión con los niños, luego la loca caída gracias a sartén. Pero ahora esperaban en el Berg, los chicos habían ido en busca de Minho y aunque no te daba buena espina que llevarán a Teresa, y te habías rehusado a dejar ir a Newt ya que ahora sabías que estaba infectado, intentabas mantenerte positiva. Todo casi acababa. Estaban tan cerca de vivir tranquilos. Y aunque era muy diferente a lo que hubieras soñado dentro del laberinto, estabas a un paso de ser libre. Lejos de CRUEL, lejos del dolor y la pena, lejos del peligro.
Miraste a Brenda, estabas preocupada, y ella también, pero sabía manejarlo mejor que tú. Te dio una media sonrisa. Una que se desvaneció hasta que escucharon la voz en el altoparlante.
—¿Thomas?
Esa era Teresa.
—¿Puedes escucharme? Sé que no tienes porque confiar en mí, pero necesito que regreses.
Thomas, serás muy estúpido si lo haces.
Pensaste.
—Thomas, puedes salvar a Newt. Aún es tiempo. Brenda ya no está enferma por una razón: es tu sangre. ¿Entiendes?.
Miraste a Brenda, quién tenía la misma expresión que tú. Tu sentir sobre Teresa es que había sido una perra por traicionarlos, pero no ganaba nada con engañar a Thomas sobre esto. Y entonces, si era cierto, Thomas si podía curar a Newt.
—No está enferma porque tu la curaste. Y no tiene que ser la única. Sólo regresa...regresa a mí.
Te quedaste en shock. Volver con Teresa seguramente sería malo, y las cosas saldrían mal, además, Newt no lo querría. Lo conocías a la perfección y sabías que de eso a pasar una vida inyectándose el suero, prefería la segunda. Todo por el bien de los demás.
Pronto, escucharon pasos apresurados acercándose.
—¿Minho?.- Dijiste feliz, y al mismo tiempo sorprendida.-
—¡Chicas! ¿Dónde está el suero?
Ambos lo miraron extrañadas, pero entonces todo hizo click en tu cabeza. Le arrebataste el suero a Brenda y comenzaste a correr, no sabías bien por dónde, así que le gritaste a Minho, quién dijo que no era lejos y te dio varias instrucciones. No pasó mucho antes que llegaras a la zona del desastre. Había disparos que iban de un lado a otro, pero eso no te detuvo. No cuando tenías ese mal presentimiento dentro de ti, creciendo cada vez más y haciendo que la angustia en tu pecho fuera casi insoportable. Sentiste como uno de los proyectiles rozaba tu brazo, pero no te detuviste, obligaste a tus piernas a ir más rápido, y sin querer, dejaste a los demás atrás. Minho te llamó; él, Brenda y los demás se cubrían tras un auto.
—¡Tengo que llevar esto!.- Le gritaste de vuelta.-
Comenzabas a desesperarte, las lágrimas se acumulaban en tus ojos a medida que los recuerdos te invadían. Como la primera vez que viste a Newt, tu estabas muy asustada y no entendías en dónde estabas o porqué. Pero el siempre fue amable contigo, incluso cuando Gally tuvo sus sospechas sobre ti por ser la única mujer en el área (Hasta ese momento) Newt siempre te defendió.
No pudiste evitar caer enamorada de él, por su sonrisa, la forma que adoptaban sus ojos cuando reía y su actitud tranquila hacia todo. Todo tu ser estalló de felicidad cuando se dieron su primer beso.
Los recuerdas a ambos preparándose para huir fuera del laberinto, dirigidos por Thomas. Tu no estabas muy segura, y tenías miedo de lo que pudiera pasar, pero el rubio estaba a tu lado, y eso te hacia ser fuerte.
Huyendo de CRUEL, corriendo por el desierto, llegando con el brazo derecho y después el rapto de Minho.
Lo recuerdas perdiendo el control frente a Thomas. Él, diciéndoles a tu amigo y a ti que estaba infectado. Lo mucho que lloraste a su lado. Esta vez, fue tu turno de hacerle saber que todo iría bien, que no estaba solo y que estarías a su lado sin importar que. Que lo amabas más que a nada en el mundo. Lo recuerdas diciéndote que lo que siempre quizo era que fueras feliz, le respondiste que a su lado siempre lo eras. Recuerdas aquel beso, sellando una promesa no pronunciada, aquella que decía que ambos pasarían por todo.
Frenaste en seco, el aire no fue suficiente, el peso en tu cuerpo fue demasiado y parecía que tus piernas no lo soportarían mucho. No podías describir como te sentías, te dolía todo tanto, un gran agujero en tu pecho estaba consumiendo todo a gran velocidad, hundiéndote. Thomas volteó a verte, y algo en ti se rompió. Él lucía derrotado, casi tan mal como tú. Lágrimas caían de sus ojos, podías describir en su mirada varios sentimientos; culpa, pena, impotencia. Soltaste un sollozo. Él bajó la cabeza, incapaz de seguir mirándote a los ojos. Thomas no podía soportarlo, había perdido a su amigo, y te había arrebatado lo que más querías.
Se movió, y tomó el arma del suelo. Con la determinación apenas y haciéndose presente, tu negaste. No debía ir. No querías que fuera. Pero eso no le importó, para él, habían perdido. Y nada más podía ser peor. Escuchaste sus pasos alejándose, sin embargo tu no pudiste moverte, ni alejar la atención de Newt, quien yacía en el piso.
—No...-Murmuraste, intentando dar unos pasos hacía él, pero caíste.— Newt, por favor.
Gritaste, llena de tristeza, frustración e ira.
—¡Newt!¡No me dejes, no tú.!-Intentaste respirar, pero dolía.— Amor, íbamos a lograrlo. Newt, no te vayas.
Pero era tarde. Y te diste cuenta que ya nada importaba, ni valía la pena. No querías seguir, no sin él a tu lado. Como pudiste, te acercaste hasta él. Lloraste aún más al tiempo en que acariciabas su rostro, te aferraste a su pecho, abrazándolo.
Notaste como los demás llegaron también. Alzaste la vista sólo cuando notaste un brazo en tus hombros. Era Minho, el y sartén eran los que se habían acercado más. Abrazaste a Minho, y el te correspondió con la misma fuerza, notaste sus lágrimas en tu frente, pero no te importó.
Él había perdido a un hermano, y tu al amor de tu vida.
