Capitulo 3

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Me despiertan los primeros rayos del sol. Me estiro y bostezo. Hace tiempo que no dormía tan bien. Qué amables por haberme dejado la habitación de invitados, amueblada con tan buen gusto como el resto de la vivienda. El parquet es de madera oscura, una cama Box Spring invita a achucharse y un armario blanco resalta de las paredes color pastel.

Me dejaron también una camiseta para dormir. ¿O es más bien un camisón? Miro detenidamente el trocito de tela que cubre mi cuerpo: efectivamente, se trata de un camisón con pequeños bordados, muy ajustado. Al ponérmelo ayer por la noche, no le había prestado atención ¡con la borrachera que llevaba! ¿Cómo es que hay ropa de mujer en el piso? Tal vez de una ex de uno de ellos, ¿pero esto significa que igual no son gays?

Tengo hambre y necesito ir al lavabo. Me levanto y atravieso la habitación a pies descalzos.

Qué bien, es sábado y no tengo que ir a trabajar.

Ay sí, de hecho, ya no tengo que trabajar para nada, no tengo trabajo ni piso ni Baekhyun.

Noto como me vuelve a subir la ira, mejor estar enfadada que afligida y, de un golpe, abro la que imagino es la puerta del baño.

–Buenos días angelito, ¿has dormido bien? –Desde su cama, cubierta de una sábana de satino negro, Jungkook interrumpe su lectura. Su busto desnudo de proporciones perfectas y su pelo oscuro de recién levantado me dejan sin aliento. ¡Cómo demonios se puede ser tan sexy a primera hora de la mañana!

–Perdona, estaba buscando el baño.

–Es la puerta de al lado. Lástima, pensaba que querías acurrucarte conmigo. – Jungkook pone morritos.

Me río.

–No sé, tal vez más tarde –le contesto y cierro la puerta de su habitación. La próxima es la del baño, menos mal. Me siento en el váter, pero al momento se abren las puertas de la mampara. Me levanto con un grito.

–Buenos días. –Delante de mí se planta Jimin, el surfista, en todo su esplendor. Mi presencia no parece molestarle en lo más mínimo. Alcanza una toalla y empieza a secar su busto, muy lentamente y con tanto descaro que se me seca la boca de ardor. Mi mirada queda fija en su pene bien proporcionado, levemente erecto. Tampoco intenta esconder su sexo con la toalla, como si quedarse desnudo ante mí fuera lo más normal del mundo.

–¿Quieres ducharte? –me pregunta socarrón. –Lástima que acabo de ducharme, si no, ¡te hubiera acompañado!

No estoy acostumbrada a tanta testosterona a la vez por la mañana.

¿Qué me hizo pensar que los chicos podrían ser gays? Salgo del baño disparada. Creo recordar que en la entrada había un lavabo de cortesía.

Para llegar a la entrada tengo que pasar por el comedor y ahí tropiezo con Yoongi.

–Buenos días Haneul.

Por lo menos uno con algo de ropa. Yoongi lleva unos pantalones de pijama a cuadros y un tank top blanco. Está preparando el desayuno para todos.

–Buenos días –le contesto– necesitaría ir al baño. ¿Verdad que había uno de cortesía en la entrada?

–Cierto, en la entrada a la derecha. El desayuno ya está. Si quieres, vístete y te sientas con nosotros, monada.

Le doy las gracias y desaparezco hacia el baño. ¿Dónde diablos me he metido? ¿En un nido de modelos masculinos? De acuerdo, existen cosas peores que despertarse por la mañana y encontrarte tres hombres guapos intentando ligar contigo. El resto del día seguro que no será tan bonito.

Tengo que pensar cómo seguir con mi vida, sin trabajo y sin piso.

Quince minutos más tarde nos reunimos alrededor de la mesa. A falta de alternativa, llevo el vestidito negro del día anterior. Menos mal que Jungkook y Jimin ahora sí llevan ropa: vaqueros y unas camisetas muy ajustadas. Si me pudiesen ver ahora mis amigas, se pondrían verdes de envidia. Hani y los modelos de la tabla redonda, sonrío para mis adentros.

Los caballeros del amor (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora