Capitulo 30

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–¿Haneul? ¡Despiértate angelito!

Parpadeo, todavía medio dormida. ¿Dónde estoy? Soñaba que estaba embarazadísima de trillizos y Baekhyun me comunicaba que quería separarse de mí y que me buscara piso...

¡Qué pesadilla!

Menos mal que no estoy embarazada y que el hombre sentado delante de mí no es Baekhyun sino Jungkook, que me saca un mechón de la cara, mirándome con preocupación:

–Angelito, ¿estás bien? Te quejabas en sueños.

–Ahora sí –le contesto, estirando mis miembros cansados–. He tenido un sueño horrible. ¿Qué hora es?

–Son casi las siete. Has dormido más de tres horas.

–¿Cómo? ¿Ya? ¿Por qué no me habéis despertado? –Me incorporo y bostezo con ganas.

–Pensamos que te iría bien un pequeño descanso –comenta Jungkook, acariciando mi espalda–. Jimin también ha vuelto y lo tenemos todo preparado. Cuando te hayas cambiado podemos empezar.

Frunzo el ceño, confusa:

–¿Empezar con qué?

–Con el ritual de iniciación –contesta divertido.

De golpe, estoy despierta y bien despierta. Las palabras de Jungkook me provocan un subidón de adrenalina: El corazón empieza a latir por la excitación.

–¿Qué que-quieres que me pon-ponga? –tartamudeo. El centro del habla parece paralizado por el pánico.

Naturalmente sabía que hoy tenía que encarar este dudoso ritual, pero ahora, unos minutos antes, me mareo. Me las apaño con un hombre, también con dos, ¿pero con los tres a la vez? ¿Querrán follarme los tres?

¡Dios mío!

–Encantado de ayudarte a escoger la ropa adecuada –rebate Jungkook sonriente. Abre el armario y después de un momento de búsqueda, me enseña una bolsita de celofán con un nada de color negro dentro. Me lo alcanza:

–¡Toma, ponte eso!

–¿Solo eso? –Extraigo un liguero con lengüetas de color negro y medias de encaje–. ¿Nada de braguita o por lo menos un sostén?

–No hace falta nada más. El sostén está de más y la braguita nos molestaría.

Trago saliva.

–No le des más vueltas Haneul. Te gustará, ya verás. Confía en mí. Espero que tenga razón.

–Dijiste esta mañana que podíamos acordar una palabra clave...

–Sí, si quieres sí.

–Hm.

–Pues piensa en una. Te esperamos en el salón. – Jungkook se da la vuelta y sale de la habitación.

«Pues muchas gracias por los fantásticos consejos de moda» pienso, mordiéndome los labios.

Necesito urgentemente controlar mis nervios, pero fácil no es.

Si pienso que de aquí nada me voy a presentar medio desnuda en el salón, delante de mis compañeros, siento calor y frío a la vez. La última vez que estuve tan nerviosa fue poco antes de los exámenes de bachillerato, y de esto hace tiempo. En una escala del uno al diez, ahora mismo estoy por encima del diez.

Me quito falda, camisa y braga y con cuidado, me pongo las medias.

Hace mucho tiempo que no llevo liguero y me cuesta conectar las medias a las lengüetas: mis manos tiemblan de excitación.

Me pregunto qué le encuentran los hombres a este tipo de medias. Igual tienen la ilusión de que mujeres con liguero sean sexualmente más dóciles o sencillamente les atraigan más las piernas vestidas con medias.

Me miro en el espejo grande colgado en la pared. Me gusta lo que veo: Sin sostén ni braga, tengo un aspecto un tanto picante. Paso mis dedos por el pelo, sacando la lengua a mi reflejo.

Se me dispara la mente: «Tú te los has buscado, Haneul. No haber firmado el contrato». Le contesta mi feminidad «¿Y qué? Una cosa así no te volverá a pasar nunca más. ¡Disfrútalo!», mientras que al bajo vientre me llega una pequeña ola de placer. Noto como empiezo a humedecerme.

¡Maldita sea! ¡Esto es de locos!

Así, completamente desnuda, no voy a aparecer, qué digan lo que quieran. Que empiecen ellos primero a quitarse la ropa. Si mal no recuerdo, en el contrato no ponía nada sobre reglas de vestimenta.

Tampoco había nada sobre el hecho de que la iniciativa tenía que ser exclusiva de los hombres. Yo también quiero participar en las reglas de juego. Si los chicos se desnudan, yo también. ¡Así de fácil!

Me vuelvo a poner la blusa, abotonándola solo hasta la altura de los pechos. Así llega a cubrirme las nalgas, pero deja entrever el liguero.

«Muy sexy» pienso satisfecha. De esta manera, por lo menos no me siento del todo desnuda y a la merced de los chicos.

¿Y si me pongo zapatos?

Me calzo los tacones altos y compruebo una vez más mi imagen en el espejo: ¡perfecto!

Respiro hondo y me dirijo hacia el salón.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2019 ⏰

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Los caballeros del amor (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora