Apéndice IV: el Culto a la Muerte

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¿En qué creen las gentes de Skhädell? Yo mismo me hice esa pregunta hace años, cuando restauraba un tomo antiquísimo que hablaba de extraños cuentos que los ciudadanos creían a pies y juntillas hacía siglos. No entraré en detalles, pues algunos son de lo más absurdos y merecerían un apéndice aparte.


Sin embargo, hay un culto imperante en el que todos creen, pero pocos practican, pues prefieren olvidarlo.

Es el culto a la Muerte.

Para los humanos, solo existe una deidad: la Parca. Al final del día, es ella la que decide quién permanece entre los vivos y quien los abandona. Es la que nos gobierna a todos. Es la que nos hace iguales.


Podéis imaginaros entonces el enorme desconcierto que causó la aparición de los vampiros que borraron de un plumazo esa certeza. De pronto, estos seres inmortales podían existir hasta el fin de los tiempos y desafiar el orden natural de las cosas. Tal fue el impacto que causó su llegada, que Drago y Anghelika llegaron a ser adorados como dioses, las nuevas deidades capaces de derrotar a la muerte y que habían venido a salvarlos de los licántropos.

Todos sabemos cómo terminó esa historia. Pero si sois un ignorante que ha vivido debajo de una piedra toda su mísera vida, podéis consultar el apéndice "breve introducción a la historia de Skhädell".

Con el tiempo, los vampiros mostraron su verdadero rostro y, aunque muchos siguen considerándolos dignos de adoración, la mayoría de humanos los odian y los temen. Consideran su existencia injusta, antinatural, pues todos debemos doblegarnos ante la Muerte.

Los máximos exponentes de este pensamiento son los zhatka, los adoradores de la Muerte. Son fácilmente identificables  pues visten túnicas negras, se rapan la cabeza y suelen ser pálidos como el papel debido a las pocas horas que pasan bajo el sol.

Seré sincero: son hombres y mujeres indeseables. A nadie le gusta verlos por la calle ya que la vida ya es bastante dura y la muerte ya nos golpea ta diario, como para tener a alguien recordándotelo cuando lo único que quieres es olvidarlo.

El único motivo por el que no los echan a patadas de sus ciudades se debe a que se encargan de los trabajos que nadie quiere hacer.

Los zhatka son forenses, cuidan los cementerios, ofician funerales y preparan los cadáveres para su sepultura. En tiempos, eran muy valorados por sus servicios como embalsamadores, pero hoy día solo realizan esa función para nobles adinerados que pueden permitírselo.

Para saber más de su oficio como embalsamadores, consultar el apéndice "árbol Xila".

Y ya sabéis, manteneos alejados de los zhatka, pues muchos afirman que da mala suerte cruzárselos en la calle. La Muerte los acompaña y si te tocan, ¡ella te visitará antes de tiempo!

 La Muerte los acompaña y si te tocan, ¡ella te visitará antes de tiempo!

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Apéndices de Skhädell [El canto de la calavera]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora