Despierto, pienso, contento escribo, pierdo el carácter positivo, estabilizo mi emoción, me niego a la inclinación durante la aceptación de una noticia que me paralizó.
Perdí la confianza, perdí la fé, perdí el poder creer, perdí la fuerza, las ganas, abandonar y retomar un nuevo camino; ignorar es el último intento de felicidad y ¿qué hay del destino? Un "pre" es más correcto y sin embargo no está escrito en ningún texto; levantarse y mirar en un espejo la muerte sobre tu propio altar, reír y soñar que después de ello vuelves a despertar, día tras día sin poder respirar.
Es preciso, una forma de vida hipsofacta, que deambula, retuerce y descose, cualquier antónimo de roce con la muerte.