Creo que en mi vida pasada tuve una cercanía con la muerte,
siempre he sido un hombre creyente, destaco por la religión que se me impartió,
el budismo; soy de los que piensa en el Sol cuando se habla de adorar, creo en la reencarnación,
y tengo pruebas, una fiel marca en mi muñeca que parece ser de algún reloj que estuvo tiempo bajo la estrella dorada...
Hace tiempo, coincidí con una mujer que denotaba seguridad,
que no dudaría en decir que hasta lo seguro se veía inseguro a su lado.
Fue mi prometida por un tiempo o al menos eso es lo último que recuerdo,
no recuerdo cuando fue la primera vez que nos comprometimos,
no recuerdo si lo hicimos, veo mi cuerpo tirado en el suelo sin movimiento,
escucho la voz de un anciano que habla de cosas que me han pasado.
Escucho sus lamentos, veo los relámpagos sobre el brillo de mi cuerpo, y si el disparo son sólo gritos de sufrimiento, no quiero imaginar su remordimiento.
El origen del efecto fue por causa de la infidelidad que cometí con alguien de su parentesco, y para saber el temible porqué tendríamos que entrar en detalle porque es como leer una novela policial, de esas en las que dudas hasta del muerto.