Un día, como muchos otros,
inhabitable por la emoción,
decidí hacer un acto inapropiado, asesine a sangre fría al hombre que acabó con la mía...Inhalando el fulminante olor de muerte, sintiendo como recorría mi mente y cuerpo inerte, escuché una pregunta y observé el juicio.
-- ¿Por qué recurrió al suicidio? Se me dijo...
Se me declaraba culpable, era estúpido,
no entré a clase, creí que era demasiado tarde; accedí a dejar mi asiento disponible porque en la puerta decía "Muerte" quién diría que se trataba de la salvación y no la luz que ilumina el túnel de la resurrección,
por eso la acción de acabar con la vida mía, antes de terminar con el destino que elegía, para esto el juez me quería...¡Increíble!, mi público era yo solo entre los bancos que sólo adherían.