Capítulo 1: "Min YoonGi"

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Me gustaba observar como cada tarde, un chico más pálido que la nieve y con un cabello más negro que el carbón, se acercaba al único viejo piano que nadie más utilizaba en la escuela.

Disfrutaba de tan solo escuchar y mirar desde lejos. Eso era más que suficiente mí. Era relajante, me quitaba el estrés del día a día, de los profesores y de seguir manteniendo mi puesto como el mejor de la clase.

Mi piel se erizaba con cada nota que él tocaba, y hacía que un escalofrío recorriera toda mi espalda por el sentimiento que era capaz de transmitir con aquel simple instrumento.

Todos los días, después de que todos los talleres extracurriculares terminaran, él tocaba. No lo hacía para nadie, tal vez ni siquiera para sí mismo. Pero era un honor poder escucharlo a diario tras la puerta que me separaba del interior de esa limpia bodega repleta de instrumentos que ya nadie ocupa.

Min YoonGi, es el chico que había robado mi corazón con tan solo tocar un viejo piano todas las tardes.

Es como si con la música que él provocaba, yo podía despejarme de todas las cosas que estaban tratando de ahogarme cada vez más, y más. Él era mi salvavidas que me mantenía a flote en medio de un océano de preocupaciones.

Min YoonGi, es mi salvador.

Quiero hablarle —pensé un día, escuchándolo.

Todo iba como de costumbre, él tocaba, mientras que yo solo oía. Era muy feliz con esa rutina día tras día, semana tras semana, mes tras mes. Pero nadie es feliz para siempre. Si ésta fuera eterna, se convertiría en algo que perdería su valor volviéndose rutinariamente común, ¿verdad? Tal y como dicen "la desgracia y dolor son momentáneos", pues al parecer, la tranquilidad y satisfacción también lo son.

—¿Cuánto tiempo llevas ahí escuchando? —preguntó una vez finalizada la canción que tocaba— Y me refiero a cuántos días.

Su voz se escuchaba mucho más tranquila de lo que esperaba, grave, un poco rasposa, profunda e imperturbable... como una nube en el cielo que se mueve paulatinamente al compás del viento, sin que nada la perturbase.

—¿No dirás nada? No hay nada que me fastidie más que no recibir respuesta.

Espabilé tras escuchar nuevamente sus palabras. Él seguía sentado frente al piano y yo seguía tras la puerta cerrada del aula, ¿cómo había logrado verme siquiera? Nunca fui ruidoso, de hecho, era muy silencioso y cuidadoso para que no me descubriera.

"La verdad siempre sale a la luz" ¿Acaso mi presencia era una mentira o el hecho de que la ocultara la convertía en una?

—Yo —Fue lo único que salió de mis labios y sentí como el resto de palabras se quedaban atoradas en mi garganta, sin querer brotar. Mis cuerdas vocales solo emitían titubeos, ningún mensaje claro podía salir debido a los nervios.

¿Debería disculparme y salir corriendo? No, eso podría hacerlo una colegiala avergonzada, y yo solo eres un joven más tímido que no hizo más que escuchar música, no hay nada de malo en eso, ¿verdad? No tendría por qué preocuparme, es algo fácilmente justificable. Dios mío. ¡Vamos, Park JiMin! Tan solo sé directo y dile que te gusta escucharlo tocar el piano, no hay nada de malo en eso.

—¿Tú qué? Vamos, niño. No es tan difícil dar una excusa —Es muy serio— ¿O acaso eres algún tipo de acosador?

—Lamento haberte estado escuchando sin tu consentimiento.

¿En verdad me había disculpado y había salido corriendo? Deberían avergonzarme mis acciones. Solo debía decirle que me gustaba escucharlo tocar, pero ahora debo parecer algún tipo de acosador idiota.

—Pero que imbécil —Me dije recuperando el aliento a las afueras del instituto.

La melodía de un viejo piano [YM]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora