Primera Parte: Felicidad.

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[ Pov. Taehyung ]
Resulta que el procedimiento de Leteo no es una engañifa. La primera vez que vi un cartel en el metro hablaba de un instituto que podía comseguir que olvidaras de según qué cosas, entendí que se trataba de publicidad para una nueva película de ciencia ficción. Y cuando vi el lema "!Hoy, lo tienes, mañana lo pierdes¡" era la primera página de un periódico me confundí y di por sentado que se trataba de algo aburrido,como el remedio para una nueva pasa de gripe. En ningún momento pensé que estaban hablando de los recuerdos. Aquel fin de semana llovió, a sí que estuve holgazaneando con los colegas en el autoservicio de lavandería, matando el tiempo frente al viejo televisor del guardia de seguridad. Todos los canales informativos estaban entrevistando a distintos representantes del instituto Leteo para conocer "la revolucionaria ciencia de la modificación y supresión de recuerdos"
-¡Menudo engañifa!- maldecía yo al final de cada entrevista.
Pero resulta que ahora sabemos que el tratamiento va en serio, al cien por cien, cero por ciento de engañifas; y es que uno de los nuestros lo ha probado.
Por lo menos eso cuenta Jimin, quién más o menos es mi mejor amigo. Tengo claro que Jimin siempre dice la verdad, del mismo modo que tengo claro que la madre del Niño Namjoon esta especializada en confirmar todos los chismorreos de los que se entera (se rumorea que ahora está estudiando francés para principiantes por qie su vecina del piso de al lado posiblemente tiene un lío con el portero del edificio, quién es un hombre casado, y la barrera de el idioma dificulta un poco las cosas. Y si, claro, esto también es un chismorreo).
-Entonces, ¿Esa gente del instituto Leteo habla en serio?- Estoy sentado en el cajón de arena instalado para que jueguen los niños, en el que ningún niño juega porque la madera está llena de hongos parasitarios.
Jimin pasea de arriba y abajo, botando la pelota de nuestro amigo Yoongi y pasándosela entre las piernas.
-Es la razón por la que Kai y su familia salieron del pozo -explica-. Empezaron de cero.
No tengo ni que preguntarle qué es lo que Kai ha olvidado. A Taemin, su hermano gemelo, lo mataron a tiros en diciembre pasado porque se estaba acostando con la hermana menor de ese tipo, Jennie. Sin embargo, el que en realidad estaba acostándose con ella era Kai. Sé bien lo que es el dolor, pero no puedo imaginarme vivir todos los días con una cosa así: con el conocimiento de que al hermano con el que compartía el mismo rostro y el mismo lenguaje secreto lo borraron de mi vida con unas balas que en realidad me estaban destinadas.
-Ya, pues que le vaya bien, ¿no?
-Si, claro -dice Jimin.
Hoy han salido a la calle todos los sospechosos habituales. Kim Heechul el flacucho y Kim Kibum el gordinflón -que no son familiares, sino que sencillamentese apellidaban Kim los dos- justo acaban de salir del pequeño supermercado en la esquina, el colmado •Good Food's•, en el que he estado trabajando ha tiempo parcial durante esos dos últimos meses.
Van tirándose por la cabeza las bolsas de papas fritas y los zumos pequeños de uva. El Niño Namjoon hace acto de presencia montado en su flamante bicicleta con el cuadro de acero color naranja, y me acuerdo de hace unos años nos metíamos con él, porque aún no sabía manejar sin las ruedecilla estabilizadoras ... Aunque ahora el torpe soy yo pues mi padre nunca encontró el momento para enseñarme a montar en bici. El Orate está sentado en el suelo, sumido en la conversación con el muro, y todos los demás, sobre todo los adultos, que están preparándose para la celebración anual que nuestro barrio va a tener lugar este fin de semana.
El Día De La Familia
Va a ser la primera vez que celebramos el Día De La Familia sin Taemin o Kai, sin los padres de Jimin, sin mi propio padre. Tampoco habríamos participado en las carreras de carretillas por parejas de padre e hijo o en el partido de baloncesto con equipos formados por padres e hijos. Por lo demás, papá siempre se emparejaba con mi hermano, Baekhyun.
Pero hacer cualquier cosa con tu padre sería mejor que nada. Supongo que a Jimin-ssi tampoco le resulta fácil, por mucho que su padre y su madre estén vivos. Es posible que le resulte aún peor, pues ambos se encuentran lejos de él, en sendas cuadradas celdas carcelarias, por crímenes distintos: por robo a mano armada, en el caso de su madre; por agredir a un agente de la policía después de que este le hubiera descubierto traficando con metanfitaminas, en el de su padre. Jimin-ssi ahora vive con su abuelo, quien tiene ochenta y ocho años y está para el arrastre.
-Todos esperan vernos sonreír -digo.
-Todos se pueden ir a tomar por saco -contesta Jimin.
Se mete las manos en los bolsillos, y me dijo que dentro tiene marihuana. Ha conseguido hacerse mayor de golpe trapicheando con Hoseok-hyung, por mucho que a su padre lo metieran en las rejas ocho años atrás por hacer más o menos lo mismo. Consulta su reloj; tiene dificultad para leer lo que dicen las manecillas.
-Ha quedado con alguien.-
Y se marcha sin esperar mi respuesta.
Es un chaval de pocas palabras, razón por la que también es mi mejor amigo, más o menos. Un verdadero mejor amigo emplearía muchas palabras para que te sintieras mediamente bien en lo referente a tu vida cuando estás pesando en quitártela. Como intenté hacer. En lugar de eso, se distanció de mí porque se sentía obligado a relacionarse con los demás chavales negros, lo que me pareció, y me sigue pareviendo, una parida.
Echo de menos la época en que exprímiamos las noches de verano al máximo, en qué nos quedábamos en el parque hasta pasada la hora de volver a casa, tumbados boca arriba en la colchoneta negra, hablándo de las chucas y de un futuro que nos venía muy grande... Y que tampoco iba a plantearnos problema alguno mientras nos tuviéramos el uno al otro en este lugar. Ahora salimos a la calla por cuestión de rutina, y no de hermandad.
Es otra cosa más que tengo que fingir que no me molesta.
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Mi hogar es un piso de una habitación en el que vivimos los cuatro. Los tres,quiero decir, los tres.
Comparto la sala de estar con Baekhyun, quién debe de estar a punto de volver de su turno en la tienda de videojuegos usados en •Third Avenue•. Encenderá una de sus dos consolas, se pondrá los auriculares y el micro para charlar con sus colegas de la red y estará jugando hasta que su equipo se retire a eso de las cuatro de la madrugada. Supongo que mamá volverá a insistir en que solicite el ingreso en alguna universidad. No pienso quedarme a escuchar la discusión.
En mi lado de la salita hay un montón de cómics para leer. Muchos los compré tirados de precio, por sesenta y cinco wons o hasta a menos, en mi tienda de cómics preferida, sin verdadera intención de leérmelos de cabo a rabo. Sencillamente me gusta tener una colección de la que fardar cuando me visita alguno de mis amigos, con más dinero que yo. Me suscribí a una de las series del año pasado, "Alternativas Oscuras", cuando todos los del colegio les dio por ella, pero hasta ahora no he pasado de hojearla para ver si los dibujantes se lo han trabajado un poco.
Cuando me pongo con un libro de verdad, dibujo mis escenas preferidas en sus páginas: en •Guerra Mudial Z• divujé el triunfo de los zombies en la batalla de Yonkers; en •La Leyenda de Sleepy Hollow• dibujé la primera aparición del jinete sin cabeza,episodio que me hizo que me interesara por una historia de fantasmas que hasta esas páginas había sido del montón; y, en •Scarpius Hawtorne y el prisionero de Abdón -el tercer libro de mi serie favorita del género fantástico, protagonizado por un demoníaco mago adolescente- dibujé al monstruoso Abadón en el preciso instante en que Scorpius saja su cuerpo en dos por medio de su conjuro de Amputación.
No he dibujado mucho en estos últimos tiempos.
El agua de la ducha tarda unos minutos en calentarse, por lo que abro el grifo y voy a ver a mi madre. Llamo a la puerta de su cuarto, y no me responde. Sin embargo, la tele está encendida. Cuando tu único progenitor vivo no te responde no puedes evitarlo y te acuerdas del momento en que encontraron a tu padre muerto en la bañera... Y piensas en la posibilidad de que tras la puerta del único dormitorio de la casa éste esperándote una inexistencia de huerfanito. Así que abro y entro.
Mamá justo acaba de despertarse de la segunda cabezadita del día para ver otro capítulo de la teleserie de polícias "Ley y orden" .
-¿Estás bien, mamá?
-Estoy bien, hijo mío.
Ahora pocas veces me llamaban Tae o "mi niño", y si bien eso último casí nunca me gustó mucho, sobre todo en presencia de mis amigos, por lo menos dejaba claro que había vida en su interior. Ahora simplemente se sentía vacío por completo.
Delante de ella está una porción de pizza a medio comer, la que me pidió que le comopara en la pizzería •Yolanda•, la taza vacía que le traje del •Joy's• y un par de folletos del instituto Leteo que ella misma se ha agenciado. Mamá siempre a creído en ese tratamiento, cosa que para mí no significa nada, pues también cree en la Santería. Se pone las gafas, que tienen la ventaja de esconder las profundas arrugas en torno a sus ojos, el producto de sus demenciales horas de trabajo. Mi madre esta empleada como asistenta social en el •Washington Hospital• cinco días a la semana, a los que hay que sumar cuatro medias jornadas vespertinas que pasa en la carnicería del supermercado a fin de sacarse el extra necesario para mantener nuestro minúsculo techo.
-¿No te ha gustado la pizza? Te traigo otra cosa, si quieres.
Mamá hace caso omiso. Se levanta de la cama, se ajusta el cuello de la camisa que antaño fuera de su hermana -y que ahora le viene bien, pues a perdido peso gracias a la "Dieta del Opretón"- y me abraza con mayor fuerza que nunca desde la muerte de mi papá.
-Ojalá hubiéramos podido hacer alguna cosa más...
-Eh...- Le devuelvo el abrazo y, como siempre sucede, no sé qué decirle cuando se echa a llorar pensando en lo que papá hizo y lo que yo traté de hacer. Me contento con mirar otra vez los folletos del Instituto Leteo. Sí.. Que hubiéramos podido hacer más con él... Pero nunca en la vida habríamos tenido el dinero-. Creo que será mejor que me duche antes de que el agua vuelva a enfriarse.
Lo siento.
Me suelta.
-No te preocupes, hijo mío.
Finje que no me preocupo mientras corro hasta el cuarto de baño, donde el vapor ha empañado el espejo. Me desvisto con rapidez. Pero me detengo antes de poner el pie en la bañera porque ella -y eso que por fin está limpia, después de un montón de lejía- sigue siendo el lugar en el que papá se quitó la vida. Los recuerdos de mi padre constantemente nos propinan golpes bajos a mí y a mi hermano: las marcas hechas por bolígrafos en la pared dónde medía nuestra altura; la gran cama de matrimonio dónde nos lanzaba al aire mientras mirába las noticias; la cocina dónde nos preparaba kimchi para nuestros cumpleaños. No estamos precisamente en situación de escapar de todas estas cosas mudándonos a otro departamento de mayor tamaño. No, estamos atrapados para este lugar, donde la mierda del ratón se pega a las suelas de las zapatillas y tenemos que inspeccionar el vaso de refresco antes de beber, por si las cucarachas han estado paseando por el aprovechando un descuido.
Agua no sale caliente mucho rato, por lo que entro en la bañera antes de que sea demasiado tarde.
Apoyo la cabeza en la pared, mientras el agua corre por mis cabellos y fluye en mi espalda baja, y pienso todos los recuerdos que me gustaría que el Instituto Leteo eliminara. Todos tienen que ver con la vida en un mundo pospapá. Giro la muñeca y contemplo mi cacatriz. No puedo creer que una vez fuera aquel chaval que se rajó la muñeca hasta abrir una sonrisa en la carne porque no lograba encontrar la felicidad, aquel chaval que supuso que la encontraría en la muerte. No sé qué fue lo que empujó a mi padre al suicidio -su niñez díficil enun hogar que tenía ocho hermanos mayores, se empleó en la nefasta oficina de correos calle arriba o cualquier otra posible razón de un millón-. Pero tengo que seguir adelante en compañía de las personas que no escogen la salida más fácil, los que me quieren lo bastante para seguir con vida incluso cuando la vida es un asco.
Resigo con el dedo la sonriente cicatríz, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, contento de tenerla como advertencia de que no puedo volver a ser imbécil.

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Espero les guste bueno es mi primer fic adaptado.
;)
Se despide KL (nombre de misterio) jeje.

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