No han pasado ni veinticuatro horas, y ya echo de menos a
Lisa. Vendería a nuestro hijo primogénito -un
pequeñín al que supongo que daremos un nombre irónico,
como Faust- para que volviera y me soltara uno de sus
puñetazos.
Ni siquiera me he cambiado de ropa al levantarme, pues la
camiseta lleva la impresión de su puño. Tampoco pienso
contarlo a los amigos. He tratado de distraerme haciendo
unos dibujos del Guardián del Sol. Es curioso que haya sido
una distracción tan importante para Lisa que haya
tenido que irse a Nueva Orleáns para poder continuar con su
trabajo.
Nunca hago las cosas bien.
No me conviene tener esta clase de pensamientos. Ese
psicólogo repelente, el doctor Slattery, me recomendó hablar
con alguien -con los amigos, con un desconocido en el
metro, con quien fuera- cada vez que me sintiera solo e
infeliz: una recomendación obvia, para la que no hacía falta
pagar la pasta gansa que le pagamos. Salgo a buscar a
Jimin, pues en casa no hay nadie con quien conversar.
Tampoco me pondría a darle a la lengua con mamá o con
Baek, la verdad. Telefoneo a Jimin; no me responde.
En la calle, Haeechul el Flacucho está jugando con una pelota de
béisbol. Me deja jugar con él, lo que es estupendo porque me
distrae con su charla sobre la «masturbación aplazada», que
consiste en guardar para después el enlace a una página
porno, si en ese momento no te apetece mucho ponerte a
limpiar el resultado inevitable. Pero al cabo de poco rato deja
de jugar, pues va a comprobar si la colada ya está lista en la
lavandería. Me quedo a solas con la pelotita.
-Más vale que no la pierdas -indica-. O te juro que os
castraré, a ti y a tus futuros hijos.
(Lo siento, Faust.)
Veinte días.
Tan solo tengo que sobrevivir veinte días más sin ella.
-Hola, soy Tae.
-Ya me he dado cuenta, larguirucho. ¿Cómo va todo?
-Nada nuevo, lo que es un problema. Tendría que hace algo en lugar de quedarme aquí sentado echando a
Lisa de menos. ¿Estás libre para quedar?
-Ahora mismo ando un poco ocupado. ¿Tienes algún plan
para mañana por la mañana?
-Pues no. A no ser que me propongas hacer alguna
estupidez; en tal caso, sí que tengo algún plan, el de salvar el
mundo, o lo que sea.
-Bueno, si al final no vas a salvar el mundo antes de la hora
de comer, propongo ir al cine.
-Supongo que la humanidad podrá valerse por sí sola
durante un par de horas. ¿Y qué estás haciendo ahora mismo?
-Nada -responde.
Lo dice en tono un tanto avergonzado y elusivo, como les
pasa a todos (menos a Haeechul el Flacucho) cuando les
preguntas si miran páginas porno o no y se sienten
incómodos, por mucho que la respuesta esté más que clara.
Pero lo dejo correr y hago que me hable de tonterías, como
que me diga el superpoder que le gustaría tener, por ejemplo,
y que resulta ser la invencibilidad, que Haeechul el Flacucho
siempre confunde con la invisibilidad.
Es mejor que jugar a solas con una pelota de béisbol, por lo
menos.
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Recuerda Aquella Vez. [VK]
De TodoEn los meses despues del suicidio de su padre, ha sido difícil para Kim Tae Hyung, a sus dieciséis años de edad, encontrar de nuevo la felicidad, pero eso le sigue dando vueltas. Con el apoyo de su novia Lisa y su madre con el exceso de trabajo, va...