Ausencia Temporal

V

"...Hay tantas promesas que jamás cumpliré. Promesas perdidas en el pasado que se van disipando en el silencio, pero que el recuerdo se encarga de traérmelas a la mente. Ahora sí lo entiendo; la nostalgia es más fuerte que el olvido, porque la nostalgia es un sentimiento y el olvido es sólo una intención. Pero aun así, olvidamos las cosas más importantes y sentimos nostalgia porque sabemos o, mejor dicho, porque sentimos que hay una verdad ciega y muda escondida entre tantos rostros, entre tantos minutos, entre tantas sombras, entre tantas miradas, en algún lugar del recuerdo, en algún momento del pasado..."

Junto a la cama unos pasos manchados de sangre abrían un sendero que bajaba por las escaleras, seguía por el corredor y terminaba frente a la puerta principal. Victoria había seguido este sendero encendiendo las luces que encontraba a su paso, de modo que al llegar a la puerta principal ya la casa estaba casi toda alumbrada. De pronto escuchó un ruido venir de alguna de las habitaciones de arriba, después un grito.

Ahora las huellas, repentinamente, se devolvían por el mismo trecho que habían hecho de ida. Así que Victoria volvió a transitar el corredor, volvió a subir las escaleras y volvió a entrar al cuarto; pero, esta vez, dos olas gigantes se agolpaban en su corazón, como cuando sabemos que hemos llegado a descubrir algo que es definitivo e irredimible. Entró a la habitación y vió las huellas terminar frente al closet.

En su mirada comenzaron a brillar un par de lágrimas que más tarde se convirtieron en gemidos. Dentro del closet se escuchaba una voz suplicante y susurrada. El tiempo comenzaba ahora a suspenderse, lo podía sentir. Abrió la puerta del closet y encontró el cuerpo semidesnudo de su hermana. Muerta, bañada en sangre, y herida por un cuchillo de carnicero que había asomado sus vísceras luego de degollarla.

Victoria tuvo miedo. Retrocedió unos pasos y vió, junto a su hermana, el vestido que se había colocado antes de salir de casa, el que inexplicablemente había sido sustituido cuando entró al cementerio. Ahora las huellas terminaban en sus pies, los levantó y vió lo que temía, sus pies estaban bañados en sangre y en su mano derecha asía un cuchillo de carnicero. Se desvaneció.