7.

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Entré a la cabaña llamando a Somin.

No había venido a mi encuentro en el bosque, ni tampoco se encontraba aquí.

Y por primera vez me fijaba en el estante con fotos...

-¿Papá?- pregunté extrañada al reconocer al hombre de la foto, aunque llevaba una extraña capa azúl y su apariencia era diferente.

¡Despierta Jiwoo!

¡¿Hija?!

¡¡Mochiiiii!!

Mi cuerpo comenzó a temblar fuertemente sin poderlo controlar, la cabaña se derrumbaba y los árboles se mecían hasta caer.

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-Cariño- exclamó mamá mientras abrazaba mi cuerpo exhausto.

Papá miraba desde el umbral de mi puerta con una expresión de enojo y seriedad.

Mamá murmuraba cosas como que ahora estaría a salvo, que ya no soñaría esas tonteras...

-¿De qué hablas, mamá?- pregunté fingiendo no entender su preocupación.

-Estuviste soñando muchas cosas raras... creadas por tu imaginación, pero eso se acabó y...

-¿Por qué la ayudaste?- preguntó papá exaltado e interrumpiendo a su esposa- ¿Por qué le permitirse salir?.

- No es necesario...-mamá le ordenaba con la mirada que se callara.

-¡¡Dime donde está!!- gritó abalanzandose sobre mi como perro rabioso, ni si quiera estaba midiendo la fuerza empleada en mi cuerpo.

-¡¡Déjala!!- gritó Somin lanzandolo lejos de mi.

Matthew apareció detrás con su actitud triunfadora, y ésta creció al ver el impacto generado en mis padres.

-No digas nada mamá, por que realmente no te quiero escuchar- amenazó Somin con veneno.

Mi mente comenzó a girar cuando me di cuenta de cómo la había llamado.

¿Ellos no eran mis padres?

¿O lo eran al igual que los de Somin?

¿Éramos hermanas?

-Físicamente son tus padres, pero los míos los controlan desde su interior- explicó ella.

Las voces de aquellos adultos comenzaron a sufrir modificaciones extrañas, como cuando demonios poseían a personas.

-No creas nada de lo que dice ésta bruja- dijo la mujer que creía que era mi madre pero a la vez no- sólo te utilizó para salir a esparcir el mal...

-Por favor, Somin siempre ha sido bruja naturalista- defendió Matthew a su novia- jamás haría un daño a propósito si no es en defensa propia.

-¡¡No hables con mi hijaaa!!- papá lanzó una bola azul hacia Matthew, pero éste la esquivo con suma facilidad.

En tres segundos salí corriendo descalza, aún escuchando la guerra que se llevaba arriba.

Corrí las 3 cuadras que me separaban de Jseph, y no me detuve hasta llamar a su puerta.

-¿Jiwoo, qué- no pudo acabar con su pregunta por mi abrazo sorpresivo.

-Debemos hablar... mucho y tiene que ser ahora- dije llorando, sacando toda emoción contenida en mi interior.

Kim Matthew, el príncipe de los infiernos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora