3.

248 27 0
                                    

Su mirada permanente y penetrante en mí me tenía nerviosa, tanto que hasta Jseph había notado mi incomodidad.

¡¡¡El chico más despistado de la tierra, el universo y más allá se había dado cuenta!!!

El timbre sonó y yo corrí hasta el baño, dejando a mi novio confundido en su banco.

Agua, necesito agua para apagar este incendio...

Moje mi rostro deliberadamente ya que no contenía ni una pizca de maquillaje, y lo restregué hasta sentirme más fresca.

Un gritillo murió en mi garganta antes de salir del baño, pero pareció revivir cuando vi a Kim Matthew frente de la salida con postura relajada.

-¿Estás bien?- preguntó con burla... ¿es que acaso él sabía lo que me pasaba?.

-¿Qué haces acá?- pregunté con ceño fruncido y cruzando mis brazos, manteniendo una postura altiva.

-No se contesta una pregunta con otra- desafió acercándose, haciéndome retroceder instintivamente- tranquila que no muerdo.

-Respeta mi espacio personal- murmuré y odie estar tan acobardada.

Él paró de acorralarme y yo dejé de retener la respiración.

-No te confundas... quiero algo de ti, pero no a ti en sí- comentó riendo amargamente y sentí como mi corazón se paró ante sus palabras- toma, te daré esto en forma de tregua.

Estiró su mano para tomar la mía y dejar una pequeña bolsa de terciopelo roja con algo duro en ella.

Sin darme tiempo a replicar, se fue y camuflo en el mar de personas que pasaban por el pasillo.

Ni yo que tenía el don de la invisibilidad y llevaba años aquí, había logrado hacer eso...

Me guardé la bolsita en el pantalón  justo en el momento que mi novio llegaba a mi lado.

Lo único que hice fue tomar su mano y dejar que me llevara, mientras hablaba algo de un trabajo a medio tiempo.

Kim Matthew, el príncipe de los infiernos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora