Capitulo dos.

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— Sebastian, ¿los demonios pueden llegar a amar? —Preguntó Ciel—. ¿Un demonio puede llegar a querer a las personas? ¿A un humano?

— No —Respondió sin interés, pero luego lo pensó—. La verdad no sé. Nunca he visto a demonios como yo enamorarse de sus almas. Creo que es poco probable de que eso pase.

 — ¿Y que pasaría si se llegan a enamorar? —Duda y más dudas. No, mejor dicho, curiosidad—. Eso quiere decir que no sientes nada por mi, ¿no es así?

  Él sólo me miró con una sonrisa. Sus pasos resonaron por toda la habitación cuando se acercó a mi.

 — Claro que siento algo. Siento la necesidad de estar con usted. Siento la necesidad de cuidarlo. De protegerlo y siempre tengo esa necesidad de probar el dulce sabor de sus labios, Bocchan.

— ¿Y como lo sabes? ¿Como estás tan seguro de lo que sientes?

— Porque tengo el impulso de hacerlo. Tengo, como dije anteriormente, la necesidad y el impulso de seguir sus ordenes y hacer cosas por usted.

— Cosas, ¿eh? —Esbocé una sonrisa—. ¿Quieres enseñarme algo de esas cosas?

— Ahora no —Guiñó un ojo—. Tengo trabajo que hacer. Tenemos visitas.

 Dicho eso, hizo una reverencia antes de irse de mi oficina. Si todo lo que decía era verdad, ¿como podría creerle? Los demonios son ángeles que se revelaron contra Dios, en el pasado los ''ángeles'' vieron que las mujeres eran atractivas. Se hicieron cuerpos humanos y bajaron a la tierra. Tomaron muchas mujeres y tuvieron hijos. Los demonios simplemente no pueden enamorarse, es cierto. Siempre tienen un plan para hacernos creer cosas.


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Los juegos Phantomhive.

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— Dime Ciel. ¿Como has estado? Hace ya mucho tiempo que no se de ti —Comentó la rubia.

— He estado realmente bien —Respondí con una sonrisa, mientras me llevaba el té a la boca—. Pero tú, dime, ¿como has estado con ese tal Alois?

— Muy bien. Él siempre me ha dicho que te quiere conocer. No entiendo porqué no aceptas.

— He estado muy ocupado con algunos casos que me ha pedido Su Majestad, por eso, he tenido mi cabeza metido en otras cosas —Dije—. Además—Añadí—, ¿por qué tanta curiosidad por conocerme?

— Es porque le hable sobre ti, y dice que pareces buen tipo —Ella me regaló una sonrisa—. Alois dará una fiesta. Bueno, no. No tanto como una fiesta, sino más como una reunión. Vendrá familia de él y esas cosas.

— No se que decirte —¿Una invitación?—. Si no estoy ocupado tal vez sea posible que pueda ir.

— Ciel, deberías olvidarte de tu trabajo. ¿No crees que es mejor relajarte un poco y venir a disfrutar?

— Sabes que no me gusta dejar las cosas de último —Le recordé—. No me gusta dejar que todo se me amontone en un sólo lugar de mi cabeza.

  Elizabeth Midford. Mi prima y ex prometida. Desde ''pequeños'' eramos algo unidos. Ella siempre me ha tenido un cariño especial, por decirlo de alguna manera. Me apoyó luego de la perdida de mis padres y desde ese entonces, volvió a verme... Con un nuevo acompañante a mi lado.

— Al menos espero que puedas venir. Extrañaba las conversaciones contigo —Soltó una pequeña risa antes de levantarse de la mesa, lo cual yo también hice.

— Déjame acompañarte a la salida.

  Con la ayuda de mi fiel mayordomo, la acompañamos hasta su carruaje, donde la vimos partir. Ahora que se había ido, ya era tiempo de comenzar el trabajo.

— Vamos, Sebastian. Terminemos de hacer nuestro trabajo —Seguiría caminando si la mano de aquel demonio no me hubiera detenido.

— Bocchan —Habló—. Tengo una propuesta que hacerle.

— ¿Propuesta —¿De qué propuesta él hablaba?—. ¿Qué propuesta? 

— Quizás le pueda gustar —Se acercó un poco más a mi, deseando que su boca llegara hasta mis labios—. Es muy buena mi propuesta, pero se la diré en la noche.

— ¿La noche? ¿Por qué quieres esperar hasta la noche para decirme?

— Porque todos están dormidos —Sentí como mis mejillas ardieron—. Lo espero en la oficina. 

Los Juegos Phantomhive.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora