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Mi mandíbula por poco se cae. Me ilusioné demasiado y caí en su actuación de bondad cuando obviamente él no tiene nada de bondad en su cuerpo. La emoción de haberle visto después de tantos años me cegó.

–No puedo creer que me estes chantajeando con algo así.–Hablé con un nudo en mi garganta. Ni siquiera había enojo en mi voz, solamente tristeza, decepción. Me paré de la silla con fuerza y comencé a caminar hacia la puerta.

Sentí su mano tomar mi muñeca y ni volteé a verlo.

–Piénsalo.

–Estas enfermo. Me hablaste bien y has pretendido que te importo para chantajearme de esta manera. Eres un asco, ojalá algún día entiendas lo asqueroso que eres.

–Llámame si cambias de opinión.–Con fuerza sacudí mi brazo para que me soltara, y cuando lo hizo salí de ahí casi corriendo. Esta vez abrieron la maldita puerta rápido.

Mis pasos daban con fuerza contra el piso. Realmente no quiero llorar, no de nuevo, no por su culpa. ¡Es que, mierda! ¿¡Qué tan enfermo es que que me propone algo como eso!? Es que lo sabía, sabía en mi interior que a él le daba igual mi vida, y mucho menos la de Lisa.

Solamente quiere llevarme con él probablemente para comenzar a enseñarme como guiar su maldita empresa asquerosa.

No sé ni a donde ir, no quiero volver a desmayarme como vagabunda en el banco de una plaza pero no sé si tengo la fuerza de poder ver a Lisa.

¡Es que me frustra! ¡Haría lo que fuera por Lisa y su felicidad! Pero eso implicaría mudarme de aquí, no verla tan seguido o tal vez ni siquiera verla nunca más, y no sé si soy capaz de ello.

Suspiré entre mi llanto, pues si, a esta altura era inevitable no llorar con el embrollo de cosas que tengo en la cabeza. Intenté calentar mis manos comenzando a caminar con ellas en los bolsillos del pantalón que Lisa me había prestado. El clima en Seúl está tan triste como lo estoy yo.

Estaba caminando en dirección a mi casa, con la cabeza agachada, mi cuerpo congelado, y no es por soñar cliché pero también con el corazón hecho trizas. Jamás sería por culpa de Lisa, es por culpa de mi padre y de que hoy fui solamente un juguete para él. Creí que había tenido un poco de humanidad y se había dado cuenta del mal padre que fue prácticamente toda mi vida, y estaba intentando recompensarlo, pero no. Solamente quiere que vuelva a vivir con él y es que ni siquiera tengo idea de por qué.

Además de que no quiero ver a mi madre. No hablo con ella me atrevería a decir que hace años. Realmente no es algo de lo que quiera hablar ahora, probablemente me termine desmayando pero en la calle, sin haber llamado a Jungkook por lo que no sabrían dónde estoy y básicamente moriría y... no quiero hacerlo aún sinceramente.

Mis pensamientos se detuvieron inmediatamente cuando escuché fuertemente la bocina de un camión, me sobresalté y mi pecho se estrujó. Levanté la mirada y es que de hecho había un camión a escasos centímetros de mí, incluso podía sentir el calor de las luces de este en mi cuerpo.
Mi respiración se volvió agitada, y en cuanto caí en lo que estaba pasando corrí hasta estar fuera de la calle.

–¡Mira por donde caminas niña!–Escuché a un hombre gritar y suspiré, ni siquiera me gastaré en enojarme. Pero mierda, casi muero del susto. Miré a la calle y no puede ser que estaba caminando tan distraída que no me di cuenta que era una avenida principal.

Intenté recuperar mi aliento luego de lo que había pasado, y en cuanto lo logré seguí en camino a casa. No había casi nadie en las calles y era lógico, con este frío no dan ganas de salir. Mis pasos se escuchaban retumbar en toda la cuadra, estaba prácticamente caminando sola en la ciudad.

as she sees | jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora