Durante un momento el tiempo pareció ir más lento. El joven podía observar como todo se movía más despacio. Pudo ver al hombre en medio de la plaza gritando por el fuego. Quería sacárselo de encima, empezó a desvestirse, a su vez que los hombres que trabajaban para el corrían a ayudarlo. Entonces también vio a la chica que estaba en la jaula. A la bruja. Su moviente se repetía. En ese instante llevo su mano al mango de su espada. Sintiendo lo duro que era el tomo un momento para empezar a correr hacia la chica, con su escudo en mano puso derribar a las personas que se oponían a su camino. Al llegar empezó a golpear el candado que mantenía cerrada la jaula con su espada.
-¡Apúrate! -Decía la joven, en su voz se percibía la angustia, no dejaba de ver detrás como el hombre empezaba a disminuir las llamas.
-Lo siento, pero no cede. Le doy, pero no puedo quebrarlo. -Al joven le faltaba el aliento. Sin importar con cuanta fuerza usase, la espada no parecía poder destruir o deformar el candado.
-¡Apártate! -La muchacha empujo al joven, golpeado su pecho con sus palmas. Después, juntándolas, las reunió enfrente al candado y soplo. Un aire frio empezó a emanar de ella, y el cando empezó a tornarse azul.- ¡Ahora sí, apúrate!
-¡Bueno! -Al chico le tomo un momento entender lo que pasaba. Al tocar el cando había podido sentir el frio aun través del cuero. Lento su espada. Y con toda la fuerza que le quedaba la bajo hacia el candado. De un solo golpe este se abrió. Sorprendido, el joven no pudo anticipar cuando la muchacha salió saltando de la jaula, golpeándolo con la puerta sin esperar a que él se apartara. En el suelo, el joven miro como la muchacha miraba a todos lados, sin saber qué hacer, mirando las jaulas, empezó a gritarle al chico.
-¡Levántate, rápido, ayúdame a abrir las otras! -La muchacha le hacía señas al joven para que se apurase. Sin haber recuperado el aire del todo, este se levantó, empezando un caos en la plaza. Las personas que habían estado en la jaula de la muchacha, empezaron a salir corriendo, buscando la libertad. Para entonce4s el hombre del centro de la plaza ya había apagado las flamas. Sus hombres a sus veces estaban decidiéndose entre ir a capturar a los que escapaban o atrapar a quien los había liberado. Antes que pudiesen decidirse, los jóvenes estaban repitiendo el mismo proceso con todas las jaulas. Una tras otras se abrían para que las personas pudiesen escapar. Las personas salían corriendo, incluso llevándose de encuentro a los trabajadores que los habían mantenido encarcelados.
Cuando todos habían escapado, la plaza era un caos tal. Las personas que habían ido a ver habían intentado ayudar a los capturadores pero eran tantas personas con ansias de libertad, que no pudieron contenerlos. Los capturadores lograban retener a algunos, en especial a las mujeres, pero cuando los hombres los empezaron a golpea, incluso ellas lograban escapar. El hombre en el centro de la plaza, miraba todo con confusión, aun o podía entender como había sucedido todo. No fue hasta que vio a los jóvenes cerca de la última jaula que lo entendió. Llamo entonces a sus trabajadores para enseñarles una lección. Si no conseguía su mercancía al menos se iba a desquitar.
Cuando los jóvenes vieron el grupo de hombres que venía hacia ellos, no hubo tiempo para decidir. El joven, sabiendo que tenía su escudo, lo tomo en mano y cargo contra los hombres. Al principio cuando había derribado a la mayoría pensó que llevaba la ventaja, pero al sentir como una de las hachas bajaba hacia su espalda perdió el equilibrio. Luego de eso, la pelea comenzó. EL joven intento utilizar su espada para blandirla, intentando golpear algo con ella. Pero sin saber manejarla, todo su peso cambiaba al moverla, los hombres al darse cuenta de ello, fácilmente lo tiraron al suelo para comenzaron a darle una golpiza. Antes de que pudiese removerla la armadura para hacerlo, la joven les salto desde atrás.
Aunque no tenía las fuerzas para derribarlos por sui sola, consiguió prender en llamas la ropa de unió. En el caos este término derribando a otros dos de los siete que eran. Mientras los otros estaban en el suelo. Los demás se fijaron en ella, sabiendo que tendrían que apresarla. Por suerte, antes de que lo hicieran, el joven salto desde atrás, golpeando uno con el escudo. Aprovechando la distracción, la muchacha prendió en fuego a otros dos. Sus manos se movían tan rápido como podían, el fuego se acumulaba en ellas y saltaba hacia los hombres. El único que quedaba, decidió salir corriendo, temiendo prenderse en fuego.
A pesar de que ya los habían dejado, los cuernosempezaron a sonar por todo el reino. A lo lejos, podían ver como el hombre quehabía estado en el centro de la plaza tría consigo un par de guardias. Armadoscon espadas y cubiertos con armadura, los jóvenes se voltearon a ver mutuamentedecidiendo que sin duda aquello ya era mucho para ellos. El joven tomo suespada que yacía en el suelo y guardo su escudo. Una vez que estuvo listo, lamuchacha le hizo señas para que empezaran a corren y le agarro de la mano. Paracuando los guardias llegaron, ambos ya se habían perdido entre los callejones,sin poder ser encontrados.
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La Bruja
FantasíaUn joven caballero busca una bruja que pueda deshacer el hechizo que maldijo a su aldea hace cientos años. Mientras, una joven bruja busca encontrar paz lejos de su vida llena de guerra. ¿Encontraran ambos lo que buscan o se ceñirá una terrible somb...