Capítulo 15. Amarse.

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Ethan: 

- Dime por favor que no te las vas a tirar a ella - Me susurra mi hermana cuando caminamos por el pasillo del tercer piso. El pasillo de las habitaciones para huéspedes.

En mi mano llevo un pañuelo mojado. Sí, me ha roto el labio.

- No. Le estoy haciendo un favor. Ella y yo somos amigos. - Me observa.

- Porque ella tiene novio, Ethan. - Hago girar mis ojos - Así me mires así. Debes respetar eso.

- No estoy irrespetando nada - Aunque hace minutos le dije que la iba a besar. Soy un doble moralista genial.

- Más te vale - Me amenaza y nos deja en la mitad del pasillo. - Tía Delia se está quedando en el cuarto de la mitad. Al final hay otros dos. Déjale el último a Allison que es el de la cama más cómoda.

- Claro - Asiento y ella se va. Me giro hacia Allison y le sonrío con los labios juntos. Avanzamos por el pasillo y llegamos hasta la última puerta. - Aquí es. - le aseguro y la abro.

Ambos entramos y nos quedamos en medio. Hay una cama, un tv, dos mesitas de noche, una lámpara, una ventana que da al jardín y un baño. Es cómoda.

- ¿Necesitas ropa? - Le pregunto y ella parece meditarlo por un largo rato. Luego dice

- No. Puedo dormir así - bufo.

- Te traeré algo. Creo que tengo ropa aquí - Salgo antes de que pueda rechistar, bajo al segundo nivel, que es donde está la habitación de mis padres, de Amalia y de Simón. Mi hermana Gisselle también tiene una pero ella ya no vive con nosotros, vive con su esposo y con Simón en otra casa, pero Simón, el único nieto, tiene una gran habitación también.

Entro a mi cuarto, entro a mi armario y afortunadamente aún hay mucha de mi ropa aquí. Saco dos Pijamas y vuelvo a salir. Subo hasta el tercer piso y entro al último cuarto del pasillo.

Allison está sentada sobre su cama mirando su celular. Lo deja a un lado cuando entro y yo enciendo la luz.

Tengo unos pantalones cortos y unos de chándal. Le pasó los segundos y una camiseta con mangas largas, porque está haciendo mucho frío.

Pasados unos minutos en los que ella sale del baño con mi ropa puesta, la observo.

- ¿Quieres que me quede un rato para que no te sientas sola o me voy? - Decido preguntar. Ella no me responde nada inmediatamente y se sienta en la cama recostando su espalda en la madera. Luego da palmaditas a su lado.

- Si no tienes sueño, agradecería que te quedaras. - Asiento con lentitud y camino hasta poder recostarme a su lado, dejando suficiente distancia entre ambos.

- No lo entiendo - Dice después de unos minutos. La observo. - Todo es cierto. Tú nombre, tu estilo de vida, tu edad, tu familia... - Parece buscar las palabras correctas para hablarme. Puedo ver los engranajes de su cerebro trabajando como una locomotora. - Dime la verdad, el problema para que no quisieras conocerme antes ¿Fuí yo?

- No - Respondo con firmeza y sinceridad.

Ella se inclina en mi dirección y me pide el pañuelo. Se lo doy y con cuidado empieza a hacer presión en la comisura de mis labios. Me observa apenada. Supongo que se siente culpable porque me "lastimó"

Me quedo unos segundos pensando las siguientes palabras y decido hablar cuando creo que tengo el diálogo correcto - El problema era yo. Todo era malo cuando nos conocimos, de hecho, lo único bueno en mi vida en ese momento eras tú.

- ¿Qué iba tan mal? - Su pregunta casi me hace reír ¿No entiende la palabra "todo"? Niego.

- Antes no era ni la muestra de lo que soy ahora. He avanzado mucho. Era mala mi vida familiar y social, también era mala mi relación conmigo, mis estudios y hasta mi salud.

- ¿Y qué tenía que ver todo eso con nuestra relación? - ¿Está bromeando? La observo fijamente.

- Empezaba a hacerte daño.

- Eso no...

- Olvidé tu cumpleaños - La corto y eso la hace quedarse en silencio y detener su mano. Trago en seco - Mentía frecuentemente sobre los lugares en los que estaba porque no quería que vieras esa parte de mi vida. - Junto los labios - No quería que respondieras una llamada a las dos de la mañana de un lunes, por parte de un lunático completamente ebrio que odiaba su vida y se la quería quitar en cualquier momento, porque eso era, Allison, una especie de calavera andante.

Ninguno de los dos dice nada. Ella está entretenida curando mis labios y yo solo puedo observarla.

- He aprendido, con el pasar del tiempo, que el error en las relaciones está en buscar en el otro un complemento de lo que a ti te falta. - Eso llama su atención. Sus ojos ahora están completamente clavados en los míos - Primero debemos encontrar amor a nosotros y por sobre todo, en nosotros. Amor a nosotros para no buscarlo en nadie más y amor en nosotros para poder dar.

<Yo encontré en ti alguien que me daba amor, el amor que me hacía falta de mi familia, de mis amigos y de mi. Pero yo no te estaba dando nada. No tenía amor a mi, ni en mi. Y no era justo para ti.>

- Eso lo entiendo. Pero la decisión de dejarte o no, debía ser mía, no tuya.

- Tal vez. Pero era un reto personal. - me señalo - Un niño consentido que había tenido siempre lo que, materialmente, había querido. Y que por amor, precisamente, renunció a eso.

- No soy un objeto material.

- No, renuncié a tener lo que quería. Una relación, una persona que me quisiera y que me hiciera sentir por primera vez que para alguien era importante.

Si hay algo que Allison sabe, es que me gusta tener conversaciones profundas, no me gustan las cosas superficiales y eso siempre se lo he demostrado. Además, sus ojos me observan con atención, como si cada palabra que sale de mi boca fuese algo despampanante.

- Habían cosas por reparar. Aun las hay, pero no estoy en el lugar que estaba, no soy la persona que era y no quiero volver ahí.

Una sonrisa se ha instalado en sus labios y lleva una mano hasta mi frente para mover un mechón de cabello que me esta cayendo ahí. Deja su mano en mi mejilla. Mi corazón late con fuerza.

- Creo que voy a dormir - Dice entonces. Asiento. Ella se aleja, dejando el pañuelo en mis manos y yo me pongo de pie.

- Descansa - Le digo y me sonríe.

- Tú también - camino hasta la puerta, pero, antes de salir, doy media vuelta y camino en su dirección.

Me observa con curiosidad y separa un poco los labios, me inclino y depósito un beso en su mejilla. No sé porque, pero eso parece encender un grifo en sus ojos porque lleva sus manos alrededor de mi cuello y me abraza, empezando a llorar en mi hombro. Me siento al borde de la cama y le permito llorar.

- "Tengo la teoría de que cuando uno llora... - Empiezo a decir cuando ella se separa e intenta ocultarse de mi. - Nunca llora por lo que llora - Separo sus manos y la obligo a observarme. Suspiro sonoramente y me dedico a limpiarle las lágrimas con mis dedos - sino por todas las cosas por las que no lloró en su debido momento" - culmino y ella sonríe.

- Benedetti - Murmura y le sonrío.

- ¿Cómo lo sabes? - Entrecierra sus ojos en mi.

- Solo me has dedicado poemas de él - En esa oración hay suspendidos muchos recuerdos. - Lo siento, yo...

- Lo sé - La interrumpo - No hay nada que explicar. - Carraspeo - Aunque nunca ningún mujer, diferente a mi hermanas había llorado frente a mi. - Baja la vista y se encoge de hombros.

- No tengo nada que ocultarte a ti. De entre todas las personas que me rodean. Tú y mamá son quienes se han ganado toda mi confianza. - Ante esas palabras, me quedo sin aire nuevamente. Me inclino y le doy un beso en la frente.

- ¿Quieres que me quede? - Le pregunto. Quiero que diga que si, porque de otra manera, no creo que vaya a poder dormir. Sufro de insomnio.

- Necesito estar sola - Muerdo mi labio - Descansa, Ethan.

- Descansa - esta vez si me pongo de pie y me voy sin volver.

Enamorando a AllyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora