Capítulo 2

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Dios bendito, había cuatro de ellos, no tres. ¿Cómo se le había olvidado cuando Harry claramente se lo había dicho? Riley miró al hombre fijamente. Algo de él con su cojera y sus hombros hundidos la atraía. Su corazón se removió en su pecho como si hubiera saltado ante la presencia de él.

-Va a empezar a caer una de gorda. ¿Vienes?

Saltó al oír la voz junto a su oreja. Había estado tan absorta vigilando al cuarto O'Keefe mientras iba por la calle que no se había dado cuenta de que Harry había entrado en la cafetería. Una mirada a través de la calle le mostró que la estación de servicio estaba completamente cerrada.

-Tengo que pagar mi bebida — dijo mientras se ponía en pie, percatándose de que todo el mundo los miraba, incluyendo a Louis y Zayn, que estaban fuera de la cristalera.

-Yo invito — dijo Leena. — ¿Te veo mañana, cariño? — Riley miró a Harry.

-Sí, creo que sí.

Él cerró sus ojos, e inhaló profundamente mientras tragaba. Un temblor la recorrió mientras él se acercaba de nuevo a su oído.

-Te prometo que no lo lamentarás.

Tomando su rostro, él acarició con su boca la de ella. Él olía a garaje – aceite, goma, coches – pero el sutil aroma subyacente de madera y hombre puramente, la tenía a ella embrujada. La mezcla encendía sus sentidos, llevándola a un miasma de deseo que nunca había experimentado. Con un gemido, ella entreabrió los labios y le permitió la entrada. Menta. Oh, Dios... Los brazos de ella abrazaron los hombros de él mientras él profundizaba el beso, llevándola a ponerse de puntillas y apretarse contra su cuerpo.

-Vaya truco — gruñó uno de los hombres. — ¿Tienes que fardar delante de los demás que no tenemos?

-Píllate una habitación o algo — añadió otro. — Leena, fíjate en ese nidito de amor.

Ella oyó a Harry reír por lo bajo mientras se interrumpía el beso, aun sujetándola en su abrazo de acero.

-Van a tener todos sueños eróticos contigo, cariño. Pero no yo porque yo voy a tenerte húmeda y gimiendo por mi polla.

-Oh, Dios... — susurró ella.

-¿Demasiado?

-No. Sólo estoy nerviosa. Nunca...

¿Nunca qué? ¿Había follado con tres o cuatro hombres a la vez? Diablos, dos estaba más allá de su experiencia aunque para ser sincera, muchas veces ella había cerrado los ojos cuando su ex había usado un consolador y había imaginado que había otro hombre ahí – uno que la follaba mientras que el otro le chupaba los pechos. Siempre le había puesto cachonda y llevado al orgasmo. Ella necesitaba la fantasía. Francamente, él no había sido tan bueno.

Y ahora, ella podía hacer que sus pensamientos ilícitos se volvieran realidad.

-Estaré bien — Harry entrelazó sus dedos con los de ella y la guió hasta el exterior. Zayn y Louis la besaron rápida y profundamente y ella fue asaltada de nuevo por el aroma del garaje y sus propios olores individuales. Globalmente, mezclas intoxicantes y seductoras. Zayn se adelantó, para abrir la casa dijo, mientras los fuertes dedos de Louis encerraban los de ella. Su estómago mariposeó al sentir los callos de él en sus suaves palmas. Ella quería sentirlos rozando sus muslos, su estómago y especialmente sus pechos.

Aun así, con cada paso, el nerviosismo tensaba su estómago y luchaba con su excitación. Ella deseaba eso, realmente, pero estaba más que asustada. Más aterrorizada que cuando había abandonado su hogar por primera vez. Incluso más aterrorizada que cuando se había largado en medio de la noche para escapar de su ex, Antonio Martínez Smith, con el que había roto hacía ocho meses, después de que él la hubiera lanzado contra una pared, golpeado, tirado al suelo y pateado. Ella no había aceptado su ―lo siento‖. Una vez, había sido, y ella se había salido del juego. Pero él continuaba acosándola y amenazándola.

Les Pertenece a Ellos  - Daly way 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora