Capítulo 4

494 34 0
                                    


-Kelsey, gracias a Dios — dijo Riley mientras sacaba el polvo de la recién ordenada sala de estar mientras sostenía el teléfono entre el hombro y la oreja. — Antonio hizo algo con mis cuentas. ¿Puedes por favor mirar y ver qué ha pasado?

Su amiga Kelsey trabajaba en el Vangaard Federal donde Riley tenía su cuenta corriente. El ex de Riley, Antonio, también estaba empleado allí, pero a un nivel más alto. Entretanto, Kelsey parloteaba sobre lo que había ocurrido desde que Riley dejó la ciudad, mientras Riley acababa de sacar el polvo y pasó al comedor. Cuando pudo por fin hablar, Riley la puso al día con sus novedades, excepto el sexo.

A través de la puerta abierta, veía a Niall trabajando con el ordenador en la pequeña oficina que había al lado de la cocina. No tenía idea de en qué estaba trabajando. No era papeleo del garaje. Él le había explicado anteriormente que él iba al negocio, y trabajaba en la contabilidad unas cuantas veces por semana.

Él levantó la mirada y le sonrió, llenándole el estómago de mariposas. Habían hecho el amor otra vez después de la primera, y no habían salido de la cama hasta casi mediodía.

No fue hasta que Riley se dio cuenta que no habían usado condones. Había estado tan emocionada con él que ni lo había pensado. En ese momento, no era capaz de preocuparse demasiado por ese desliz. Niall le había asegurado que estaba sano y no era el momento fértil de su ciclo, aunque eso no era cien por cien seguro. Ya se enfrentaría a eso si era necesario. Ahora mismo, todo lo que su cerebro reblandecido podía pensar era en la próxima vez con él.

-Oh, ya veo lo que hizo — dijo finalmente Kelsey. — Bloqueó el acceso a tu cuenta informando que te habían robado las tarjetas de crédito. Yo no tengo posibilidad de arreglar esto. Puedo notificar error en la información pero eso igualmente te dejaría sin fondos durante unos días. Puedo pedir nuevas tarjetas y que te las envíen.

-Eso sería estupendo. Mientras las tenga en unos pocos días...

-Él ha estado por aquí cada día, sabes. A ver si pescaba algo de información. No le diré nada, no te preocupes.

La rabia le crispaba los músculos de los hombros, y dejó caer el trapo del polvo en la mesa del comedor.

-No me importa lo que sepa. No voy a volver con él. Pensaba que después de ocho meses, había pillado la indirecta.

Ella oyó cómo Kelsey suspiraba al otro lado de la línea.

-Aún pienso que es peligroso. Voy a esconder tu información de contacto para que no la encuentre hasta que no estés lejos de ahí.

Riley dudaba que eso funcionara, pero no dijo nada. No sabía cómo funcionaba el programa informático de Vangaard. Después de terminar de hablar con su amiga, colgó cuidadosamente el teléfono en la mesa, aunque la ira que la recorría le pedía que lo hiciera con un golpe. Rabiando, miró a la pared más alejada.

¿Cómo se atrevía ese hombre? ¿Cómo se atrevía? Intentando controlarle la vida, intentando manipularla para que hiciera exactamente lo que él quería. Había parecido tan majo cuando empezaron a salir, incluso al principio de estar comprometidos. Entonces había cambiado. Ella no dudaba que intentaría seguirle la pista, y volver a maltratarla. ¿Y entonces qué? ¿Empezaría otra vez a darle tortazos por ahí una vez más? No había podido aguantarlo antes. No lo iba a aguantar ahora. Pero el pensamiento de tener que enfrentarlo...

-Voy a dar una vuelta — dijo — Necesito ir a la tienda y comprar mantequilla.

-Riley — la llamó Niall, con un tono de voz preocupado. Oyó como hacía rodar la silla hacia atrás mientras se levantaba, pero ella ya estaba fuera del portal.

Les Pertenece a Ellos  - Daly way 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora