Camila, mi única amiga

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Joven y hermosa Camila, mi única amiga.
Tu que siempre me has acompañado y nunca sola me has dejado, simplemente no puedo fallarte y escuchar a esos demonios que me piden dejar de hablarte.
Ellos me desprecian, me lastiman y me encierran sin permitirme acercarme a otros, ni tener amigos, aún cuando yo solo deseo jugar como cualquier otra niña de mi edad, tomar un par de muñecas entre mis manos y hacerlas charlar entre ellas durante horas, hasta que pueda ver la luna sobre mí y mi madre me llame a cenar, a comer galletas con leche y sólo después de cepillar mis dientes, entonces poder ir a soñar sobre mi almohada siendo cobijada por mi padre.
Pero yo no tengo muñecas, ni madre que me de galletas, ni padre que me cobije, sólo tengo a Camila, mi única amiga.

Sin importar cuántas veces intentaron separarnos, siempre encontrabamos la manera de volver a reunirnos, de volver a cruzar palabra, de volver a ver la sonrisa de la otra, así de perfecta es nuestra amistad, así de fuerte y desinteresada es la unión con Camila, mi única amiga.

Bien recuerdo que cuando cumplí mis primeros treinta y seis meses de vida yo ya la conocía, en aquél momento mi vida era feliz y magnífica antes que papi y mami me abandonaran, aunque haya pasado el tiempo y ahora mi estatura es el doble, tengo muy presentes esos recuerdos dentro de mi mente, solamente causandome dolor como si hubiesen sido incrustados en mi cabeza y fijados con clavos hundiendose hasta mi cerebro y haciendo que éste comprima mis globos oculares al punto de estar cerca de estallar y salirse de mis cuencas, sí, así de doloroso me resulta ahora de no ser por Camila, mi única amiga.

Los demonios me gritan que de ti me aleje, que te ignore y te desprecie, ellos me ordenan olvidarte y me mienten para que te tema, pero como podría yo hacer tal cosa, si tu nunca me has fallado; de no ser por ti, yo estaría completamente sola a su merced, es por ello que tanto te agradezco por cuidarme y defenderme de ellos hasta el cansancio, incluso si en algún momento llegué a dudar de tí, por ello te pido perdón, una y mil veces perdón a tí, Camila, mi única amiga.

Yo soy incapaz de estar sin tí después de que eres la única que ha hecho algo por mí, tú que sin tener ningún lazo conmigo has siempre encontrado la manera de permanecer aquí, sin despegarte de mí un sólo instante; sabes que tengo miedo, mucho miedo y dolor pero con tus palabras y tu compañía el sufrimiento ni siquiera importa lo bastante.
Aún grito cuando los demonios vienen, aquellos que con placer me lastiman pero tu estás ahí para consolarme y decirme que ellos son irreales, y me consuelas hasta que caigo dormida, quisiera descansar sobre tu regazo en vez de esta cama fría, pero no importa, porque sé que eso es sólo una pesadilla y que cuando despierte me susurraras buenos días y me mostrarás tu amable sonrisa, porque únicamente tu eres capaz de mirarme con sinceridad, sólo a ti puedo verte a los ojos y como si de un libro se tratase, leerte tan simplemente porque no ha existido momento en que no me muestres bellas páginas con las que jamás me cortaré, con las que sólo sueños maravillosos imaginaré, así que no te alejes nunca, Camila, mi única amiga.

Hoy mi cabeza duele, los demonios me han lastimado de nuevo, pero tu has estado conmigo y alejado a la muerte que por mí, en la habitación estuvo. Yo claramente la vi, completamente de negro y usando una capucha que cubría su rostro serio, se movía lento pero sin titubear, la muerte me amenazaba con seguridad; primero se quedó inmóvil en la puerta, después de un par de minutos me rodeó muy lentamente hasta frente a mi detenerse, mi cuerpo estaba casi inerte cuando sentí su frío tacto sobre mi brazo y después sobre mi rostro, ese maldito ser emitía una sensación de lastima hacia mí y de haber visto sus ojos, estoy segura que me miraría casi compasiva, pero eso no llegó a ocurrir gracias a ti, Camila, mi única amiga.

Tus manos suaves y cálidas tomaron el lugar que anteriormente me helaba e hiciste retroceder a los demonios, en ése instante tu pequeña pero a la vez inmensa acción me permitió relajarme, mi cabeza ya no se sentía como si la estuviesen atravezando rayos una y otra vez, los horrorosos rostros de los demonios se perdieron de mi vista saliendo de la habitación y casi sentí la compañía de los padres de los que alguna vez fui su querida hija, pero su preocupación desapareció tras la ventana de la puerta. Lo siguiente fue silencio absoluto, el tranquilizador silencio que me regalaste hasta el punto en que estuve completamente consciente de nuevo, lo suficiente para permanecer charlando con Camila, mi única amiga.

Debo admitir que ese suceso se quedó en mi mente de la misma forma que el punzante dolor, pues no pude evitar darme cuenta de la gran ironía que ésta mañana aconteció, ver a la inmisericorde muerte destacando entre los demonios por sus oscuras vestimentas, mientras que en un intento por parecer buenas personas, esos demonios visten blancas prendas, vaya hipócritas que piensan que sólo por ello dejaré a un lado todo el daño que me han provocado a mi y a Camila, mi única amiga.

Yo bien tengo claro que he sobrevivido por las protectoras acciones de mi amiga y su invaluable compañía pero de mi mente no se borra lo mucho que he sufrido y cuanto odio este lugar infestado de demonios blancos, que día tras día se empeñan en destruir mi mente y mi cuerpo, clavandome puñales y curioseando entre mis pensamientos, tratándome como una vil suciedad y creyendo que un día los seguiré, confiaré en ellos y traicionaré a Camila, mi única amiga.

De mis recuerdos siempre surge el más maldito, asqueroso y repulsivo momento de mi vida, el día que quedé atrapada entre todos esos demonios por culpa del abandono y odio de mis ya no queridos padres. Por las noches se repite ese mismo suceso una y otra y otra vez hasta que la voz de Camila me despierta y me consuela. El mismo sueño todas las noches, que ni siquiera es demasiado largo, tan sólo soy yo inmóvil, con gran dolor, llorando, mis padres dejándome y alejandose poco a poco, Camila a mi lado avanzando e intentando detener a los demonios con todas sus fuerzas, inutilmente tratando de evitar mi destino y por último un ardor punzante en mi brazo, todo se vuelve oscuro y lo único que alcanzo a ver es el rostro temoroso de Camila antes de voltear hacia arriba y mirar las palabras "Clínica Psiquiátrica".

Inspiración de Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora