Esto es Halloween

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Mis pasos silenciosos se escuchaban tenuemente por las calles que recorría de regreso a mi casa, había sido un largo y agotador día en la universidad y lo unico que deseaba ahora era quitarme mi uniforme y relajarme si podía, después de todo no entendía porque todos estaban tan energéticos y emocionados hoy, es decir, ¿qué tenía de especial Halloween? Siempre era lo mismo todos los años, arreglar el salón con adornos sin chiste, disfrazarnos ridículamente, gastar en dulces para los mocosos de primaria que invitariamos a un evento tonto que no daba miedo alguno y al final irnos a casa cansados y sin animo de nada, excepto mis compañeros que aún pensaban salir a pedir dulces como si aún fuesen niños, vaya que se miraban como tal haciendo esas tonterías.

Como todos los años, me habían invitado a salir por dulces, más por cortesía que por esperar que realmente fuera pues ya sabían que mi respuesta sería "No", en efecto éste año no fue la excepción y ahora me dirigía a mi casa, el cómodo y perfecto lugar en el que permanecería hasta que las clases del día siguiente me obligaran a salir.

Probablemente todos pensaran que soy una aburrida pero yo tengo mi propia manera de celebrar Halloween, mil veces más divertida que vestir de vampiro o fantasma sin presupuesto. Sólo de pensar en la velada que pasaría hoy junto a mi novio y un chico que conocimos en una cafetería del centro de la ciudad, no pude evitar acelerar mi paso hasta prácticamente correr. Cuando lo noté, inmediatamente reduje mi velocidad para que nadie notara mi emoción, después de todo, lo que haríamos en mi casa esta noche no sería algo que la sociedad aceptara tan fácilmente y yo no quería que mi reputación se fuera al caño.
Fuera de ser una chica antipática, yo simplemente era muy seria o almenos así pensaban de mí mis compañeros y vecinos, no era adecuado para una señorita de dieces, representante del grupo, líder del equipo de arqueria y co-líder del equipo de basquetbol, estar corriendo a casa para reunirse con un par de chicos. Afortunadamente mi novio había llegado con tiempo de anticipación junto con el otro chico para escabullirse por la entrada de servicio.
Mis pensamientos no paraban de dar vuelta imaginando todas las posibilidades, hoy sería una noche fantástica, sólo esparaba que la nueva vecina fuera tan distraida como todas las demás y no escuchara nada de lo que sucedería en mi casa. Tenía casi todo a mi favor, la música sonaba fuertemente por la mayoría de las calles, había niños gritando por todos lados mientras pedían dulces y para finalizar, mi casa era lo suficientemente grande como para que se perdiera el sonido antes de llegar a oidos de quién se encontrara afuera, definitivamente nada podía salir mal.

El crujido de las hojas secas bajo mis pies me sacó de mis pensamientos, recordaría barrer el jardín al día siguiente pero por ahora simplemente ignoraría ese desastre para sacar mi llavero de Lady Bug e introducir la llave en la cerradura. Giré la llave lentamente y, a diferencia de otros días, hoy no me molestó el chirrido de la puerta al abrirse y cerrarse de nuevo, comencé a avanzar por el pasillo y subí a mi habitación, estaba oscura y en absoluto silencio, sentí una oleada de emociones en ese instante que ni siquiera intentaré describir. Dejé mi mochila sobre la cama y rápidamente mi ropa salió volando por todos lados, abrí en par las puertas de mi closet para poder sacar mis jeans y un top azul claro que ya tenía listo desde hace días, me metí a la ducha para un baño rápido, pero lavé bien mi cabello como de costubre y usé un jabón nuevo para mi cuerpo. En menos de veinte minutos salí vestida con lo que había elegido y me sujeté el cabello en una coleta después de secarlo y cepillarlo, me di un último vistazo al espejo y baje un par de pisos hasta la habitación donde se encontraban ambos chicos, la habitación más escondida de mi casa y que sólo nosotros sabíamos de su existencia.

En cuanto abrí la pequeña puerta escondida en el almacén, vi a mi novio acercarse desde abajo y me ofreció su mano para ayudarme a bajar, aunque no lo necesitara, la tomé para corresponder su cortesía y en un instante mis pies tocaron el piso favorito de mi hogar, mi cálido y acogedor hogar. Había pasado bastante tiempo desde que me paraba sobre la caoba que cubría el suelo de esta habitación violeta pálido, extrañaba la sensación de frescura que me ofrecía pero sobretodo anhelaba desde hace tiempo pasar una noche así.

Inspiración de Media NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora