Si me toca escoger entre volverte a ver o aceptar que te fuiste
Yo prefiero fingir que por ti estoy feliz aunque no me escogiste
Si me toca romper todo mi corazón para atarte a mi vida
Ya tendré que entender que en las guerras de amor siempre hay balas perdidas
Cuando Samuel conoció a Guillermo creyó que había pillado alguna enfermedad, ya que su corazón había comenzado a latir con velocidad y su estómago se había revuelto exageradamente de un momento al otro. Tal era su descompostura y confusión que, con tan solo cinco años, dejó los juguetes de lado y le pidió a su maestra que llamase a su madre ya que no se sentía bien y quería volver a casa.
-¿Qué sucede, pequeño?- preguntó la mayor extrañada por tener a un niño tan alegre y vivaz tan desorientado y asustado a su lado.
-Me duele la pancita- dijo Samuel llevándose ambas manos a la zona –y mi pecho hace boom boom muy fuerte...
La mujer se arrodilló frente al menor y, con cuidado, llevó su mano a la frente contraria, intentando determinar si había otra señal de enfermedad; no tenía fiebre, por lo que eso la dejó más tranquila.
-¿Has desayunado antes de venir?- indagó mientras tocaba sus mofletes.
-Sí, mamá me hizo chocolate caliente pero ahora...- el pequeño detuvo su hablar y se contrajo en su lugar, confundiendo a la más grande.
La maestra analizó con cuidado el rostro de su pequeño alumno y encontró cierto brillo en sus ojos que realmente llamaba la atención, al igual que el par de orbes posados en algo que se movía a lo largo del patio por lo rápido que estos se movían. Giró la cabeza, intentando encontrar que había captado la atención de Samuel, y se encontró con el niño nuevo correteando con otro de los alumnos mientras intentaban atraparse; era el primer día de Guillermo en aquel lugar, por lo que la más grande sonrió al verlo jugar con uno de sus nuevos compañeros. Giró la cabeza y encontró una sonrisa parecida a la de ella en los labios de Samuel, quien ahora no podía dejar de mirar al recién llegado.
Y fue allí cuando lo entendió.
-Te sientes mal desde que viste a Guille llegar, ¿no es así?- cuestionó soltando el rostro del niño para apoyar ambas manos sobre sus muslos.
-Si- dijo mientras pestañeaba varias veces e intentaba devolverle la mirada a la mayor, cosa que le resultó difícil; estaba demasiado concentrado en el contrario.
-Son mariposas, Samuel- afirmó la mayor mientras sonreía con verdadera alegría, logrando finalmente que el pequeño la mirase.
-¿Mariposas?- indagó el más bajo, sonando curioso.
-Sí, aparecen cuando alguien llama mucho mucho tu atención- la maestra acomodó su cuerpo y en segundos estaba junto a Samuel, aún arrodillada -¿Guille llamó mucho tu atención?- el niño asintió mientras tomaba su estómago con todavía más fuerza –A veces las mariposas son tantas que vuelan por todo tu cuerpo y llegan a tu pecho, por eso suena tanto...
-¿Malo?- indagó el pequeño mientras miraba a su compañero correr, refiriéndose a la situación.
-No, no es malo, cariño- Samuel pareció relajarse –Guillermo genera maripositas en tu panza y eso es muy lindo... las mariposas no son malas, ellas no te harán daño. Significan cosas buenas...
Samuel miró a su maestra y esta sonrió con tranquilidad, transmitiéndole seguridad. Si ella decía que no eran malas, entonces no tenía por qué sentir miedo de ellas.
-¿Por qué no vas y juegas con él? Quizás eso haga que las mariposas se mareen y quieran descansar.
El niño asintió efusivo y salió disparado hacia donde se encontraba su nuevo compañero, logrando alcanzarlo en cuestión de segundos. La maestra se puso de pie y observó cómo los ojos de sus dos alumnos se conectaban y las mejillas de Samuel tomaban color al hablar, cosa que la hizo sonreír; el más bajito de los dos, Guillermo, dijo un par de palabras, sonrió y tocó al contrario para echarse a correr lejos de él, cosa que incentivó a Samuel a hacer lo mismo con una sonrisa amplia curvando sus labios.
Samuel había sufrido las consecuencias del amor a primera vista, quien lo había atacado demasiado pronto.
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Consejo de amor [Wigetta]
Fanfiction//HISTORIA FINALIZADA// Pude haber sido yo el que a tu lado siempre se despierte, pero el futuro nunca nos llegó. Me prometí que nunca iba a perderte y no sé qué pasó. Pude haber sido yo... si tú tan sólo me hubieras pedido un consejo de amor ~~~~~...