Draco Malfoy

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Both Hearts Are Broken

Forzado a estar en una, a su parecer, estúpida reunión elitista donde debía codearse con pomposos imbéciles y alabar a un par de ellos, Draco Malfoy quien hasta hace un par de años era conocido como el príncipe de Slytherin, era obligado a poner su mejor cara para tratar con esa cuerda de tarados, quienes aun no parecían entender que era estúpido seguirse enfrascando en las artes oscuras, a la caída de Quien-no-debe-ser-nombrado y la muerte de Grindelwald, el ministerio tenía especial atención sobre los sagrados 28, entre otras familias mas nuevas, pertenecientes a la elite mágica, cualquier movimiento en falso causaría la caída en Azkaban de cualquiera de ellos. Draco en particular había estado tan cerca de ser  arrestado que, aunque no lo admitiera, le estaría eternamente agradecido a Potter.
Para colmo de males, y como si no fuera suficiente tener con lidiar con los descerebrados ya mencionados, también debía soportar ver al amor de su vida con su ahora esposo. Maldecía el día en que Wladimir Petrova y su familia lograron tanto dinero y popularidad como para ser considerados parte de las respetable elite mágica, y conseguir arreglar un matrimonio con la única heredera de la familia con mas poder en el mundo mágico, Daena Cole, si bien su familia tampoco era parte de los sagrados 28, consiguieron mas respeto y poder que cualquiera de ellas. Daena era una chica simpática, talentosa, educada, amable y sin duda brillante, con el tiempo se había convertido en una mujer hermosa, carismática, culta, refinada y elegante, todo eso mas su invaluable fortuna, la convertían en el partido perfecto, partido el cual los Petrova no dudaron en aprovechar.
Luego de la guerra y casi cuatro años de relación, Draco Malfoy había reunido el valor suficiente para pedir la mano de su, en ese entonces novia, la felicidad de ambos una vez que la muchacha aceptara, a pesar de ser inmensa, fue tan efímera que pareció no haber existido nunca, pues luego de dirigirse a Cole's Ville, para dar la noticia a los padres de la joven, aunque las cosas parecían ir con normalidad, con la excepción de haberse encontrado con una sonriente reportera platinada conocida como Rita Skeeter en la entrada de la mansión, ambos sentían que algo no andaba bien, sentimiento que creció cuando al dar la noticia a los imponentes Sr. y Sra. Cole, estos se vieron entre ellos y sin decir nada simplemente forzaron una sonrisa, nada podía prepararlos para la primicia que ocupaba la primera plana del Diario El Profeta.
Los Malfoy se encontraban tomando el desayuno en la terraza de la Mansión cuando las lechuzas con la edición matutina del Diario llegaron, luego de pagar lo correspondiente al ave, Narcissa Malfoy se dispuso a leer las noticias cuando inesperadamente y con horror, su esposo y su hijo contemplaban como el diario se incendiaba en sus manos.

—¿Estas bien mamá? —dijo un exaltado Draco, al ver la expresión de su progenitora.

—Perfectamente —dijo con sequedad y un toque de molestia.

—Querida ¿puede saberse la razón para lo que acabas de hacer? —interrogo fríamente aunque con un poco de preocupación Lucius Malfoy a la vez que alzaba una ceja.

—Ese diario cada vez es de menos calidad, solo aparece esa Skiter escribiendo pura basura, ¿acaso ya no hay nada lo suficientemente bueno en el mundo como para esa vulgar mujer tenga menos espacio para publicar basura? —respuesta por lo visto esperada, puesto que su marido sonrió con arrogancia y se relajo notablemente.

—Entonces Draco, que tal todo con la hija de los Cole —Pregunto Lucius, dirigiéndose esta vez a su único hijo sin notar que su mujer se había tensado aun mas, si es que eso era posible.

—Perfecto —Suspiro un Draco feliz, dándole a su padre lo que era, por primera vez en mucho tiempo, una sonrisa verdadera.

—¿Por que no le envías una lechuza y le dices que venga a almorzar? —Acoto Narcissa, viendo la oportunidad perfecta para hablar con la chica y de ser posible ayudarla, puesto que si de algo estaba segura era que el amor que había entre la muchacha y su hijo, era tan grande como la maldad que poseía su difunta hermana Bellatrix, sin embargo, debía tener cuidado, pues no quería que su hijo se enterara de la situación en la que estaba estancada su novia.

—¿Por que no mejor la vas a buscar? —refuto su marido, ganándose una mirada fulminante que claramente decía "Callate, maldito imbécil".

—Si, eso haré —Sonrio el menor de los Malfoy concordando con su padre.

—Tienes obligaciones que hacer cariño— menciono su madre con voz tensa, tratando de evitar el caos que se avecinaba.

—Ya las haré, mas tarde, nos vemos. —dijo antes de desaparecer un feliz platinado sin reconocer la preocupación de su madre.

—¿Puedes explicarme que esta pasando? —exigio saber el Malfoy mayor apenas hubo desaparecido su hijo. Narcissa volvió a aparecer la copia del diario y se lo arrojó en la cara.

—Eso es lo que sucede.

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A las puertas de una mansión escocesa un ahora molesto rubio no podía creer lo que estaba ocurriendo, según las gárgolas que custodiaban la mansión su presencia ya no era grata, y no entendía la razón por la cual no podía entrar a la casa de SU prometida, estaba perdiendo la paciencia cuando a través de las rejas logro divisar a sus suegros junto a otra pareja adulta caminando por los jardines.

—¡Señor Derrick! —grito Draco consiguiendo captar la atención del padre de su novia, quien al parecer se disculpo con sus acompañantes y se dirigió a la reja.

—¿Si Malfoy?

—Hay un problema, las gárgolas no me dejan entrar a los terrenos y ya llevo cuatro años siendo novio de Daena ¿puede aclarar esta situación por favor?

—Pues si, podría, podría, pero lastimosamente para usted señor Malfoy, ya no tiene permitido entrar a estos terrenos a menos claro, de que sea con anuncio previo, y no lo tiene ¿no es así?

—Pues no —tartamudeo un poco ante la respuesta de su suegro —Pero nunca lo he necesitado para ver a mi novia.

—Si, sobre ese tema, me temo que su relación con mi hija no tiene futuro, por lo que le recomiendo, aceptar el fin de esta y volver a su casa.

—¿¡QUE?! No no, esta en un error, Daena y yo no hemos terminado ¡Vamos a casarnos! —exclamo el chico desesperado a la vez que Derrick Cole sonreía maliciosamente.

—¿Que no lo sabe? Mi hija ya esta comprometida Malfoy, con nada mas y nada menos que Wladimir Petrova, como estaba destinado a ser. —dijo socarronamente apareciendo una copia de El Profeta y entregandoselo. —Asi que haganos a todos un favor y alejese de mi hija, ella ya tiene un futuro planeado y obviamente no es con usted. —termino para darse la vuelta y caminar hasta donde estaban sus acompañantes, a quienes ahora Draco podía identificar como Lyndon y Hari Petrova, los padres de Wladimir, con lágrimas en los ojos desapareció del lugar con el reportaje de Rita Skeeter en las manos, sin notar que a medio camino, Derrick Cole había subido su mirada a una ventana en el segundo piso de la mansión donde se hallaba una llorosa y encerrada Daena viendo como su padre terminaba la relación con aquel chico que era su vida.
Por un momento Derrick sintió un poco de lastima, pues estando justo en medio de uno y otro joven, pudo sentir como el corazón de ambos se partía a la vez, pero tres segundos antes de que el chico Malfoy partiera, retomo su postura, asegurándose a si mismo, que esto era lo mejor.

Os dedicado a mí, porque soy la mera verga.
†Nox†

Harry Potter⚡ One Shots⚡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora