Tengo un dolor que me comprime el pecho, que me presiona el alma... Querer siempre dolió.
La vida no está echa para que sean felices los que no se arriesgan. Estos son los efectos secundarios de tener la capacidad de amar a alguien, yo ya no sé qué vale más la pena, el amor es hermoso pero duele muchísimo, necesariamente todos te van a hacer daño de alguna forma, por más que no lo quieran.
Tengo penas que son muy pesadas para arrastrar a solas, a la deriva del mundo, pérdida del todos menos de mi.
Me doy cuenta que no soy tan fuerte ni autosuficiente, yo también busco que me quieran, quiero poder darme ese lujo costoso de querer a la gente sin pensar que me van a hacer daño, porque yo también necesito que me amén completa, no a medias, no de a porciones cautelosas para no empacharse.
Mi cariño y dedicación son inmensos, así también como el dolor que queda cuando la gente se va, como supongo que les deja aquellos que decían quererme tanto como yo los quería... Lo dudo, porque es muy difícil querer con cada fibra del alma, tiene un precio muy grande que no todos están dispuestos a pagar .
Yo no tengo puntos medios, soy una persona intensa, te amo o te odio con todo mi ser, puedo ser tan feliz que contagio al resto de la felicidad que me desborda, pero también lo que sufro se me refleja en la cara, en el tono de mi voz, tanto que en esos momentos para no hacer daño a nadie prefiero alejarme, no tengo derecho de sacarle a nadie la felicidad o agregarles más problemas.
Te quiero porque tenés el alma parecida, te quiero porque sos más de lo que tratas de mostrarle al mundo, te quiero porque aunque te hagas el fuerte, de vez en cuando se te escapa lo que sos por dentro, te quiero porque te entiendo... Entiendo que te quieras hacer cargo de las cosas que te pasan como si tuvieras la culpa, entiendo que busques atención en los demás aunque sea de la manera equivocada, entiendo que seas tan performatico, entiendo tu pasión ante las cosas, tu enojo con la vida, el dolor que se te refleja en los ojos cuando de vez en cuando sin darte cuenta bajas la guardia.
Quiero dejar de mentirme, de negarte, porque cuando te miro tengo que tener cuidado de no tildarme viendo tus pestañas, tus labios, tus cejas, tus ojos. Quiero dejar de tener miedo a decir algo que me delate, más de lo que mi cara ya lo hace, quiero poder acariciarte el rostro, abrasarte.
Pero si no estás dispuesto a quererme entera, como lo haría yo, que en tu alma sólo haya ojos para mí, si no querés verme porque estás cansado de mis indecisiones y mis inseguridades te pido que me lastimes, que me tapies la puerta, que ni se te ocurra guardar una llave y mucho menos dejarla entre abierta, quiero que me hagas mucho daño, así me das el derecho de odiarte, para que ni se me ocurra si quiera pensar que te quiero, quiero que me des la posibilidad para darme la fuerza de no volver nunca más, de sufrirte como me es necesario y armarme de nuevo, un poco más fría, con el alma con otra cicatriz, pero con las fuerzas suficientes que me dió el odio para seguir adelante.
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Escribiendo para no morir de angustia
PoetryUna manera de transitar mejor el duelo, el duelo que es la adolescencia, la vida en sí misma. Es un intento de prosa poética (si así se le puede llamar) Esta escritura sólo tiene un fin expresivo.