Capítulo 2:
— ¡Aledis! — mis pensamientos se esfuman y me concentro en la chica de grandes ojos azules.
— ¿Qué pasa?
— ¿Qué pasa? Eso es lo que te pregunto ti, te quedaste mirando ese...— escondo el papel ante la mirada de Emma, arrugándolo.
—No es nada, basura.
—Bueno— Emma ve a Ella —vayamos a casa entonces.
Las gemelas son distraídas e inocentes, no podían captar las indirectas aunque se las gritaras, ni mucho menos podían ver a su alrededor y captar lo que estaba mal.
Las conocí en el jardín de niños y hasta ahora no nos hemos separado, y confío y espero que jamás lo hagan.
—Bueno Aledis, aquí te dejamos— dice Emma en cuanto llegamos, me da un abrazo rápido —espero que podamos vernos mañana y llegar a salvo a casa, espero que no nos vaya a atropellar un...— su hermana resopló, lo mismo de siempre.
—Vámonos Emma— Ella jala una de las trenzas en el cabello de Emma —Nos vemos Aledis.
Las despido con una sonrisa.
Las chicas viven más cerca de la preparatoria, a mí me faltan unas cuadras más.
Saco del bolsillo de mi falda el arrugado papel y lo extiendo con cuidado para no romperlo, sigue intacto y las letras me causan escalofrío, ando con cuidado en la banqueta sin mirar enfrente.
Hasta que el golpe en mi hombro izquierdo me desestabiliza y me hace aflojar el agarre en mis manos dejando caer el dibujo.
Inhalo y exhalo con la impropia tranquilidad en mí, reprimiendo las ganas de insultar al tipo de enfrente.
—Lo lamento, iba muy rápido yo...— ni siquiera lo miro y ambos nos agachamos a recoger el dibujo, tomo el pedazo de papel en mis manos antes de que lo vea.
—Lo lamento tanto, enserio—vuelve a repetir, le brindo una sonrisa forzada, hasta que detallo bien, es un chico apuesto de nariz afilada y pómulos sobresalientes, labios delgados y complexión igual de esbelta y alto, muy alto con cabello color rubio cenizo—soy muy torpe, en verdad lo siento.
Dejo de mirarlo y sigo caminado dejándolo atrás.
Ojos grises, mismos ojos grises que Hades.
—Qué lindo dibujo, pero que escalofriantes palabras— la amabilidad en sus palabras se desvanece y con ello mis pasos.
— ¿Qué es lo que...?— el chico se ha ido.
Mis labios se entreabren ante un suspiro ligero.
"Debes tener cuidado"
Recuerdo las preocupantes palabras de mi madre.
Avanzo con paso rápido.
Las noticias te sugestionan.
Pensé e hice un recordatorio de no verlas más.
Mi caminar asustado y rápido se detuvo abruptamente al ver el viejo carro de mi madre estacionado enfrente de casa, era demasiado tarde como para que la señora estuviera aun aquí.
Todo mi día pasó a ser algo irrelevante y me concentré en las respuestas que escucharía.
— ¡Mamá! — Grito apenas entro, miro toda la casa hecha un desastre, un maldito desastre — ¡Mamá! — grito con persistencia.
No había ningún sonido que me dijera donde estaba y ver nuestro jarrón favorito hecho pedazos me asustó.
— ¿Mamá? — murmuro.
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Azrael: Legión de ángeles
FantasyDos ángeles. Maldad, bondad. Errores, aciertos. Un inmortal tentando la furia de los dioses, creando asesinatos tras una sonrisa hermosa, atrayéndolas, envolviéndolas. Teniendo la sangre y lágrimas de los hombres que se equivocaron, aquellos que pe...