CAPITULO 6

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Hacía años que Derek no iba a visitarlos, Cora estaba más que feliz, su amado hermano estaba ahí, fue tal su alegría que no se percató del joven que iba con él.

— ¿Quién eres tú? —la voz del pequeño Abdul rompió la burbuja de los hermanos Hale.

— Me llamo Stiles — dijo poniéndose a la altura del niño

Derek frunció el ceño y carraspeó.

— Cora, te presento a Stiles, mi esposo — Stiles pensó si era posible que la fina mandíbula de aquella mujer cayera hasta el piso.

— ¿Tu esposo? ¿Qué paso con...?— la menor de los Hale calló de pronto— perdón por mi falta de modales, soy Cora Hale, la hermana de Derek — Stiles se sintió por un momento estúpido, luego sonrió a la chica

— Un gusto — Derek posó su mano en la espalda baja del castaño y besó su coronilla, Abdul veía a Stiles con ojos críticos.

— Eres bonito — el morenito metió su dedo pulgar a la boca — mami tengo sueño.

— Si cariño, casi es hora de tu siesta.

La chica se alejó y Stiles fue soltado con brusquedad.

El camino hacia el desierto fue tranquilo, instalaron las carpas y Derek se fue con el marido de Cora a cabalgar, la fría noche ameritaba una carrera.

Cora se instaló en la carpa de Stiles, ambos jóvenes se sentían incómodos.

— Así que tú eres la hermana de Derek— la sonrisa en el rostro de Cora se esfumó.

— Tú eres el chico que se sacrificó por su amiga, tú y Derek son socios o como se diga.

— No, simples conocidos que se casaron por una buena causa, al menos yo lo veo así

— ¿Se han acostado? —Stiles se ruborizó

— No, nuestro matrimonio no es así, es un matrimonio de conveniencia

— Que bien, supongo que Jennifer no está para nada contenta — el castaño sentía el rechazo de su cuñada.

— ¿Quién es Jennifer? — sabía que era tonto preguntar pero que más daba, necesitaba saber a quienes más se enfrentaría.

— ¿Derek no te lo dijo? — el muchacho negó — su novia desde hace dos años

— Creo que es ex novia ahora, él es un hombre casado.

— Uno con necesidades.

— Puede tener las amantes que quiera.

— ¿No te importa?

— ¿Por qué debería? Yo puedo tener los mismos beneficios que tu hermano, es un ganar – ganar.

Cora sonrió, Derek había llegado y por su cara estaba cabreado.

— Bueno Stiles, me marcho— cuando pasó al lado de Derek no pudo evitar echar veneno— ya lo oíste, ponle un ojo encima, no vaya ser que se fugue con uno de los beduinos.

Derek apretó sus puños y se quitó sus vestidos. Stiles le sonrió pero algo le hizo desviar la mirada de su marido.

Derek salió tan rápido como entró.

— ¿Dónde dormirás?— preguntó el castaño

— ¿A caso importa? — Stiles quería gritarle que sí, que si importaba, pero Derek fue y tomó su caballo, las dunas desérticas eran hermosas, iría a su oasis personal, si se quedaba haría algo de lo que después se arrepentiría.

A la mañana siguiente Stiles tenía los ojos inyectados de sangre, no había dormido por la preocupación.

Salió de la tienda y buscó al moreno con la vista, no lo encontró.

— No esta— Abdul metió frutilla a su boca— se fue anoche, yo lo vi—el niño miraba como cervatillo iluminado a Stiles— ¿quieres frutillas? mamá tiene muchas.

— No, gracias — el joven se volvió a encerrar en la tienda, horas más tarde salió para admirar los paisajes que lo rodeaban.

Derek visualizó a Stiles que veía hacia la hermosura del desierto y galopó hasta él, estando cerca, estiró su cuerpo, lo cogió de la cintura y lo subió al caballo.

Stiles gritó de la impresión, vio a través del turbante aquellos ojos verdes y se relajó, no pararon hasta que el sol se estaba poniendo, llegaron a otro campamento, uno para ellos dos.

Calor llenaba el cuerpo de Derek, Stiles respiraba agitado.

Derek bajó su cabeza y Stiles se inclinó, fueron cerrando el espacio, hasta que sus alientos se mezclaron.

Bajaron del corcel por mera inercia.

Derek recostó a Stiles en el tapete, besos subidos de tono, nada romántico, besos necesitados.

Besos que acabaron con dulces mordiscos en el níveo cuello del menor, piel canela contrastaba con porcelana, piel áspera contra algodón.

La ropa estorbaba.

Stiles veía todo en blanco.

— ¡Vístete! — gruñó Derek apartándose de él.

Stiles se apresuró a vestirse.

— Regresamos a la ciudad — informó el moreno.

El castaño quiso llorar, pero trago sus debilidades y se revistió de valentía.

Él también podía jugar al calienta pollas.

Stiles tenía un plan, Derek caería ante él, ese cruel hombre rogaría por él.

VENDIDO (STEREK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora