CAPITULO 3

6.2K 666 2
                                    

ANTES QUE NADA, GRACIAS POR EL BUEN RECIBIMIENTO.

***

Derek estaba frente al espejo poniéndose la corbata, cerró sus ojos y tembló de anticipación, cuando la puerta de su habitación se azotó con fuerza.

— ¿Quién coño te crees para mandarme mensajes demandantes? No quedamos que cada quien respetaría el espacio del otro— Stiles dejó de hablar al notar que el moreno lo ignoraba — ¡Oye! ¡Mírame cuando te hablo!

Derek se ajustó la corbata y se giró hacia el castaño.

— Tienes dos horas para estar listo— dijo dejando a Stiles con la boca abierta — a partir de ahora compartiremos habitación y no quiero escuchar tus quejas, no hoy— el mayor salió y Stiles como niño pequeño se arrojó a la cama, golpeando la almohada deseando que fuese la cara del déspota ese.

— Maldito idiota, no quiero escuchar tus quejas, haz esto, haz aquello— el castaño imitaba la voz del moreno sin éxito.

— ¿Stiles? Derek me dijo que estarías aquí, tenemos que arreglarnos, al parecer un amigo muy importante de tu amorcito viene— Lydia sonrió, ella sabía que su amigo gustaba de Derek y podría apostar que al moreno no le era indiferente.

Derek salió al jardín, dio una calada a su cigarrillo y dejó que la suave brisa golpeara su rostro.

***

Alan Deaton era un hombre de color que rondaba los setenta años, había sido el mejor amigo de su madre cuando esta vivía, ahora era el mentor del vástago de su pequeña amiga.

Ver a Derek crecer le dio cierta autoridad sobre el joven y sin duda sobre el adulto que era. Cuando vio entrar a Derek al restaurante, la emoción pudo más que su orgullo, encerró a aquel muchacho lleno de dudas que recordaba en sus fuertes brazos, el moreno de ojos verdes le devolvió el apretón con los mismos sentimientos.

Deaton es bueno verte— dijo el azabache tras sentarse— me enteré por Megan que andabas por aquí, ¿Qué te hizo dejar la calurosa California y venir a la ciudad de las luces?

Muchacho he venido porque si no es así, tú no pones un pie en Beacon, y como dice el dicho si Mahoma no va a la montaña...

La montaña va a Mahoma— terminó la frase el oji verde— no has cambiado nada Alan, eso es bueno.

Pero yo no puedo decir lo mismo, tienes la misma mirada de tu padre, melancólica, dura y fría, pero a mí no me engañas, cuéntale a tu viejo tío que es lo que te preocupa.

Hace algunos años hice negocios con Jackson Whittemore y él desfalcó a una de las compañías, no era mucho pero en su desesperación dejó como prenda la herencia de su ex novia y el fideicomiso de su esposo

Eso es malo— Derek asintió

La cosa es que... hace tres años me acosté con el viudo sin saber quién era— Deaton sonrió comprensivo

Aquel muchacho que buscaste con desespero— el moreno no tuvo más que asentir

No tuvimos un buen inicio y...— el anciano lo interrumpió.

Le quieres pero eres demasiado orgulloso para reconocerlo, eres hijo digno de tu padre

La cuestión es que no sé cómo decirle que el accidente de Jackson no fue como tal sino más bien fue premeditado, Deucalion un narcotraficante de mala monta era el prestamista de Whittemore, no le pagó y se cobró con su vida, hay cosas que Stiles no sabe de su difunto marido y sé que ese hombre no se detendrá hasta que le devuelvan su dinero, intenté abogar pero no aceptó, necesito proteger a Lydia y a Stiles, por eso, quiero que seas testigo en mi casamiento— Alan abrió los ojos, la palabra matrimonio y Derek no iban en la misma oración.

¿Estás seguro?— el joven asintió— tú odias el compromiso

Si te preocupa que lastime a Stiles en el camino no te preocupes, Paige se encargó de joder mi corazón y cualquier sentimiento arraigado en este

                                                                                         ***

Derek sacudió su cabeza y frunció el ceño al pensar en su ex novia, por suerte la mujer vivía en el viejo continente.

Lydia y Stiles estaban vistiéndose cuando Derek entro en la habitación.

— Es hora de irnos— dijo con plana voz

— Un minuto, Stiles, deja que Derek te vea— el castaño se dio la vuelta y el moreno contuvo la respiración— verdad que se ve lindo— la pelirroja tenía razón, Stiles no entraba en la clasificación de hombre guapo, era más lindo, con su cuerpo de nadador, musculoso pero no al grado de Derek, era más fino de cuerpo.

— Claro, si tú lo dices, apresúrense – dijo saliendo de la habitación, espero cinco minutos más y encendió el Camaro.

Ambos jóvenes venían corriendo, el moreno sonrió, Lydia era un caso, insistía en matar sus pies en esas peligrosas zapatillas, por el contrario el castaño se veía exquisito en ese ajustado traje de tres piezas gris.

Llegaron a buena hora, la pelirroja silbó al ver aquel edificio en la quinta avenida, Derek le entregó las llaves del deportivo al parking y entró con ambos jóvenes al gran salón.

Stiles podía reconocer a muchas de las personalidades ahí presentes, Lydia se sentía como pez en el agua y fue a hablar con algunas conocidas.

— No me dijiste que esta fiesta era de la élite— dijo entre dientes Stiles mientras sonreía forzadamente

— Podrías al menos fingir que estás feliz— fue la única respuesta del moreno

— Dame un laxante y seré feliz

— ¿Estas estreñido?— Stiles se sonrojo

— ¡Idiota!— Derek vislumbró a Alan y arrastró a Stiles por medio salón — te voy a presentar a alguien, compórtate

— Sí, papá — el mayor gruñó— perro arrogante – dijo quedito

— ¿Dijiste algo?— había oído bien, un poco más y Stiles acabaría mal

— No, vamos— el muchacho sujeto su brazo

— Alan Deaton, este es Stiles Stilinski, mi prometido— Stiles lo miró sorprendido, sus oídos se taparon no escuchó nada más

— ¿Mieczyslaw?— la voz de Claudia Stilinski se oyó en el lugar, desde ese momento el castaño actuó como un autómata.

Era media noche, la música se empezó a escuchar, los acordes del piano, la voz de la cantante, los meseros sirviendo la cena y por fin el anfitrión se puso de pie en medio de la escalinata, con Stiles a su lado completamente ido.

— Amigos, socios y familia, se preguntaran porque hasta esta hora no se había anunciado nada, será una sorpresa para muchos este anuncio, pero lleno de felicidad y bajo la bendición de ambas familias, Stiles y yo hemos decidido casarnos— el menor lo miró como si del demonio se tratase.

El lugar quedó en silencio por breves segundos, Noah Stilinski se puso de pie y alzo la copa.

— Por los novios— dijo y pareció que con eso todos en el lugar despertaron de la noticia.

Con vítores y abrazos, apretones de manos recibieron la en buena hora.

Lydia golpeó la puerta del baño, Stiles estaba vomitando, la gran mano de Derek apartó a la muchacha y entró al baño.

Estaba vacío.

Stiles había huido.

— No pudo haber ido muy lejos— rugió el moreno, Lydia miró fuego en la mirada del moreno que la hizo temblar.

— ¿Dónde estás Stiles?—la pelirroja rogó para que su amigo siguiera ahí.

Stiles salió por la ventana del baño y cayó de pie en un balcón y se encontró con el anciano Alan Deaton.

VENDIDO (STEREK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora