darling ━ sebastian stan

ii. atracción

ME ENCONTRABA decidiendo que usaría esa noche. Saldría a tomar un café con Sebastian. Estaba más nerviosa que cuando me hacía las pruebas de embarazo, incluso, más nerviosa que cuando me iba a graduar. La verdad es que no sabía como describir la magnitud de mi nerviosismo. No sabía ni siquiera el porqué, si tan solo, íbamos a sentarnos a charlar como dos adultos. Me veía al espejo tantas veces dudando si aquel vestido rojo era demasiado atrevido y aquel atuendo casual con pantalones era demasiado aburrido. Al final, opté por uno pantalón ajustado de mezclilla clara, una blusa blanca un poco descubierta para aportar ese atrevimiento. Acompañé todo con un saco gris de cuadros y unos botines de piel de tacón. En el maquillaje, decidí llevar un sutil delineado en mis ojos y los labios rojos.

Me miré de nuevo en el espejo, verificando que todo estuviese en orden. Le envié un mensaje al rumano, diciéndole que ya estaba lista y él enseguida me respondió diciendo que también lo estaba. Recogí todas mis cosas necesarias en un pequeño bolso redondo negro que llevaba, tomé las llaves del nuevo coche —que había sacado de la agencia, una vez que la empresa se recuperó tanto como mi sueldo—, y salí hasta el estacionamiento. Ahí lo encontré, con una camisa de esas que tanto le gusta usar y un pantalón en juego con saco azul marino.

Me acerqué a saludarlo y nos dimos un pequeño beso en la mejilla. Buscamos mi automóvil y después, nos subimos a este. Comenzamos el trayecto y fue algo, raro.

—Te ves grandioso —espeté sin mirarlo—. Tienes algo con esas camisas de flores y esa clase de pantalones.

—Oh, gracias —me contestó y escuché una risita de fondo. Me giré a verlo un momento mientras sonreía y ladeaba su cabeza para atrás—. Son muy lindas estas camisas, a decir verdad.

—Lo son, vaya que lo son. Te lucen de maravilla.

—Gracias Leo. Tú también te ves increíble, como siempre.

—Gracias Sebastian —volví a verlo, mientras le sonreía sin mostrar los dientes—. Se ha hecho larga la espera ¿no? Hace tiempo quedamos en esta salida y hasta apenas hoy logramos coincidir en horarios.

—Ni que lo digas —soltó un suspiro—. Han sido meses ajetreados para todos. Para Chris, Dave, Letitia... hace mucho que tampoco nos reunimos ¿lo notaste?

—Lo sé, es muy extraño no verlos en mi departamento—dije un poco triste—. Chris está bastante mal también. Por el asunto de su chica...

—Tremendo desastre ¿no? —dijo, más como una pregunta retórica—. Pero al menos logramos escaparnos de la rutina unas horas.

—Pensé que jamás te sacaría de este estudio, Stan —musité riendo suavemente.

—Puedes lograr todo lo que te propongas Eleonora —contestó riendo conmigo.

Continuamos conversando de temas banales hasta que llegamos. Aquel día, el café por alguna extraña razón que encontraba con bastante gente. Quizá, eran turistas. Elegimos el mejor asiento que por mis influencias, logré conseguirlo incluso antes de llegar. Ordenamos algo ligero para comer y nuestro café preferido. Comenzamos a charlar del proyecto en que el estábamos trabajando ahora, en conjunto con la empresa y conmigo. Fue un tema corto, más que nada, para poder actualizarnos. Saqué un cigarrillo y comencé a escucharlo con atención.