Al cabo de un par de horas, Nico se había dormido de nuevo. Su madre solo se había dedicado a mirarlo y a peinar su cabello con los dedos, sin decir nada, ni a él ni a Lila, y cuando pareció que se había cansado de estar tanto tiempo en la misma posición, se levantó a lavarse la cara y después a sentarse con Lila en el sofá, quien agradeció enormemente el acto. Llevaba tanto tiempo sin ver a su madre, sin acurrucarse junto a ella y sin sentir el calor de sus manos. Lila la extrañaba muchísimo, y sabía que todo eso de no vivir con sus padres tendría que pasar en algún momento, pero una cosa era no vivir con ellos y otra muy distinta era que su madre hubiera aceptado irse a vivir a Texas un tiempo.
La empresa para la que trabajaba su madre había mandado a un montón de empleados como mano de obra a Estados Unidos. Lo hacían constantemente y cada vez que regresaba un grupo, enviaban a otro para que ellos también tuvieran la oportunidad de aprender cosas nuevas y de ayudar a sus familias en el proceso. Cuando llegó el turno del grupo de Nadia, ellos no quisieron irse sin ella. Era la jefa y todos la veían como una líder verdadera, además de que muchos de sus amigos estaban en su equipo de trabajo. Ella aceptó ser encargada de calidad de su grupo después de hablarlo con su familia, pues solamente iba a estar seis meses fuera.
Y en parte era algo más que Lila admiraba de ella. Había conseguido terminar sus estudios y llegar a un puesto mucho más alto que todos los que había tenido. Eso sin descuidarlos a ellos dos, y dándose tiempo para ella misma, para salir con sus amigas y uno que otro hombre que la invitaba a un café, aunque después de la cita terminara diciendo que no estaba lista para eso.
Su padre, como de costumbre, se había ofendido por algún comentario o alguna mirada y tenía cerca de una hora que se había ido. Dolía un poco que su padre pasara tanto tiempo fuera haciendo "unas cosas", pero de alguna manera ya se había acostumbrado. Por mal que sonara, a Lila no le podía tanto el no vivir con su padre. Se había convencido de que estaban mejor sin él, y disfrutaba bastante de su compañía cuando iba a visitarlo y a platicar con él, pero no era una de esas personas a las que quieres todo el tiempo contigo.
Cuando vio que Nico se quedó dormido después de verla llorar como niña pequeña, se fue a acostar al sofá a dormir un poco también, pero no pudo conciliar el sueño sabiendo que su madre estaba ahí. Así que se enderezó y prendió la televisión para ver 60 encuentros letales. Lila había adquirido el mismo amor que su padre por los documentales y todo sobre la vida salvaje, aunque por sí misma había desarrollado una especie de fanatismo por los presentadores del Animal Planet. Ella, en lugar de fantasear con Jared Leto o con Cole Sprouse como las chicas normales de su edad, tenía sueños húmedos con Nick Baker y con Steve Backshall.
Extrañaba eso. Extrañaba a su madre, abrazándola aunque no le gustara ver los mismos programas que a ellos, extrañaba a Nico y sus conversaciones que tenían cuando veían la tele, o cuando iban a desayunar, o cuando salían a pasear.
— ¿Sabías que el halcón peregrino alcanza hasta 300 km/hr? Es el más rápido del mundo.
— Vamos, Li, eso ni cuenta. Me dejo caer de cabeza de un avión y también voy más rápido que un guepardo.
— No podrías soportar esa velocidad sin desmayarte, Ni.
— Sería un bulto inconsciente, pero un bulto inconsciente más rápido que un guepardo.
Echaba de menos todo eso, y echaba de menos a su hermano, que siempre estaba tratando de cuidarla. Le carcomía la culpa y el alma se le rompía a pedazos sabiendo que ella no pudo estar ahí para él cuando la necesitaba, después de todo lo que Nico hacía por ella, después de todas las veces que la ayudó, que la defendió del mundo. Y ella no se dio cuenta de que él estaba mal hasta que fue muy tarde.
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Cuando escuches mi silencio
Teen FictionCon solo 19 años de edad, Lila se ve forzada a cambiar completamente su estilo de vida desde que el matrimonio de sus padres se vino abajo, pero las cosas no parecen ir tan mal para ella y su hermano Nicolás; son fuertes y siempre se han cuidado el...