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—Estuviste con él — fue una afirmación más que una pregunta, no quería saber la respuesta, no quería saber que Jungkook también había estado con Jimin y que de nuevo él era el plato de segunda mesa.
—No estuve con él, no de esa forma, no me acuesto con cualquiera Hoseok, sé que tienes esa idea de mí, pero no es así, salgo y me divierto, pero no follo con el primero que se cruza en mi camino, Jimin sólo estuvo aquí borracho y hablando de su miserable vida.
—Ya veo, me alegró— pudo respirar más tranquilo, luego miró el anillo en su dedo sonrojándose —creo que debimos decirle a Nam que nos casamos.
—Se irá de espaldas cuando se lo digamos— Jungkook sonrió cerrando las cortinas del hotel —¿estas feliz?, dudo que esta sea la boda que siempre quisiste o que soñaste y no es nada parecido a la que habías planeado.
—No importa— le dijo restándole importancia —las cosas que no planeas siempre son mejores que las que improvisas.
Jungkook se unió a él en la cama, se acostó a su lado un tanto nervioso, no es como si fueran unos adolescentes pubertos, pero siempre habían sido amigos y de un día para otro eran esposos.
Tomo la mano de Hoseok con delicadeza y le dio un beso, ambos se miraron con cariño y después se besaron lentamente.
Sin prisas de nada más que compartir con el otro, el menor se quitó la camisa y los pantalones, Hoseok le siguió algo nervioso.
—Siempre quise hacer esto— le dijo el pelinegro pasando su mano por su mejilla —estar contigo, besarte, poder tocarte como ahora, mirar todo de ti y hacerte el amor hasta que te derritieras en mis brazos.
—No sé qué decir no me di cuenta, soy un tonto en esas cosas— sonrió tímido y nervioso.
—No importa así me gustas— de nuevo, le dio un beso en la mejilla y luego en la frente y después otro beso en la boca, un poco más exigente que los anteriores, más pasional.
Se apartó sólo para mirarlo de nuevo, sus ojos estaban brillosos, las mejillas calientes y sus labios hinchados.
Era lo más hermoso que había visto en su vida.
Y era sólo para él.
Atacó su cuello con besos y recorrió un camino hasta los botones de color canela que sobresalían de su pecho. Hoseok gimió bajito, cuando chupó la delicada piel de sus tetillas justo al momento en que empezó a frotar sus entrepiernas.
Jungkook estaba duro, por él, lo deseaba, pero a su vez lo tocaba tan delicadamente como si fuera especial, quería hacerlo sentir bien por sobre todas las cosas, Jungkook siempre había sido así.
Sintió frío cuando su cuerpo se apartó, sólo para acomodar sus piernas una a cada lado de sus caderas.
Tomó una y la observó desde el pie hasta donde terminaba su muslo haciendo sonrojar.
