¿Recuerdas lo que solías hacer cada día?
Todos los días, sin falta, le escribías un mensaje de buenos días.
En la tarde platicaban de cómo estuvo su día, reían, debatían, hablaban del tema más trivial (o más extraordinario) que se les podía ocurrir.
En la noche volvían a hablar y se despedían con un buenas noches.
Todos los días.
Sin falta.
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Lloré
Short Story❝Y lloré pensando que nunca pararía.❞ Esta historia contiene sucesos de la vida real y sucesos ficticios.