Capítulo 1

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Todo era muy confuso. 

No veía nada y apenas podía oír, pero noté varias manos sujetándome y una que me acariciaba la cabeza. "Laura" pensé.

Sin embargo, en un momento dado en el que tenía mucha dificultad para respirar, me desperté de golpe. 

Abrí mucho los ojos y en un primer momento lo veía todo borroso. Conforme pasaban los segundos, veía con más nitidez.

-Ya se ha despertado. CHICOS, NO LA AGOBIÉIS- gritaba una voz que me resultaba muy familiar.

¿Esa no era...?

Creí estar en la habitación de un hospital, pero no era así. De hecho, aquello parecía un gimnasio.

-¿Puedes levantarte?

Una chica de pelo rizado y castaño me ofreció su mano. Reconocí su acento canario y me quedé mirándola. ¿Marilia? ¿Qué coño hacía ella aquí? ¿Estaría soñando?

"A lo mejor he muerto y esto es una fantasía" pensé.

Acepté la ayuda de la pobre muchacha, que se había quedado con la mano en el aire y , como pude, me levanté. Todo daba vueltas y sentía un fuerte dolor de cabeza. Me froté la frente, esperando rozar una herida ensangrentada, pero no.

Estaba ilesa. 

Entonces, caí en la cuenta. Me encontraba en la mismísima Academia de Operación Triunfo, concretamente en la sala de baile. Ante mí, un montón de ojitos me observaban. ¿Pero cómo coño había llegado hasta aquí? Si hace cinco segundos, estaba en Madrid...

-María, ¿estás?- preguntó uno de los profesores. Juraría que se trataba de uno de los Javis.

Miré a mi alrededor, en busca de la rubia, pero no la encontraba por ningún lado. 

Entonces una mujer de aspecto severo me zarandeó.

-María, vuelve.

Como una imbécil, me señalé como diciendo "¿Me estás hablando a mí?" Pero al señalarme, divisé un mechón rubio. De igual modo, descubrí que llevaba otra ropa completamente distinta a la que llevaba en el bar. Para colmo, reconocí cada uno de los tatuajes que figuraban en mis brazos.

Y delante de mí, estaba la inconfundible Noemí Galera, directora de la Academia, cruzada de brazos y con gesto preocupado.

-Di algo, por favor- suplicó una chiquitina rubia, también conocida como Alba Reche.

Abrí la boca, pero apenas pude emitir algún sonido. ¿Qué mierda estaba pasando?

-Esto... ¿hola?- acerté a decir.

Enseguida me tapé la boca. ¡Esa no era mi voz! La mía no sonaba tan....bonita. Divisé un espejo y no dudé en mirarme. Y por fin, se confirmaron mis sospechas.

-Bienvenidos a National Geographic, he aquí una Mari observando su reflejo en el espejo. No es muy común- dijo con gracia Miki, el graciosillo.

Pero enseguida se puso serio, al darse cuenta de que Noemí le estaba mirando severamente. Yo me quedé mirándome en el espejo, sin apenas parpadear.

-María, cariño...- me llamó Vicky.

Yo no reaccioné, y respiraba pesadamente. Las manos me empezaron a temblar, al igual que las rodillas.

Unos brazos me abrazaron por detrás y, de forma automática, me aparté. Me giré bruscamente y Sabela retrocedió. Me intentó acariciar la cara, pero me pegué contra el espejo lo más que pude.

Cada vez estaba más tensa, más nerviosa. Tenía ganas de ponerme a chillar como una tarada, que yo no era María, que no pintaba nada aquí, que tendría que estar en Madrid tomando una cerveza con mi amiga. 

MORIRÍA POR VOSWhere stories live. Discover now