Capítulo 8

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El resto del sábado me dediqué a intentar mejorar la canción, aunque no tenía esperanzas de poder sacarla a flote. Era una mierda en sí, y yo, en ese estado, la hacía parecer aún peor. 

El pase de micros había sido un desastre, a pesar de los ánimos de los profesores y mis compañeros. Marilia fue la que estuvo más pendiente de mí en todo momento, y buscaba un rato libre para hablar en privado. Pero estuve toda la tarde esquivándole como podía.

En un momento dado, dudé en  provocar que me expulsaran de la Academia, con tal de volver a Madrid. Incumplir alguna norma, o enfrentarme a algún profesor...lo que fuera.

Enseguida descarté esa opción. No podía permitirme crear una polémica innecesaria. Además, aquello perjudicaría al programa y a la propia María. 

-Oye, tía, a mí me encanta cómo interpretas la canción- me consoló Natalia, mientras cenábamos. 

A su lado, Alba estaba apoyada en su hombro, y asentía con la cabeza.

-No sólo vale con la interpretación...- repliqué, pesimista.

-A ver, rubia. Cállate la boca, que te va a salir bien- intervino Marta, un poco cabreada.

No me extrañaba, porque le habían nominado. Marta era de esas personas que se auto exigía muchísimo, lo que le causaba muchas decepciones, en más de una ocasión. Enseguida, me apresuré a acariciarle la cabeza para tranquilizarla. Ella me lo agradeció con una sonrisa de disculpa.

-Ánimo, Martitaaa- exclamó Marilia con tono animado.

Flipaba con esta chica. Era la tercera vez que era nominada, y siempre se mostraba optimista. Disfrutaba a tope todos los días, y aprovechaba bien las clases y los momentos de ensayo. Trabajaba mucho las canciones, y resultaba una pena que la hubieran vuelto a nominar. 

-Contigo quiero yo hablar- me señaló, sorprendiéndome.

-Hoy no, Marilia...- supliqué.

Realmente, estaba muy desanimada y cansada. No quería darle vueltas al tema una y otra vez, porque no era nada bueno para mi salud mental.

La canaria pareció compadecerse y decidió dejarme tranquila esa noche. Pero aquella conversación no había pasado desapercibida por Alba Reche, que me miraba con interés, y hasta creí detectar una mueca de sospecha.

En cuanto acabé, fui a prepararme para irme a la cama, pero me topé con una Vicky somnolienta. La miré, divertida ante sus ojillos medio cerrados y ella bostezó. 

-Ostras, te veo muy agotada, ¿me equivoco?- reí.

Ella iba a bostezar de nuevo, pero no pudo y me miró, un poco fastidiada.

-Lo estoy. Joder, iba a bostezar y no me has dejado- se quejó.

-Pues bosteza.

-Ahora ya nada. Me has cohibido.

Sacudí la cabeza y sonreí. La verdad es que Vicky parecía una mujer seria, desde fuera. Pero estaba claro que una vez la conocías, era como una niña.

- Vete a dormir, Vicky. 

-A eso iba. Por cierto, la chica con la que hablaste se llama Laura, ¿verdad?

Se me escapó un grito de asombro y la miré, perpleja.

-¿Cómo lo sabes?

Mi profesora sonrió.

-Magia

-Pero...

-Un mago nunca revela sus trucos- sentenció, y me abrazó. -Buenas noches, María.

MORIRÍA POR VOSWhere stories live. Discover now