Día O2: "Campamento"

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—Bakugou, ¡hallé algo!

Kirishima corrió hacía el rubio, cargando unos cuantos maderos irregulares y casi congelados que encontró entre un montón de nieve y piedras. Bakugou observó lo que traía y los recibió, al mismo tiempo que los acomodaba estratégicamente y con una exposición intentaba prenderlos, sin mucho éxito debido a lo pequeña que salió la chispa de sus palmas.

El pelirrojo suspiró al observar al chico chasquear la lengua y luego maldecir en voz alta, repitiendo la acción un par de veces antes de conseguir un fuego lo suficientemente fuerte para que se mantenga estable, al menos por el momento. Suspirando, Kirishima se sentó a su lado y observó la entrada de la cueva en la que se encontraban, encontrándose con la misma imagen borrosa que casi una hora antes. Literalmente, le era imposible siquiera ver los árboles cercanos o algún detalle del panorama, mientras la tormenta se encargaba de levantar nieve y que fuertes brizas congeladas ingresen a la cueva por la boca de esta.

Bakugou se estremeció nuevamente al sentir otra fuerte corriente y Kirishima lo miró con preocupación, aunque no dijo nada, imaginando que su amigo lo mandaría a la mierda si preguntaba por milésima vez lo mismo "¿Quieres que te preste mi chaqueta?" o "¿Estás bien, Bakugou?" cuando era obvio que, debido a las bajas temperaturas, el quirk de Bakugou se veía bastante afectado y a él le estaba costando mucho mantener la temperatura corporal de su cuerpo.

Kirishima sabía de eso, claro que sí. Personas como Bakugou, Tsuyu e incluso Hagakure o Yaomomo en menor grado, se veían afectados con las bajas temperaturas del ambiente. Su quirk no era el mejor y era demasiado simple, pero al menos no tenía ninguna limitación en cuanto al ambiente, por lo que, más allá de lo normal, él se encontraba bastante bien.

—¡Bakugou! ¡La flama!

Kirishima se apresuró a advertirle, pero fue demasiado tarde, aunque el rubio también trató de evitarlo; una fuerte corriente apagó la fogata improvisada que hicieron y los volvió a dejar a oscuras en esa enorme e inestable cueva. El pelirrojo suspiró al oír la maldición del rubio, escuchando después el constante chasquido proveniente de sus manos y admirar las chispas, sin ver ninguna flama encenderse.

El rubio se desesperaba, maldiciendo en voz alta una y otra vez, mientras Kirishima era consumido por su propia impotencia. Dirigió una mirada más a la entrada de la cueva y comprendió la razón por la cual la fogata no prendía; los vientos parecían haber cambiado su dirección y ahora se dirigían ligeramente más hacía donde ellos se encontraban. No estaba muy seguro de si eso cambiara pronto, pero esperaba las cosas se calmaran antes de que empeoraran.

En un impulso de su propio deseo de ayudar, Kirishima pensó en la mejor forma de hacerlo y sólo se le ocurrió algo. Ya que Bakugou no le permitía prestarle su chaqueta y de algún modo debía evitar que las corrientes lleguen hasta la fogata; en medio de la casi completa oscuridad, el pelirrojo caminó con sumo cuidado y se colocó detrás del rubio, sentándose lentamente y colocando cada una de sus piernas a los lados del otro, acabando por pasar sus brazos por sus costados y endurecer sus manos, cubriendo la pequeña fogata como si de algún tipo de protección se tratara.

—¡¿Kirishima?! ¡¿Qué carajos haces, idiota?! —Bakugou se empezó a sacudir al instante, tratando de apartarlo.

—Hey. Hey, escucha —habló el pelirrojo, tan pausado y calmado como podía—. Mis manos sirven para que el aire no llegue directamente y apague la flama, ¿puedes intentar hacer otra? Si me mantengo aquí al menos hasta que recuperes un poco de calor corporal, estará bien, ¿no?

Bakugou dejó de moverse después de haber escuchado esa explicación. Según Kirishima, este analizó lo que el pelirrojo le había dicho, así que cuando suspiró derrotado y él sintió la espalda de su mejor amigo apoyarse en su pecho, una feliz y victoriosa sonrisa apareció en sus labios, mientras esperaba que el rubio se concentrara para liberar otra explosión con sus palmas.

Week of Love. | Bakugou Katsuki x Kirishima Eijiro. #BNHAWeek2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora