Oscuro...

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Nítida oscuridad.

Frío y oscuro.

Así describiría el espacio en donde me encontraba. Con mis manos intente palpar algún objeto, algo que me dijera en donde me encontraba, ¡no había nada! empezaba a cansarme, me sentía agotada, sentí como una gruesa gota de sudor se deslizaba por mi piel, tragué grueso, empezaba a asustarme, por que por más que avanzaba no sentía ni veía nada.

¡Demonios! ¡¿donde estaba!?.

El pánico se hizo presente y frustrada empecé a correr, sin saber a donde iba, corrí lo más rápido que podía, me sofocaba y sin previo aviso lagrimas empezaron a escurrir por mis mejillas provocando ligeras cosquillas. Grite con todas mis fuerzas y....

Y.... desperté

Desorientada mire a mi alrededor y me alivie al saber que seguía en mi habitación, «fue solo un sueño», me repetía para mis adentros. Note que estaba empapada de sudor y mi pijama por ende también.

Odiaba esto ¿y lo peor? que no era la primera vez que pasaba.

Con pesadez me levante de mi cama, un sonoro crujido hizo eco por las paredes rosadas al pisar el suelo de madera, pues mi habitación aun se encontraba en su mayoría vacía por la reciente mudanza, recuerdos acudieron a mi mente sobre el berrinche que hice por aquel color chillón que mi madre mando a pintar.

A paso lento me dirigí al cuarto de baño, poco a poco me deshice de mi ropa sudada y abrí el grifo, espere a que el agua se calentara un poco y me adentré en la regadera, me concentre solo en el ruido del agua cayéndose sobre mi cuerpo, sin embargo por mas que lo intentaba no pude evitar pensar en la pesadilla, lo real que se había sentido, lo frío, lo oscuro... el miedo que me invadió en el momento, aleje esos pensamientos lo mas rápido que pude y trate de disfrutar de una buena ducha.

Salí enroscada en mi toalla y me vestí con el conjunto de ropa que previamente había seleccionado, y al terminar, hice lo que más me entusiasma, volteé con satisfacción a la ventana, no lo había hecho desde que me levante y ansiaba hacerlo, era una especie de fetiche raro que había tenido desde siempre, observe con detenimiento desde el ventanal de mi habitación.

-Es un hermoso día - exclame con una sonrisa plantada en mi cara tratando de sentirla realmente, mientras observaba el hermoso panorama por mi ventana, el amanecer emitía rayos de luz que se adentraban en mi ventana y chocaba contra mi piel, podía quedarme así por siempre.

Y me di cuenta de que... no me podía amargar el día por una simple pesadilla... ¡tu prometiste ser mas alegre y optimista!

La hora.

 ¡¿Que hora era?! me sobresalte al ver la hora del reloj de pared, que se encontraba solitario en la fría pared. Marcaba las diez de la mañana en punto, ahora... debía bajar sino quería que mi madre me diera un sermón de media hora del porque era contraproducente levantarse tarde un domingo.

Dispuesta a dar lo mejor de mi, camine hacia la salida y gire la perilla y salí de mi habitación, al instante percibí un delicioso aroma a huevos con tocino, sin duda aquel platillo era uno de mis favoritos a la hora del desayuno.

De brincos baje las escaleras y me dirigí a la cocina.

Por alguna razón, la planta baja siempre tenia un olor más marcado a viejo. Probablemente se deba a la madera, que a pesar de ser una de las mejores, los años las han desgastado.

Seguí mi camino, pasando por el pasillo que me conduciria a la sala, y por consiguiente a la cocina.

Debia admitir que recorrer la mansion era una maravillosa experiencia para la vista. O así lo considero, ya que desde que tengo memoria, todo lo relacionado a lo antiguo o del Renacimiento, llama mi atención.

Un Secreto...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora