XV

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Cuando despertó, su cabeza dolía tanto que soltó un gemido bajo en señal de queja, sus manos deslizándose por la sábana, buscando el pequeño bultito a su lado para acurrucarlo contra su cuerpo y no soltarlo nunca más.

Sin embargo, no atrapó nada.

Abrió los ojos, enderezándose bruscamente, notando entonces que no estaba en su cuarto. En la pieza matrimonial. En su casa.

Se revolvió, desesperado, y recordó lo ocurrido la noche anterior.

Un latigazo de dolor y pena recorrió su cuerpo, recordándole lo que había hecho.

Recordando el llanto de jeongin cuando seungcheol lo sostuvo, moviendo sus manos y pies, queriendo librarse del agarre del
alfa mientras jihoon sólo caminaba, alejándose, alejándose, las lágrimas cayendo por su rostro, su corazón rompiéndose con cada nuevo grito de jeongin, pidiéndole -rogándole que se no fuera, que no lo dejara allí, que lo queria, lo necesitaba.

Los guardaespaldas de seulgi le habían dicho que lo llevarían a un hotel donde podría alojarse, sin embargo, los ignoró por completo y se marchó caminando, aturdido, perdido, incapaz de saber exactamente a dónde dirigirse. Tuvo el fugaz pensamiento de ir donde wonwoo, sin embargo, no iba a poder soportar estar en la casa al lado de. No, necesitaba alejarse lo más pronto de allí para no enloquecer por completo.

Así que sus pies se habían dirigido al pequeño departamento de YuNa que conoció semanas atrás, cuando la chica lo invitó a comer algo luego de clases.

Recordaba haber llorado todo el camino hacia ese lugar, ignorando las miradas que las personas le dirigían, su mente en otro lado, incapaz de procesar correctamente lo que habia ocurrido.

Como su mundo se había desmoronado en sólo un par de horas.

Seungcheol y wendy.

Oh, seungcheol y su hermana... ¿Cómo había sido tan idiota e iluso?

No, no fue un estúpido: en el fondo, sospechaba que seungcheol hizo algo más que besar a esa omega supuestamente desconocida de la que habló, pero fingió que no era importante. Y como decía el dicho, no hay peor ciego que el que no quiere ver, y eso terminó por empeorar todo.

Si hubiera tenido un poco de orgullo, no habría seguido con esa tonta farsa, con ese estúpido matrimonio, y le habría pedido a seungcheol que marcara a otra omega para acabar con ese enlace. Pero fue incapaz de hacerlo, porque amaba a seungcheol, porque creyó que podían solucionarlo, pero por sobre todo, porque seungcheol fue durante muchos meses seguridad y amor para él.

Y no quería perderlo, no quería quedar solo y triste otra vez, sin nadie que lo amara por lo que era.

Sin embargo, si lo hubiera hecho, si hubiera actuado guiado por su mente y no por su corazón, jeongin seguiría en sus brazos.

Su pequeño, su bonito y dulce bebé, seguiría a su lado.

Jihoon se quebró.

Cayó de rodillas, sollozando por el dolor, por la pena, por el sufrimiento, sintiendo un vacío enorme en su corazón que parecía engullirlo con cada segundo que pasaba lejos de esa pequeña criatura que tuvo y cuidó con tanto esmero para que nada malo le pasara.

Kilig (Jicheol) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora