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Eleonora Pov's

- ¿Cambiaste el amor por dinero? Realmente pensaba que tú amabas a mi abuelo- Dijo Elisa, en sus ojos podia notar decepción.
- Sí, así es... Verás... Hace años conocí a un chico magnífico el cual era atento conmigo. Trabajábamos juntos en una cafetería, él venía de una familia pobre al igual que yo, quizás por eso nos entendíamos bien, ambos teníamos el deseo de salir adelante.

Esa mañana olía a café. Mientras yo limpiaba las mesas, Rodrigo hacía el inventario de las cosas que había en la cafetería.

- Eleonora ¿Puedes ayudarme con esto?- Preguntó.
- Sí, claro- Respondí.
- Abre esta caja- Me pidió.

Era una caja de donas, al abrirla mire una rosa junto con un papel que decía "Te amo Eleonora".

- Gracias Rodrigo, también te amo- Dije y lo besé.
- Eres tan linda, amo todo de ti, no hay algo que me desagrade. Haces todo bien, eres trabajadora y sociable con las demás persona, todos dicen que eres una maravillosa mujer y es por eso que quiero... Quiero que te cases conmigo. Ahora no tengo un anillo pero ahorrare para comprarte uno- Me miro a los ojos esperando una respuesta.
- Rodrigo, yo te amo y si quiero casarme contigo- Dije.
- No sabes lo feliz que me hace escuchar eso mi querida Eleonora.

Al salir del trabajo decidimos pasear por el parqué.

- ¿Qué harás este fin de semana?- Preguntó.
- No lo sé, aún no tengo planes ¿Y tú?
- Mi hermano y yo iremos al concierto de Rock ¿Puedes creerlo? Estoy tan emocionado.
- Yo pienso que podrías haber usado ese dinero para otra cosa... No sé, quizás para comprarme un anillo de compromiso ¿No crees?
- Estoy ahorrando para comprarte uno- Respondió.
- Sí, eso ya me lo dijiste.
- Y es cierto, solo espera un poco más, este es el último gasto que haré, después ahorrare para tu anillo y para nuestra boda.
- Quiero que nuestra boda sea muy grande, con un vestido espectacular y costoso. Quiero que sea como de la realeza, quiero ser una princesa ese día- Dije.
- Eleonora... Aunque ahorrare, no creo poder darte una boda así, lo siento. Pero tú siempre serás mi princesa.

Cuando llegue a casa, mis padres me estaban esperando para cenar.

- ¿Cómo te fue querida?- Preguntó mi madre.
- Muy bien, mamá- Respondí.
- Te miras muy contenta ¿Que te tiene así?- Preguntó mi padre.
- Es por Rodrigo, él quiere casarse conmigo- Dije con una sonrisa.
- ¿En serio? ¡Que bueno, hija! Es tan buen muchacho- Exclamó mi madre.
- Me alegra hija ¿y el anillo?- Preguntó mi padre.
- Aún no me lo ha dado, no es algo formal aún, quizás quiera esperar a hablar con ustedes- Respondí.
- Así debe ser.
- ¿Qué hay de cenar, mamá?- Pregunté.
- Hoy solo alcanzó para lentejas y tortilla, hija.
- ¿Es en serio?- Pregunté enojada- Yo me mato trabajando casi todo el día en la cafetería ¿y solo hay lentejas para cenar?
- Hija, es para todo lo que me alcanzó, sabes que la medicina de tu padre es muy cara.
- ¿Y yo que culpa tengo?- Me levanté de la silla- Tú comete esas lentejas porque yo no pienso comer está comida de pobres.
- ¡Somos pobres, Eleonora!- Dijo mi padre- Aprecio el que nos ayudes trabajando, sin embargo con tu sueldo y el mío apenas nos alcanza para esto, por favor, entiende.
- Créeme que cuando te cases con Rodrigo podrás comprender que la situacion no es fácil, y tendrás que arreglartela para tener que comer- Dijo mi madre.
- Él y yo no tendremos una vida de pobres- Me defendí.
- ¡Hija! No te engañes ¿Cuánto crees que gana Rodrigo en la cafetería? No digo que esté mal, a mi me agrada ese muchacho, sin embargo tendrás que aprender a vivir con lo necesario, los lujos no son para nosotros- Respondió mi padre.
- Pues si él me va a dar una vida así ¡Entonces ya no quiero casarme con él!- Grite y corrí a mi habitación.

Nunca había pensado en esa triste verdad, Rodrigo no me podía dar la vida que yo quería.
Junto a él la vida sería muy difícil ¿Qué podía hacer entonces? Debía tener otra opción.

Al siguiente día, Rodrigo vino a mi casa para ir juntos al trabajo.

- ¿Cómo está mi amada?- Preguntó al verme.
- Bien- Respondí.
- Bien hermosa- Beso mi mejilla.

De camino al trabajo me mantuve en silencio.

- ¿Por qué tan callada?- Preguntó.
- Por nada, Rodrigo.

Mientras limpiaba una de las mesas de la cafetería, un señor de buen porte llegó. Era alto con ojos verdes y piel de porcelana, su cabello era castaño y vestía muy elegante. Se notaba que no era de aquí.

- Buenos días ¿Qué va a pedir?- Pregunté con una sonrisa.
- Buenos días, quiero un café, por favor- Respondió mirándome de arriba a abajo con una sonrisa.
- ¿Desea algo más?
- Qué usted me acompañe a tomar mi café- Respondió.
- Señor, no puedo hacer eso... aunque me gustaría- Dije mirando su lujoso reloj.
- ¿Te gusta mi reloj?- Preguntó.
- Es lindo.
- No más que tú, preciosa- Me halago.
- Gracias- Dije sonrojada.
- ¿A qué hora sales de trabajar?
- A las 6 de la tarde- Respondí.
- ¿Quieres ir a cenar conmigo?
- Me encantaría.
- Entonces nos vemos a las 6:15 en el parque ¿Cómo te llamas?
- Me llamo Eleonora ¿y usted?- Pregunté curiosa.
- Me llamo Marco.
- Está bien, Marco, en un momento le traigo su café- Me retire sonriendo.

Él era el tipo de hombre que yo buscaba...

- Estela, necesito un café- Pedí a la cocinera.
- Claro Eleonora- Respondió- Ese señor se mira muy elegante ¿verdad?
- Sí, eso parece, es apuesto ¿verdad?
- Sí, es muy diferente, parece Europeo. Aquí tienes tú café, cariño- Dijo y me dio una taza de café.

Me dirigí hacia Marco, mirándolo mientras el leía el periódico.

- Aquí tiene su café- Sonreí.
- Gracias Eleonora- Agradeció.

Después llegaron más clientes así que no pude detenerme a platicar con él. Sin embargo cuando se retiró, me dejó mucha propina. Sí, por fin había encontrado al hombre ideal, apuesto y con dinero ¿y lo mejor? Que tenía una cita con él.

EleonoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora