Ápices de un corazón

La luz entre mi sombra.

Y es que hoy te escribo a ti mi fiel compañera, mi mejor amiga, mi psicóloga, mi pilar fundamental, al amor de mi vida, a la mujer que me crió y me ha visto crecer. Hoy me faltan palabras para agradecer todo lo que has hecho por mi.

Gracias mamá, por todas esas veces que me han cortado las alas y has vuelto a pegármelas con superglue, por todas esas veces que me he rendido y me has sacado de lo más profundo de mi pozo, por intentar calmar mi obsesa negatividad, porque eres la única capaz de controlar este caos de persona. Gracias, por todas esas veces que has hablado conmigo hasta conseguir que dejase de llorar, por enseñarme a perseguir mis sueños, por demostrarme que no necesito a la gente que no me quiere en su vida. Tú me has enseñado a cuidar de los mios, a ser fuerte y superar los baches de este camino de piedras. Tú, que te has quedado a mi lado hasta quedarme dormida, que has calmado mis pesadillas y me has hecho mejor persona. Gracias, por darme todo tu cariño sin pedir nada a cambio, por ser ese pilar que necesito cuando caigo. Que siempre que he estado en lo profundo y oscuro del pozo en el que yo sola caigo con mis pensamientos has sido la luz que me ha indicado la salida. Que se que no lo digo mucho pero eres la supermami, que no sabes cuanto te admiro, que ojalá algún día yo pueda llegar a ser como tú. Gracias por estar siempre para mi, por nuestras noches de peli y manta, por nuestras conversaciones interminables y sobre todo, por sacarme adelante día a día. Para mi ángel de la guarda, mi fiel compañera, la mujer de mi vida, te amo.