Húmedas pisadas resuenan en cada crujir de ramas y hojas caídas. El bosque cubierto por ellas revela el camino que el pobre e indefenso lobo ha seguido. Perdido sin saber a dónde va, solo corre sin detenerse.
Uno tras otro, aullidos en un grito de ayuda, ayuda de quien sea que se apiade de él y lo salve de sus perseguidores.
— ¡¡Auxilio!! —un aullido de terror desgarrador. Un aullido que solo otro ser cambia forma podría descifrar.
Sus perseguidores no resultaron ser tan débiles como creía, entre esos chicos estaban tres lobos a los cuales solo les basto que bajara del camión para saber que era un omega próximo a ser afectado por la luna de celo.
~♦~
Todo sucedió demasiado rápido.
A los chico les importo poco el arma con la que el hombre les amenazo. En un abrir y cerrar de ojos este ya estaba en el suelo con un surco atravesándole el cuello. Alex abrió la boca tan grande como pudo, pero nada salió de ella, ni un solo sonido, solo lagrimas amargas y silenciosas que corrían en gruesos caudales por sus mejillas. El hombre que quiso protegerle estaba muerto.
De ahí todo fueron borrones de imágenes sacadas de una película de horror. Sangre salpicando de aquí para allá. Miembros siendo cercenados sin piedad alguna. Los chicos estaban acabando con sus propios amigos. Dos de los tres que resultaron lobos tomaron su forma lobuna, uno era un lobo café intenso mientras el otro uno gris con betas negras. El tercero siendo el líder dejo a sus seguidores encargarse del trabajo sucio, él en cambio se acercó, ignorando su naturaleza lobuna, como una pantera silenciosa que mira a su pesa sobre excitada por el festín que seguro se dará.
En la presencia del chico, Alex no podía más que temblar. Con más de 20cm por sobre su cabeza, una lucha seria ridícula, pero sobre todo tonta pues no ganaría y solo terminaría gravemente herido. Le exigía a su cuerpo correr, pero este no le obedecía cegado por el miedo, el terror de toda la situación. Y en ese momento se preguntó, -¿Por qué huí de casa?-, siendo él mismo quien se respondió, -Porque tengo un alfa, quiero estar con él y no permitiré que nadie me toque-.
Alex tranquilizo su acelerado corazón y enfrió su cabeza. Observo con mayor detenimiento al chico frente a él, un pelinegro de más o menos 1.88 de altura, cuerpo atlético y mirada maliciosa. Esa mirada fue como un balde de agua fría para Alex pues esta no ocultaba ninguna de sus intenciones. En ella estaba marcada la clara idea de herir, lastimar, y Alex sabía que eso solo podía significar una cosa.
Él sería el primero en abusar de él.
No, Alex no lo permitiría. Jamás se dejaría tocar por nadie que no fuera Charles. Él tenía miedo, pero no era débil, siendo uno de los hijos de Paul y Andrew Anderson él estaba bien preparado.
Paul no dejaba nada a la suerte, él mismo entreno a su hijos desde pequeños enseñándoles desde defensa personal hasta fáciles estrategias de ataque sorpresa. Y al igual que Paul, Andrew también ayudo a sus cachorros, en especial a sus pequeños omegas. Siendo el mismo un omega sabe por propia mano lo que ellos con sus encantos provocan en los de su raza. Una leve inclinación de cabeza, una sutil miradita de miedo acompañada de un ligero sonrojo, mientras discretamente te humedeces los labios, esa era toda la clave en las clases de Andrew, ningún lobo se resiste.
Recordando bien las enseñanzas de sus padres, decidió poner en práctica ambas, entrelazando el coqueteo discreto que aprendió de Andrew con el ataque sorpresa que aprendió de Paul.
— Que maravilloso y dulce olor emanas florecita — el tono sugerente no paso desapercibido por Alex, quien hizo acopio de todo su auto control para no responder, no pondría en alerta a sus agresores. El chico se acercó más y fue cuando Alex utilizo las enseñanzas de su papi Andy. Con una leve inclinación dejo al descubierto su cuello, el lobo jadeo excitado con tal solo eso, pero ahí no se detuvo el pequeño omega, aun con el cuello al descubierto lo vio a los ojos y trato de ver en ese idiota a su amado Charles, lo logro y al instante sonrió sonrojado hasta las orejas, el lobo imbécil cayo. Con más confianza y sin tomar en cuenta que el omega pudiera hacerle algo, lo jalo de la cintura pegando sus cuerpos. –Es el momento-. Sin contemplación Alex alzo la rodilla con fuerza impactándola contra la entrepierna del lobo, que al instante cayó al suelo producto del dolor.
De ahí Alex solo supo que saco fuerza y valor de quien sabe dónde para emprender su huida, corrió al bosque tras de él y al instante tomo su forma lobuna, corrió y se alejó lo más que pudo.
~♦~
-Por favor diosa Luna ayúdame, que Charles escuche mi llamado-.
Pedía desesperado, los tres lobos tras él no se daban por vencidos, mucho menos aquel que en sus intentos de escapar había golpeado en la entre pierna.
Los lobos estaban unos cuantos metros por detrás, el lobito no los perdería tan fácil. El olor del intenso celo dejaba una estela casi palpable para los lobos que ya saborean el dulce cuerpo del omega. Aullidos de advertencia se dejaron oír. Los lobos lo habían alcanzado.
El pequeño lobo rodó por sobre las hojas húmedas con un lobo sobre él mostrándole los dientes amenazador. Solo segundos después los otros dos llegaron. Alex ya se sentía perdido, lo violarían, perdiera lo que con tanto amor había guardado para su alfa.
Ante el miedo su forma humana tomó control dejando atrás al pequeño lobo blanco. Sí, al igual que su padre, Alex junto a su hermana Anaidel eran lobos blancos, los tesoros de la manada BlueMoon.
Ahora con su forma humana, un hermoso chico de rubia cabellera y mirada azul celeste se agazapaba contra el tronco del árbol tras él. Los tres, ahora hombres lo miraban predadores, en espera de cualquier movimiento, Alex podía ver el deseo en la mirada de esos desgraciados, podía incluso percibir todo perverso pensar de esos infelices.
— Pero mira nada más el dulcecito que nos comeremos — comentó uno.
— Yo seré el primero — habló el líder, un chico alto de piel clara, cabello negro y miraba azul. Este lo miraba entre enojado y deseoso. Alex estaba seguro que el chico no se contendría, lo dañara hasta hacerlo sangrar. Esa sería su venganza.
~•~
Charles juraba haber escuchado el llamado de Alex. El bosque no estaba demasiado lejos, no lo pensó siquiera un segundo cuando arrojó la maleta aún lado se despojó apresurado de su ropa tomando su forma lobuna, para seguidamente correr en dirección del llamado. No podía estar equivocado, un lobo lo siente, y Charles sintió el peligro y miedo en el llamado de Alex.
~•~
Paul por otro lado en el pequeño pueblo donde perdió el rastro de Alex, encontró transporte, una pareja de esposos se había ofrecido amablemente a llevarlo hasta Londres. Ya sabía que Alex había subido a un camión solo tenía que alcanzarlo antes de llegar a Londres.
Momentos antes Andrew lo había llamado diciéndole que Charles no sabía sobre la huida de Alex y que este estaría pendiente a su llegada.— ¡Oh Dios!, ¿Qué paso aquí? — chillona la mujer en el asiento del copiloto.
Paul salió del auto al momento en que este paro, el olor a miedo de su cachorro estaba por todo el lugar.
La escena dejó en shock a la pareja, ante ellos al menos seis cuerpos, en su mayoría mutilados. Un baño de sangre que se extendía por más de diez metros.
◘•♦•◘~◘•♦•◘~◘•♦•◘~◘•♦•◘
❣❣ bye bye ❣❣
ESTÁS LEYENDO
Tienes que ser Tú
Romance♦CUARTA PARTE DE LA SAGA "UN DESTINO, UNA MANADA"♦ Un Alfa y un Omega, dos almas destinadas a estar juntas siendo mates, complementándose. La Diosa Luna solo une mitades de almas, ella no diferencia entre especies mucho menos entre lazos de sangre. ...