5: Amenaza

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Alex

El último mes ha sido extenuante, cansado.

Un par de meses sin Charles, creí que podría esperar, de verdad lo creí. Pero mientras más veía la relación de Meena y Anaidel avanzar, además de saber que pronto todo se solucionaría entre Thomas y Matthew, me hizo sentir miserable, todos tan felices y yo muriendo por dentro. Extrañando a mí alfa.

¿Por qué tenían que ser así las cosas?

¿Por qué no pueden simplemente entender que nos amamos?

¿Qué somos mates?

Que él es mío, que yo soy suyo, que deberíamos estar juntos.

No lo entiendo, que hay de malo en que dos personas se amen y quieran estar juntas, aunado a que la Luna ha unido nuestras almas, no es como si simplemente pudiéramos ignorarlo, no se puede. Solo hay un mate en la vida. Qué más da si las sangre nos une, somos lobos ¿Por qué se cierran tanto a que nos unamos como pareja?

~♦~

El viaje ha sido duro, días caminando sin oportunidad de tomar algún tipo de transporte, no porque no hubiera sino por miedo, los humanos son extraños, razón por la cual he estado viajando solo por los límites de las diferentes ciudades sin alejarme del bosque. Sé que mi padre me está siguiendo y muy de cerca. Hace apenas unos minutos lo vi, él a mí no, pero yo sí. Y siento de verdad estar haciendo esto, pero no pienso permitir que me alejen de él.

Lo siento papá Paul, lo siento papá Andrew.

Sé que especialmente él estará sufriendo por mi partida, siempre tan apegado a nosotros sus cachorros, siempre como la amorosa madre que nos trajo al mundo, rodeados de amor y cariño.

-Mami, quiero que me abraces, tengo miedo. Realmente no sé qué haré cuando llegue a él-.

Con sus padres en contra, lo más seguro es que no me dejaran siquiera acercarme a él. Pero no me daré por vencido sé lo que quiero, y lo quiero a él, así me tenga que enfrentar hasta a mi propia familia lo haré, lo haré por estar con él.

~♦~

Las horas siguen pasando y Londres cada vez más cerca, al igual que la luna de celo.

Esta noche llegara a nosotros los lobos, el celo. Me tiene muy preocupado ese asunto, creo llegar justo una horas antes de que la luna este en su máximo punto de esplendor.

Por otro lado no sé qué ira pensar Charles cuando me vea, de seguro estará sorprendido, pero ¿Se pondrá feliz? ¿Querrá verme tanto como yo a él? ¿Me extrañara tanto como yo a él?

Esas preguntas no dejan de rondar por mi mente y el camino no me lo deja fácil, ha sido indiscutiblemente aburrido, el amable aunque aburrido hombre manejado al gran camión de carga, no ha abierto la boca en las más de tres horas de viaje. He tratado de distraerme hasta con lo impensable, desde contar cada árbol que pasa por la ventana en forma de negros borrones, gracias a la gran velocidad que mantiene el conductor, hasta mirar detenidamente cada una de las fotos repartidas por lo largo y ancho del tapiz interior. Fotos donde se puede observan al sonriente hombre con una pequeña en­­ brazos abrazado a una joven mujer muy bella. Otras donde se le puede ver con una pareja ya de edad, supongo sus padres, otras donde se le puede ver con una larga caña de pescar en una mano y en la otra un pez de buen tamaño.

— Chico... ¡chico! — el conductor llama mi atención y yo lo voltee a ver interrogante, el solo señalo la carretera pidiéndome que viera hacia el frente, mientras el bajaba considerablemente la velocidad.

Tienes que ser TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora