Completa

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Las lágrimas seguían rodando por mis mejillas a más no poder, no podía entender esta situación, ¿qué tenía que ver la familia de Liam conmigo? ¿es por qué estamos juntos?

Miles de preguntas se iban metiendo a mi cabeza de manera rápida haciendo que esta me mareara y doliera.

-No te detengas, niña, tú sigue caminando- dijo Clay empujándome para que no parara. Obedecí.

Llegamos hasta una puerta y nos detuvimos frente a esta, el hombre que iba manejando y que estaba por delante de nosotros dos, tocó la puerta, y un casi inaudible ¨Pase¨ se escuchó desde adentro. El hombre abrió la puerta y metió medio cuerpo dentro de esa habitación y dijo:

-Ya la tenemos aquí, ¿quiere hacerla pasar, señor?- dijo

No hubo respuesta, el hombre salió y me soltó el amarre de mis manos, con una mueca de dolor, moví mis manos viendo mis muñecas lo lastimadas que se encontraban.

-Entra, dijo dándome paso para que lo haga, sin embargo, no moví ni un músculo, no tenía de qué me esperaba ahí entro, o mejor dicho, quién me esperaba ahí dentro

-Dijo que te movieras- gruñó Clay empujándome haciendo que esta vez sí me moviera y entrara al cuarto, al estar ahí, cerraron con fuerza la puerta haciéndome sobresaltar por el ruido del impacto y mire hacia el frente donde había un escritorio con una silla detrás de este, y sobre esta, se encontraba u señor e unos cuarenta y cinco años bien vestido, con la mirada penetrante puesta en mí.

-Así que, al fin nos conocemos, Lia- habló mientras se levantaba de su lugar y rodeaba el escritorio para llegar hasta mi por lo que retrocedí, pero no pude hacerlo más cuando sentí mi espalda chocar contra la pared.

-Es el padre de Liam, ¿cierto? ¿qué quiere de mí? - pregunte con un tono que me hacía escuchar a la defensiva, y bueno, ¿cómo no estarlo? El padre de mi novio me secuestró

Genial, y yo que pensé que este tipo de cosas solo pasaban en las películas.

-Sí, Liam es mi hijo - dijo con una sonrisa escalofriante - verás, cuando me enteré de que mi hijo salía con alguien, me puse a investigar quien era esa chica, sobre ella, sobre su vida, y todo, y me di cuenta de que yo conozco a tu padre, y ese hombre no me cae nada bien, desde que decidió enfrentarme, y verás, nadie me enfrenta, yo soy quien enfrenta, ¿entiendes? Y mucho menos un hombre de tan bajos recursos y calidad de vida, gente mugrosa de calle- dijo lo último con un sabor amargo que teñía por completo su voz, demostrando sin temor el desprecio con el que se dirigía a mi padre.

Y eso fue lo que bastó para que el miedo se reemplazara por coraje y rabia, provocando que mis instintos de defensa actúen para intentar lazarle un golpe a esa maldita cucaracha.

Lastimosamente, mi puño no llegó tan lejos debido a que él logro agarrar mi mano en pleno proceso, vaya, ya sabemos de donde aprendió mi querido novio a pelear.

-Suéltame maldito bastardo - gruñí

-Mira niña - dijo mientras se acercaba a mi hasta que ya no quedaba casi nada de espacio entre nosotros- para empezar, ni se te ocurra volver a intentar golpearme, porque voy a responder, no lo dudes por ningún momento, voy a responder-inhaló y exhalo elevando la mirada hacia el techo con cansancio – segundo –su mirada volvió hacia mí - te quiero lejos de mi hijo, él es una persona de una clase social a la que tú y tu mugriento padre nunca pertenecerán, ¿comprendes?

-¿Y si no qué?- pregunté elevando una ceja- ¿vas a mandarme a matar?

Soltó una sea risa- A ti no, niña, a tu padre, y yo supongo que lo prefieres mil veces a él, ¿no? Es decir, es tu familia, así que, aléjate y deja de entrometerte en mi familia.

Deberías callarteWhere stories live. Discover now