▪Capítulo once▪

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Todo el mundo actuaba con tanta naturalidad ante esa escena, felicitándoles, mientras ellos se dirigían a una habitación.

Me encontraba tan congelado, tan muerto por dentro. - ¿Pero qué...?

- Es obvio que nunca te quiso, Jimin. - Dijo Jennie.

- P-pe...

- ¿Por qué mataría a tu familia si no? Él es solo un asesino... - Siguió ChaeRin.

- Basta...

- Él es una basura, debes superarlo. - NamJoon me miraba intensamente.

- Quédate conmigo. - Me giré asustado para observar a SeHun.

- Estoy muerto por su culpa... - Visualicé a JungKook. Se veía tan real...

- ¡Jimin, ayuda! - Todo se apagó y solo Tae apareció allí, rubio, con olor Omega a vainilla y arrastrándose por el suelo. - ¡Ayúdame, soy prisionero, me duele, me duele mucho! ¡Yo no nací así! ¡Me cambiaron Jimin, me han insertado un útero y me han hecho la vasectomía! ¡Ayúdame por favor! ¡El destino de la Tierra se ha hecho pedazos!

- ¿C-cómo puedo ayudarte?

- ¡Ella causó todo! - Señaló sin fuerza a una mujer, medio oculta en la oscuridad. Solo se veía un trozo de su pelo gris, su mano, con unas largas uñas y... Un anillo Omega.

Un flashback me llegó.

[...]

Felicidades señora Park, es un niño sano y precioso. - Recitó la enfermera, y se giró hacia la mujer tras envolver al bebé en una manta. - ¿Señora Park? - Preguntó sin respuesta, y se acercó a la mujer allí tendida. - Señora Park, ¿se encuentra bien? ¿Está mareada? ¿Quiere que llame al médico? - Cuando no hubo respuesta, la mujer empezó a alterarse. - ¡Señora Park! - El bebé empezó a llorar de nuevo. - ¡Que venga un médico! ¡Por favor! - La sala se llenó de médicos y pitidos angustiosos. La enfermera bajó la mirada hacia el bebé. - Oh, cariño, has empezado mal en este mundo... terriblemente mal. - La mujer acarició la mejilla del recién nacido, evitando tocarle con su anillo de plata, el cual tenía la marca Omega, y salió de aquella habitación, escuchando el pitido que daba fin a la vida de la madre del bebé.

[...]

¿Cómo puedo recordar eso?

Mi madre murió ese día, y esta mujer... ¿Era la enfermera? ¿Qué está sucediendo?

- Ella cambió tu condición antes de que nacieras. Le inyectó algo a tu madre. Tú ibas a ser un Alfa con mucha melanina, sin embargo, te convertiste en esto, y como consecuencia tu madre murió.

- Tae... ¿Estás diciendo que ella nos hizo esto a ambos? ¿Estás diciendo que mató a mi madre?

- Sí... Debes pararla antes de que... ¡AH! - El cuerpo de Tae se elevó y se deshizo en cortaduras que dejaban escapar las vísceras y la sangre. Justo antes de que cayese al suelo, su cabello volvió a ser de aquel pelirrojo.

- No... Tae, vuelve, esto es importante... - Frente a mis ojos aparecieron todos los muertos, de pie, mirándome.

Mi madre, con la bata de hospital y las piernas llenas de sangre y los restos de un cordón umbilical, ChanYeol con una bala en la cabeza, JiHoon, mi padre y JungKook acuchillados junto a Tae, Tao también estaba allí plantado, escurriendo sangre y un trozo de vena de sus muñecas, y Kai con una mano en el pecho.

¿Llevaba todos estos fantasmas a mis espaldas?

- Jimin... Yo quería llamarte ChimChim... - Miré a mi madre, escuchando su dulce y triste voz por primera vez. - Ven aquí mi niño... - Extendió los brazos, y me vi tentado a ir, pero JungKook salió también.

- Sí, ven, es hora de que te unas a donde perteneces, llevas demasiado tiempo deambulando por ahí.

Negué con lágrimas en los ojos, y uno a uno empezaron a desaparecer. - ChimChim... Hijo, por favor...

- N-No puedo mamá...

- Por favor, no me dejes desvanecerme así... - Me extendió la mano, y no pude evitar tomarla, pero justo en ese momento, ella se convirtió en arena y voló.

Abrí los ojos gritando, con lágrimas corriendo libres por mis mejillas.

Miré a mi alrededor. No habíamos bajado del coche, todo esto había sido un sueño. - ¿Jimin? ¿Estás bien? - Preguntó Jin sin mirarme para prestarle atención a la carretera.

No pude contestar. - Estás pálido... - Habló YoonGi.

- ¿Qué te pasó en la mano? - Miré mi brazo. Mis venas se marcaban muchísimo, mi piel se encontraba muy pálida con ligeros tonos morados por allí y por allá, como si perteneciese al brazo de un muerto. Lo cubrí al instante bajo mi chaqueta.

- Nada.

Ódiame ▪YM▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora