Capitulo uno

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– Estamos agotados, Jimin.

Se quejó Yoongi, deteniéndose en medio de la calle, quedándose atrás de su grupo de amigos quienes se detuvieron al notar su ausencia. La animada expresión del gorrito de canguro azul que llevaba contrarrestaba perfectamente con su expresión, estaba cabreado y nadie podía dudarlo.

– Llevamos toda la tarde caminando y – dijo con timidez Namjoon, el más alto del grupo, mientras alzaba una pequeña calabaza de plástico que se encontraba vacía – y ni siquiera se han dignado a abrirnos la puerta – Frustrado, se balanceó en su lugar, ocasionando que se moviera la colita de gato de su traje. 

Porque, claro, no solo era Yoongi quien estaba haciendo el ridículo con ese traje, sino que todas las personas presentes llevaban disfraces vergonzosos a petición de Kim SeokJin, el mayor del grupo que se le había ocurrido tal propuesta y casi la impuso sobre el grupo que a regañadientes aceptó.

Porque absolutamente nadie quería ver a un Jin molesto.

Pero a estas alturas ni siquiera el alegre Jin estaba emocionado, en realidad nadie lo estaba, y, aun cuando llevaban por lo menos 5 horas caminando sin lograr conseguir nada, Jimin seguía dando saltitos al caminar y tocaba los timbres de las casas esperando pacientemente a que los residentes abrieran sus puertas cuando lo único que hacían era apagar las luces que estuvieran encendidas para pretender que estaban dormidos.

– ¡Vamos, amigos! – Dijo el recién nombrado, quien era el único que llevaba un traje diferente al de los demás ya que nadie le avisó que esa noche todos, como decía el dulce Taehyung, serían "goals". Se encontraba usando un elegante traje de vampiro que por meses ahorró para comprar y que se le veía perfecto – ¡Aun quedan casas con luces encendidas!

– Y seguro las apagaran apenas nos vean – Yoongi replicó, con los brazos cruzados en su pecho y su pequeña nariz arrugada – Por cierto, ¿qué los estará ahuyentando?

– Tu cara de malhumorado.

Al escuchar la respuesta Yoongi se giró a mirar a Taehyung con una mirada tan fría que le dio escalofríos a todos. El grupo de chicos bajó su mirada y retrocedió dejando solo a Taehyung frente a Yoongi a quien ignoró como pudo mientras se lamentaba silenciosamente por haber abierto la boca. Jimin al ver la expresión aterrada de Taehyung no pudo evitar contener que una corta pero alocada risa saliera.

– ¿Vamos a seguir? – Y, a pesar del entusiasmo del pequeño rubio, todos se volvieron a él con una expresión fría – Por favor.

Y Jimin hizo un puchero que a todos pareció conmover menos a Taehyung, que era el único que siempre pudo resistir su hechizo de ternura. Con una postura firme se acercó a su amigo que cada vez se encogía más con tristeza.

– Jimin, nosotros faltamos clases por "enfermarnos" cuando en realidad estuvimos todo el día maquillándonos y buscando un disfraz – dijo mientras posaba una mano en el hombro – Estamos cansados. Por favor, entiéndelo.

– ¡Estuvimos esperando durante todo el año esta fecha! - El rubio exclamó apretando sus pequeños puños - Ademas, mi madre dijo que, si falté a clases, que por lo menos haya valido la pena.

– Jimin hyung – Llamó débilmente el menor de todos, Jungkook, mientras se acercaba al rubio hasta que Taehyung lo detuvo con una intimidante sonrisa.

– Pero podrías seguir solo – Dijo el último mientras los demás comenzaban a caminar en dirección contraria, hacia sus propias casas.

Jimin bajó la mirada y llevó su mano a sus labios, pensando en la propuesta que le hizo su amigo. Los pasos se alejaban cada vez más y solo quedaban Taehyung y Jimin. El de sonrisa cuadrada esperaba a Jimin paciente y sonriente. La respuesta llegó segundos después, casi inconscientemente escapó de los labios de Jimin con timidez para inmediatamente después repetirla con decisión.

- Lo haré.

- ¡Bien! Entonces ten mucha suerte - Lo estrujó entre sus brazos por un corto instante antes de separarse y correr hacia sus amigos mientras se despedía con la mano - Mándame un mensaje apenas llegues a tu casa.

- Está bien - El más bajo sonrió en su dirección y se despidió de todos con su mano hasta que desaparecieron bajo una gruesa cortina de niebla. Apenas esto ocurrió se volteó para mirar el camino que faltaba recorrer. Las luces de las casas una por una se apagaban, el frío viento alzaba la capa de su disfraz cada vez más y no parecía haber nadie en las calles, ni siquiera un animal callejero - ...S-si es que llego sano y a salvo a casa...

Retomó su caminata, mirando hacia todos lados esperando encontrar alguna casa con las luces encendidas ya que definitivamente no perturbaría el descanso de otras personas y sobretodo a tales horas. Siguió el único camino totalmente oscuro a excepción de los faroles que irradiaban una tenue luz naranja que lo llevó a más casas que parecían estar abandonadas. Cada vez menos esperanzado, pasó junto a ellas hasta que, sin haberlo esperado, fue iluminado por una fuerte luz amarilla. Cuando se giró encontró un pasadizo que llevaba a una gran casa llena de decoraciones de la festividad y todas las luces encendidas en las cuales lograba divisar una gran familia.

Sintiéndose en su día de suerte, como haber encontrado agua en medio de un desierto, corrió en dirección a la casa, entrando al pasadizo. Estaba a una sola calle para llegar a la casa cuando el cuello de camisa fue agarrado para posteriormente ser empujado contra una fría y asquerosa pared.

- ¡Agh! ¡Déjeme!

Chilló intentando empujar a quien sea que estuviera frente a él que no se movió ni un centímetro. Jimin estaba enfadado y confundido. Ya se había metido en problemas anteriormente y sabía qué hacer pero quien sea que estaba frente a él parecía tener acero bajo su piel porque, por más que lo empujara, no se movía un centímetro.

Jimin no lograba ver la presencia frente a él, tan solo había un rayo de luz diagonal que solo mostraba la boca del desconocido mientras que a él lo iluminaba por completo. Resignado a solo ver sus labios, los observó mientras forcejeaba aun sin lograr nada. De repente la vio abrirse y de esta aparecieron dos grandes y afilados colmillos. No alcanzó a reaccionar producto de la sorpresa cuando estos llegaron al arco de su cuello.

Un fuerte "RAW" acompañado de un grito fue lo único que logró escucharse en ese instante.

R.A.WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora