Capitulo siete

12 2 0
                                    

¿Por qué decidió seguir en su búsqueda de esa noche? ¿Por qué pasó por ese pasadizo? ¿Por qué se encontró con Hoseok? ¿Por qué él creyó en su disfraz? ¿Por qué Hoseok se siente atraído por él? ¿Por qué le pidió específicamente una cita?

Y, sobre todo, ¿por qué fue hasta su casa por su propia voluntad? ¿Por qué no simplemente hizo su rutina programada para ese día de volver a casa con sus amigos y salir con su novia? ¿Por qué le mintió a su madre? ¿Por qué estaba actuando tan extraño?

- ¿Y por qué no me arrepiento? - Se preguntó a si mismo mientras se miraba en el espejo del baño de su dormitorio.

Después de la fallida cita que había tenido con Hoseok corrió hasta su casa y se refugió en su dormitorio, quitándose toda la ropa para después quedarse mirando al espejo. Su respiración aún era agitada y la piel de su rostro se mantenía enrojecida. Con cuidado tomó un pequeño paquete de toallas húmedas y empezó a pasárselas por el rostro, quitándose todo el maquillaje que se había puesto.

Había algo que definitivamente odiaba y eso era tratar mal a los demás, quizá por eso se sentía tan arrepentido por el trato que tuvo con el vampiro. Su trato hacia el otro era tan diferente y eso molestaba demasiado al rubio.

"Definitivamente detesto cuando me sonríe de esa manera" pensó mientras apretaba el pañuelo entre su mano y lo tiraba al basurero junto a él "Si me tratara con indiferencia sería mucho mejor".

Aceptaba que Hoseok le hacía sentir nervioso, que hacía su corazón latir con fuerza y ponía todos sus sentidos en alerta, causando que todas sus acciones se basaran en la impulsividad. Aunque no lo deseara, se volvía alguien agresivo.

Reflexionó sobre esto durante unos minutos antes de caer dormido sobre su cómoda cama. Ni siquiera había revisado todos los mensajes que había recibido, no le interesaba en ese instante. Solo quería estar solo y olvidar todo. 


Despertó al siguiente día por la molesta alarma que había programado y, maldiciendo por lo bajo, tanteó con su índice sobre el velador hasta encontrar el celular y deslizar su dedo sobre la pantalla, apagando la alarma.

- Al menos es viernes - Y, con esto en mente, inició su rutina de aseo y, más tarde, de vestirse. Ni la serenidad de las mañanas ni el canto de los pájaros lo ayudaban a relajarse, mucho más preocupado por el nuevo problema en el que se había metido que tenía cuerpo humano y usaba un bonito vestido siempre que salían juntos. Los múltiples recuerdos de la expresión de enfado de su novia le causaban temor y un fuerte deseo de quedarse en su cama por siempre - Mierda. Va a matarme.

Aun en ese estado se convenció a si mismo de ir y, alrededor de media hora después, ya estaba sentado en el autobús dirigiéndose a la universidad. De sus audífonos blancos sonaba una melodía relajante de R&B que inevitablemente cambiaba el aspecto del paisaje urbano.

Quería relajarse, lo intentaba, pero no podía cuando, apenas cerraba sus ojos, aparecía la imagen de cinco lápidas que no hacía más que aumentar su duda y con ello su ansiedad.

¿Por qué hay lápidas en su jardín? ¿Por qué todas están decoradas? ¿Por qué tienen las fotos de los difuntos? ¿Por qué evadió su pregunta? Hoseok era un total enigma para él, alguien que llegó a su vida siendo una amenaza y que no había hecho más que buscarlo y confundirlo. Si bien quería quitárselo de encima, también quería que le respondiera muchas preguntas, sobre todo la de las lápidas.

Porque tenía sus sospechas y deseaba hacer justicia para esas posibles víctimas. Para hacer una buena acción y para poder quedarse tranquilo.

Solo quería un poco de tranquilidad en su vida que, desde cierta aparición, dejó de tenerla.

R.A.WDonde viven las historias. Descúbrelo ahora